Vitolo cumplía el pasado mes de septiembre 35 años y tras muchas temporadas girando por España (Tenerife, Vigo, Santander) y por algunos países europeos dando patadas al balón (Grecia y Turquía), aterrizaba desde su isla natal, Tenerife, en Cartagena para adherirse a un proyecto de Segunda División B, una categoría prácticamente desconocida para él, ya que en su trayectoria constan participaciones en la Segunda y Primera españolas y en las primeras divisiones turca y griega. Además, no hay que olvidarse que el jugador participó en el Mundial sub-20 en 2003, en el que España quedó subcampeona, tras caer en la final ante Brasil, una selección que lideraba Andrés Iniesta, Riesgo, Juanfran, Gabi y Sergio García.

Pues bien, ante tal carrera futbolística, alguien podría pensar que Vitolo llegaba al Cartagena alentado por una oferta suculenta y con la intención de vivir su momento dorado de retiro del mundo del fútbol.

Sin embargo, este pivote defensivo menudo, pero con cuerpo esculpido en gimnasio, demostró desde el principio que lo suyo no era eso y que el Cartagena no es un club de paso. Sentó las bases de lo que pretendía en su presentación oficial como nuevo jugador albinegro, pero casi sin tiempo de entrenar, el preparador lo sometió al verdadero examen, la competición. Debutó en Don Benito en la segunda jornada liguera y tras el tropiezo en tierras extremeñas fue claro, como casi siempre lo es en su discurso. No se lamentó ni de que acababa de llegar, ni de la adaptación, el césped o las botas.

Trató de sacar las conclusiones más positivas posibles en un campo complicado y no buscar excusa alguna.

Desde ese partido, Vitolo ha disputado todos los encuentros completos de la temporada regular como titular. Es, junto a Jesús Álvaro, Mario Fernández, Santi Jara o Fito Miranda uno de los insustituibles en el esquema propuesto por Gustavo Munúa.

Parece haber adaptado como anillo al dedo la manera que tiene el entrenador de proponer su método futbolístico y se ha convertido en una extensión del preparador sobre el terreno de juego. Si alguien pensaba que iba a necesitar más tiempo para encontrar el fondo y la forma física, se ha equivocado. El jugador ha apretado los dientes para que una vez que cogió la titularidad nadie fuera capaz a sustituirlo.

Cinco partidos jugados al completo y con una capacidad de liderazgo fuera de toda duda.

Dicen desde el club que no lo vieron nunca como una apuesta arriesgada, porque conocían bien su carácter, su firme voluntad por el bien del equipo y su experiencia, que podría resultar positiva para este equipo.

Además, ha mostrado una vertiente añadida y es que sabe vender con mucho tino las bondades de su equipo.

Salió a comparecer ante los medios de comunicación unos días más tarde desde que el Cartagena perdiera en casa 1-2 ante el UCAM Murcia y acabara la jornada en el puesto decimoctavo de la tabla clasificatoria. Allí fue contundente: «No está siendo una semana ni un inicio de temporada fácil. Nadie está contento con la situación en la que nos encontramos. (...) La realidad es que estamos preparados para revertir la situación y estoy seguro de que es lo que vamos a hacer. Eso sí, necesitamos que la afición confíe y el que no pueda, que no pierda la paciencia , porque en el camino la va a volver a recuperar».

Aunque la temporada acaba de comenzar, sus palabras fueron premonitorias. Como ganador nato que es, Vitolo no entiende el fútbol sino es con trabajo, honradez y mucha solidaridad.

No ha llegado el futbolista canario para hacer la comparsa. Con su ambición, su voluntad y su profesionalidad ha demostrado que pretende dar mucha guerra y también muchas alegrías a su equipo.