Los inicios de temporada son siempre complicados. Nadie se libra de las vacilaciones. Ni siquiera los más grandes. Y encima, cuando asaltan las dudas de identidad, aparece la ansiedad y se acumulan las derrotas, ya estamos acostumbrados en Murcia a ver equipos hundirse en el fango irremediablemente. Por ello, después de vivir una segunda parte de crisis brutal ante el Charleroi que tuvo continuidad ante el Valencia Basket, al UCAM le hacía falta esta semana ganar y convencerse de que el manual defensivo con grandes dosis de agresividad es el único camino. El miércoles, ante el Le Mans, dio el primer paso el equipo Javi Juárez. Ayer, con los mismos altibajos ofrecidos en la Champions League, sacó adelante su primera victoria en la Liga ACB ante el San Pablo Burgos (72-62). Pero había más incógnitas por resolver. Por ejemplo, uno que atañe a la personalidad, que de momento es frágil. Ganar con presión supone un plus en contra y el equipo lo solventó.

A nivel individual, Brad Oleson dio un paso adelante; también Emanuel Cate; Delía, con una inexplicable inseguridad en el tiro libre (1 de 7), se sumó a la agresividad que siempre se le demanda; Milton Doyle, pese a estar negado en el tiro exterior, aportó 4 asistencias; y el resto, salvo Djman Rudez y Askia Booker, asumieron el rol que se les demanda. Además, frente a un rival con mucho centímetros, la batalla bajo los tableros fue la que decantó la victoria final gracias a esas 21 capturas en ataque que ofrecieron segundas e incluso tercera oportunidades. Pero el UCAM Murcia sufrió mucho cuando el rival cambió la defensa en zona en varias fases del choque. En la primera, en el segundo cuarto, no encontró respuestas. Después de un 28-21 (min. 14) se encontró con un parcial de 2-11 que le dio al Burgos la única ventaja en el marcador (30-32, min. 18). Salió del atolladero con un momento de inspiración de Booker, quien anotó un triple, al que dieron continuidad Kloof y Doyle para firmar un 9-2 con el que enfiló el camino de vestuarios (39-34). Antes, en el arranque, donde Javi Juárez optó por un quinteto formado íntegramente por jugadores que ya estaban el curso pasado buscando seguridad y disminuir las pérdidas de balón, cobró la primera renta (18-13, min. 9).

Tras el descanso, el equipo local mostró dos caras bien distintas en solo diez minutos. Dio continuidad al parcial con el que llegó al descanso para alcanzar un parcial de 16-4 que estableció la renta en los 10 puntos (46-36, min. 24) en un momento donde Oleson sacó el manual del buen veterano. Pero otra vez volvió Diego Epifanio, entrenador visitante, a ordenar una defensa en zona que desquició a los murcianistas, donde Doyle y Rojas acumulaban errores en el tiro exterior. Llegó incluso a igualar el cuadro burgalés el choque (49-49) ante un rival que encadenaba errores ofensivos.

El holandés Kloof, que ha ganado protagonismo ante las dudas que sigue ofreciendo Booker, abrió el último cuarto con un triple (53-49). Pero el tiro exterior y los fallos en los tiros libres evitaban el despegue hasta que Oleson y Doyle decidieron romper la zona con penetraciones (57-51), diviendo esa defensa que se cerraba sobre los jugadores interiores. Pero a 3:34 del final, el Burgos, sabiendo las dificultades de su oponente para romper la zona, realizó un último intento a la desesperada, aunque en esta ocasión se encontró con un triple de Sadiel Rojas (64-54) desde su esquina preferida que rompía la psicosis.

Desde la defensa fue como volvió a generar una renta cómoda a 1:17 del final el UCAM (67-58). Aún dio un coletazo final el Burgos, pero el triunfo ya estaba en la mano y no se podía escapar. Frazier respondió con un triple (67-61) antes de entrar en el último minuto, donde Soko, desde la línea de tiros libres, selló la primera victoria de la campaña en la ACB y la crisis de identidad.