Finalizada la primera fase de la ampliación de capital impulsada por Víctor Gálvez, el murcianismo mira para otro lado. A lo largo del mes en el que las más de seis mil accionistas de la entidad tenían prioridad para comprar títulos en el mismo número de los que ya poseen, la cuenta abierta por el consejo de administración apenas había ingresado el pasado viernes 2.700 euros, según han trasladado desde el consejo de administración a gente de su confianza.

Aunque la hora de la verdad llegará en los próximos quince días, cuando los accionistas pueden invertir sin un límite, lo cierto es que el proceso con el que se pretenden recaudar 18 millones de euros no ha podido empezar con más frialdad. Todo lo que rodea al Real Murcia en los últimos meses tampoco ayuda. Al lío institucional por la propiedad del club se une el descrédito de un Víctor Gálvez que ni paga las nóminas de empleados y jugadores ni es capaz de explicar dónde ha ido a parar el millón de euros conseguido en verano entre la campaña de abonos y otras vías como publicidad, cuotas de cantera, venta de palcos VIP...

La ampliación de capital, iniciada el 25 de septiembre, también está en el aire por los movimientos judiciales llevados a cabo por Mauricio García de la Vega. El mexicano, propietario del club, pero sin derecho a voto al no ser inscrito en el libro de socios por el actual consejo de administración, no está conforme con esta operación financiera, aprobada por Víctor Gálvez en una junta de accionistas a la que no se dejó acceder al norteamericano. Por ello, De la Vega ha acudido al juzgado de lo Mercantil para solicitar medidas cautelares. En unos días el juez podría aceptar la petición del azteca o fijar una audiencia para escuchar a las partes. El pasado mes de septiembre, nada más ser aprobada la venta de acciones, el dueño del club, según el TAS y el CSD, ya avisó que todo el que invirtiera su dinero tenía el riesgo de perderlo.

Entre todo el lío, los más de seis accionistas granas han desconfiado de un proceso que desde el propio club ni han promovido ni publicitado. El resultado de la primera fase no puede ser más desalentador.

Aunque las acciones apenas cuestan 12 céntimos, en la cuenta corriente abierta por el consejo para la ampliación contaba el pasado viernes con unos 2.700 euros. A partir de hoy se abrirá la segunda fase. De nuevo los protagonistas serán los accionistas, que en estos quince días podrán adquirir títulos sin un límite. Víctor Gálvez ya ha afirmado que tiene varias empresas dispuestas a invertir, sin embargo estas solo podrán hacerlo en este período en nombre de un accionista del club, ya que de otra manera sería imposible que entraran a formar parte del capital social. Otro de los que ya ha anunciado que participará en el aumento de capital social es Francisco Tornel. El notario, como ya hiciese en 2015 y en 2016, vuelve a acaparar los titulares, aunque pocos confían ya en su palabra, y es que está marcado por dos fracasos anteriores. En 2015 fue incapaz de poner sobre la mesa todo el dinero que decía haber reunido de empresas y con el que quería apartar a Jesús Samper, y en 2016 volvió a estrellarse con Arca Grana, una plataforma que lanzó por todo lo alto diciendo que iba a conseguir ocho millones de euros para la entidad, una aportación que finalmente fue igual a cero. Además, en la ampliación de capital de 2016 solo pudo participar de manera individual, sin involucrar a todo el tejido empresarial que siempre dice que tiene controlado.

Todavía quedará una tercera fase, la más cuestionada de todas. Pese a que la ampliación está formulada para recaudar dinero y alcanzar dieciocho millones de euros, el consejo de administración, que diseñó un traje a medida, decidió capar la entrada a grandes capitales. Por ello, en esos últimos quince días, en los que cualquier persona externa puede participar, se ha puesto un límite de 12.500 euros.