El baloncesto hace mucho tiempo que tiene su 'VAR', pero hasta el momento no se aplicaba en muchas situaciones. Esta temporada se ha abierto más la mano. Los entrenadores pueden solicitar una revisión en cada encuentro y los colegiados tienen más libertad. Ya no hace falta que se produzca la jugada en situaciones límite para poder recurrir al vídeo de la mesa de anotadores. Ayer se vivieron hasta cuatro momentos de este tipo y en tres salió beneficiado el equipo local. Por tanto, la nueva norma ya ha sonreído a los jugadores de Javi Juárez. Una de las ocasiones fue en una canasta de Álex Urtasun el segundo cuarto. Sobre la pista parecía que no era reglamentaria, que había cometido pasos, pero sí lo fue tras mirar los árbitros la pantalla. Después se dio otra situación beneficiosa en la última jugada del tercer cuarto, cuando los colegiados decretaron que una canasta del burgalés Jaramaz se produjo fuera de tiempo. Fueron dos detalles, pero suficientes para justificar que este curso se haya abierto la mano.

El choque, que comenzó con un minuto de silencio por los fallecidos en las riadas de Mallorca y por Patrick Baumann, secretario general de la FIBA, contó en las gradas con un buen número de seguidores del equipo visitante, entre ellos el que ya es conocido como el 'sufridor de Burgos'. Se trata de Rubén, quien estuvo acompañado por su hijo y su mujer. Este seguidor, que se recorre toda España animando a su equipo, no ha dudado también en ir a animar al UCAM Murcia junto a los Sufridores en algunos encuentros por el norte, como en Vitoria y San Sebastián. De hecho, vio el choque junto a la peña detrás del banquillo de Diego Epifanio, un entrenador joven que el pasado verano participó en San Javier el Curso Internacional de Baloncesto. Por cierto, que el conductor del autobús del equipo burgalés vio todo el encuentro sentado junto a la zona de prensa que ocupa habitualmente este periódico, y al hombre le llamó la atención que no hubiera más público en las gradas. Quizás está acostumbrado a ver el Coliseum de su ciudad con 9.000 personas en todos los encuentros. Aquí, de momento, nos tenemos que conformar con menos pese a tener más tradición.