ElPozo se impuso al Osasuna Magna por 0-3 en un encuentro que apuntaba a ser de las visitas más complicadas de la primera vuelta y que, para gusto de los aficionados murcianos, resultó ser un choque plácido para los intereses de los de la capital del Segura. El equipo de Diego Giustozzi, como ya pudo comprobarse en el choque frente al Santa Coloma, golpea con contundencia. No hace prisioneros. Es un conjunto mucho más compacto, donde las ayudas son obligación y donde se abren huecos en la defensa contraria aunque sea con más corazón que cabeza.

La táctica a veces queda a un lado para que sea el orgullo el que logre el triunfo y, ayer, hubo una ración equitativa de ambos aspectos. Porque ElPozo venció, convenciendo, a uno de los rivales más duros que uno puede encontrarse fuera de casa y lo hizo enseñando músculo, escondiendo fisuras hasta reducirlas a la mínima expresión e incluso paseándose con tranquilidad en los últimos minutos. Si lo de Osasuna era una prueba tanto para él mismo como para el resto, la ha superado con nota y dando un golpe sobre la mesa.

El primer tiempo, que acabaría con dos goles a favor de ElPozo, podría aparecer junto a la definición de presión en el diccionario. Ambos equipos, sobre todo los locales, iniciaban la defensa en el área contraria. La escuadra murciana lograba sacar el esférico no sin dificultad e hilvanaba jugadas que amenazaban a un Asier muy bien dispuesto bajo palos. Los navarros habían salido intentando dar el primer golpe, esperando que ElPozo estuviese adaptándose al parqué, pero no se mostraron efectivos cara a portería. Las fuerzas se igualaron aunque era la entidad de Tomás Fuertes la que más ponía el acento sobre la victoria. Las ocasiones, escasas, eran de color rojo. Había mucho respeto.

Tras un varios avisos, al filo del ecuador del primer tiempo, ElPozo aprovechó casi el primer ataque que tuvo en estático y se adelantó en el choque gracias a un tanto de Miguelín, quien lanzó un disparo seco junto a la base del poste ante el que nada pudo hacer el meta local. El gol hizo subir el ritmo del encuentro y el Osasuna apostó por intentarlo con más movilidad, pero sus fuerzas fallaron en los últimos metros y unas veces se toparon con el poste, otras con Fabio y otras con la falta de puntería. Y, en el último minuto, Álex hizo el segundo al aprovechar un fallo en la marca en un saque de esquina. El viento soplaba a favor de los intereses de ElPozo cuando los jugadores enfilaban el túnel de vestuarios. Solo quedaba mantener esa inercia.

El segundo acto arrancaría con el cuadro murciano como único equipo sobre el parqué del Anaitasuna. Y es que los de Giustozzi borraron de la pista a los de Imanol Arregui, quienes se vieron sobrepasados por el buen hacer del conjunto murciano, que presionaba en todas las líneas con acierto y lanzaba contras rápidas que rondaban el gol. Las escuadra murciana impuso el ritmo, más o menos rápido según le interesaba, y marcó el tempo del choque con una facilidad nada esperada.

Un segundo tiempo dominado

Cerca del ecuador del segundo periodo, en una de las muchas ocasiones que tuvieron los visitantes, llegó el tercer tanto obra de Pito tras una contra colectiva en la que, en tres pases, dejaron al pívot brasileño solo para marcar casi a placer.

Se había acabado el choque. El cuadro navarro no encontraba la fórmula para hacer daño y los jugadores locales se desesperaron al verse inoperativos en la búsqueda del gol. Arregui sacó a Araça de portero jugador, luego lo sustituyó por Álex Diz y a punto estuvo de salir él mismo para intentar abrir la lata aunque fuese con un seis para cuatro. No había forma. Giustozzi había recolocado sus piezas ante el nuevo escenario y éstas hicieron su trabajo a la perfección para sellar, ya con tranquilidad, un triunfo que tiene valor más allá de los tres puntos que suponen la victoria. Es un aviso para el resto: ElPozo ya está lanzado después de tres jornadas, que pase el siguiente.