El silencio se ha hecho en Nueva Condomina. Víctor Gálvez no se sienta en la sala de prensa del estadio grana desde el pasado 8 de agosto. Tampoco lo hará esta semana. Pese a los nubarrones que han llegado para quedarse en el club murcianista, donde jugadores y empleados están en pie de guerra por los incumplimientos en el pago de las nóminas, el presidente grana no dará cara. Los aficionados, que esperaban que ayer se realizasen algunos pagos para tranquilizar los ánimos, tuvieron que conformarse con una carta en la que no se responde a las preguntas claves. En las 922 palabras que componen el documento, Gálvez no especifica ni cuándo pagará las nóminas que exigen trabajadores y futbolistas ni dónde han ido a parar los casi 800.000 euros ingresados en la campaña de abonos así como otras partidas -conciertos, cuotas de las bases, palcos VIP, publicidad...-.

El oriolano, además de enumerar los pagos que se han realizado desde que llegó y que han sido cantados una y otra vez por Toni Hernández en sus ruedas de prensa, se lamenta por el poco respaldo que está teniendo. «Considero que los riesgos personales y profesionales que estoy asumiendo y los pagos que se están realizando no se están teniendo en cuenta a la hora de valorar el impago de la nómina que se debe a los jugadores, echando por tierra toda la gestión que se lleva haciendo desde abril hasta el día de hoy», cierra Gálvez una carta que al principio apareció sin firmar y que tras las críticas de algunos seguidores a través de redes sociales fue corregida y rubricada por el presidente.

Sin dar ninguna explicación de cuánto dinero se ha recaudado este verano ni de dónde han ido esas cantidades para en octubre ya no tener para pagar las mensualidades de agosto y septiembre, Víctor Gálvez solo aprovecha su carta para enumerar algunos de los pagos que ha realizado, dejando entrever que han salido de su bolsillo personal y no de club o del dinero prestado por Francisco Tornel o algunos patrocinadores. «Me vi en la obligación de pagar siete nóminas al equipo del año pasado para que el Real Murcia pudiera continuar jugando esta temporada y no se suspendieran los derechos federativos», explica, no haciendo referencia a las mensualidades que algunos futbolistas aplazaron a septiembre a cambio de recibir unos pagarés que llegada la fecha no tienen fondos. También insiste el alicantino en los continuos embargos que recibe el club: «Nos embargan las taquillas casi a diario», decía, añadiendo además las grandes deudas que se ha encontrado de gestores anteriores («tenemos deudas desorbitadas como consecuencia de muchos años de impago»), un aspecto que ya conocía y que incluso, nada más aterrizar, indicó que no sería un problema, destacando su gran músculo financiero. «Si hay que pagar diez millones de euros a Hacienda, se pagan», decía en sus primeras intervenciones.

«Estamos trabajando sin descanso para poder salvar el club, intentando negociar la deuda y pagando parte de ella. He hablado con inversores para poder llevar a buen fin la ampliación de capital, que es la única salvación del club», continuaba una carta que nada más publicarse recibió múltiples críticas por parte de algunos aficionados que consideran que lo que tiene que hacer Gálvez es pagar ya a jugadores y empleados.

«Yo no me he llevado ni un euro de este club, al contrario, lo único que he hecho es gestionar pagos, poner dinero de mi bolsillo y trabajar diariamente para sacar esto adelante», escribía Víctor Gálvez, quien tampoco hacía referencia a la empresa gestionada por Toni Hernández y ajena al Real Murcia a la que han ido a parar la mayoría de ingresos por publicidad y palcos VIP.

En la carta tampoco se explica por qué, si el club está endeudado y los ingresos no dan para hacer frente a todos las deudas, el consejo de administración apostó por confeccionar una plantilla con un coste que rondaría los tres millones de euros, pagando incluso traspasos como ocurrió con el fichaje de Dani Aquino o comisiones a representantes, como se reconoce en la carta.