A pesar de que era el líder el que visitaba el Cartagonova, pocos se podían esperar que el Cartagena perdiera en casa por 0-2. El motivo es que el conjunto dirigido por Gustavo Munúa había mostrado en las cuatro últimas jornadas una asombrosa mejoría y los resultados -tres triunfos consecutivos- auguraban que este equipo empezaba a recobrar la confianza y mostraba de lo que es capaz de hacer en esta temporada bajo la batuta del preparador uruguayo.

El entrenador quiso huir en la previa del encuentro de las euforias y seguía ofreciendo el mismo mensaje con la búsqueda de la regularidad y el equilibrio de la que es consciente que no se ha alcanzado.

Está más claro para los que no estamos dentro del club -Munúa parece que es el más consciente de los desarreglos de este equipo-, que el FC Cartagena va a tardar más tiempo del que todos deseábamos para ofrecer una versión -si es que la tiene-, mejorada y aumentada de las jornadas precedentes.

Ante el Melilla dio una sensación muy diferente a partidos anteriores. El Cartagena navega en un mar tempestuoso, en el que no es capaz aún de defenderse como un marino avezado ante las tormentas que le llegan. El UCAM Murcia, sin ser superior, o mejor dicho siendo peor que los albinegros, se llevó el gato al agua por errores de bulto en la defensa cartagenerista; el Granada B sacó rédito a la falta de cohesión de esta plantilla en la primera jornada y el Melilla se aprovechó de su buen estado actual, del gran trabajo de Menudo y de los desajustes defensivos -que siguen acumulándose- en la zaga albinegra.

El exjugador del Cartagena hizo los dos tantos de su equipo y la lió en un partido del que todos valorábamos como piedra de toque para medir el potencial de este bloque albinegro. El mismo entrenador recordó a la conclusión del choque que contra los tres aspirantes para estar arriba -Granada B, UCAM Murcia y Melilla- sus chicos han pinchado en casa.

Además de los tres puntos que volaron de forma justa del Cartagonova, el entrenador se queda para el siguiente encuentro sin Elady, expulsado en el minuto 80 tras una patada que no venía a cuento, y sin Antonio López, también expulsado con doble amarilla. Para añadir un poco más de leña al asunto, Mario, el portero albinegro, se retiró lesionado -parece que con algún diente menos-, después de hacer falta a Óscar García en lo que fue el segundo gol, de penalti, de los melillenses.

Todo se torció en la segunda parte porque el Melilla apretó bien al Cartagena arriba para robar el balón en la línea de medios y atacar con sus hombres rápidos. El encuentro se rompió ahí, y el Cartagena no tenía el pegamento para unir las piezas y empezar de nuevo.

Antes, en la primera parte, el bloque albinegro y el azulino se respetaron demasiado. El fútbol brilló por no llegar al Cartagonova a tiempo, por lo que las únicas acciones que rondaban la portería de Barrio y Mario se producían a balón parado. Un cabezazo de Rubén Cruz flojo y un disparo de Santi Jara desde fuera del área era lo más importante de un Cartagena deslucido. Fallaba la conexión en medio campo. Los jugadores de segunda línea no aparecían y Rubén Cruz pasaba inadvertido. Moyita, Jara y Fito Miranda no conectaban, el juego estaba demasiado trabado y Cordero y Vitolo andaban muy lejos de la portería rival.

El Melilla no le perdía la cara al encuentro, aunque tampoco daba sensación de peligro.

En la segunda parte el Melilla aprovechó su momento. En el minuto 52 Fito Miranda da un mal pase en medio campo, interceptado por un jugador visitante, que cede rápidamente a Menudo, rápido por el carril del once. Encaró a Mario y lo batió por bajo.

El gol, tal y como estaba el partido, decía mucho de lo que podía hacer el Cartagena. El encuentro era gris y el marcador presagiaba malas noticias.

Tras el tanto Munúa dio entrada a Elady y Aketxe. Los cambios estaban preparados, pero el gol le sorprendió antes de efectuarlos.

Diez minutos más tarde llegó la sentencia con un claro error en la marca. El central del Melilla bota en largo para Óscar García. Un pase entre los dos centrales al que no llega ninguno y Mario mide mal, sale tarde y arroya al atacante. Así que penalti y encima un duro golpe para el portero en la cara, que tiene que ser sustituido por Joao Costa.

Menudo convertía la pena máxima y el Cartagena fue entonces una sombra de equipo. El Melilla controló bien, no dejó jugar, el partido se enmarañó y el que sale perdiendo normalmente suele ser el equipo que va a remolque.

Elady tuvo la posibilidad de recortar distancia en el 69. Recogió un balón dentro del área y quiso colocar, pero ajustó tanto que se marchó fuera por poco.

Sin el primero es imposible que llegue el segundo, por lo que los ánimos fueron decayendo y en la impotencia Elady dio una patada por detrás a un defensa y fue expulsado. Todo estaba finiquitado en un partido en el que el Melilla dio sensación de equipo con personalidad, que sacó provecho a los destellos que llegaron de las botas de Menudo y después controló a la perfección para llevarse los tres puntos.

El Cartagena acumula una triste racha de derrotas en casa: tres partidos perdidos de cuatro disputados es para hacérselo mirar.