Como si de la vuelta al 'cole' se tratara, ser aficionado del UCAM CB Murcia implica sufrir un nuevo proceso de readaptación cada curso. Tras cada verano, llega una temporada que, de primeras, siempre se afronta con las mejores intenciones: llevar todos los deberes al día, ser un alumno modelo desde el principio y acabar con las mejores notas la temporada.

Pero en el caso del UCAM CB Murcia, el alumno al que le cuesta arrancar con comodidad y alegrías en sus primeras pruebas, la marea roja de aficionados que inunda las gradas del Palacio se vuelven a ver abocados a tener paciencia con su equipo. Esa está siendo la tónica habitual del club universitario, al que, un año más, le toca volver a empezar.

La adaptación de más de media plantilla, junto con un nuevo modelo de juego que llega de la mano de Javier Juárez, vuelven a clamar paciencia por parte del club murciano. Así lo debió pensar el propio Juárez, ya que, cuando el UCAM se arrancó de forma brava en ataque en el último cuarto, invitando a pensar en una remontada heroica ante Valencia Basket, optó por formar con un quinteto de jugadores que ya se conocen desde el pasado año.

Por ello sería que, además de necesitar de los puntos de habituales como Ovie Soko o Sadiel Rojas, el técnico intentó arengar a uno de los nuevos, el base Askia Booker, con el que estuvo charlando durante diez minutos a pie de pista en el transcurso del descanso. El norteamericano no está mostrando en este inicio todas las credenciales que llevaron al UCAM a firmar al 'playmaker' de Los Ángeles. Aunque, todo sea dicho, tampoco se contaba con la lesión de Todorovic, con los escasos minutos que está disputando Rudez, o con la esperada aclimatación de hombres como Edu Durán y Cate.

Por tanto, y aunque el bloque del año pasado se vea obligado a dar las primeras alegrías en esta campaña, ser aficionado del UCAM implica el desconocimiento de no saber cómo puede acabar la campaña. Porque al igual que en el 'cole', las nuevas asignaturas son cada vez más difíciles de superar.