Decía Luis Aragonés que esto del fútbol es para listos, y ayer en el Uva Monastrell de Jumilla, el más listo de todos fue Aketxe. Fue el que mejor supo aprovechar la tarde de regalos con la que el equipo del altiplano obsequió al Cartagena en su visita. Y es que, lo que se había convertido en un choque equilibrado con el 1-1 al descanso, pronto se decantó del lado albinegro en dos errores garrafales de la zaga jumillana que bien aprovechó el delantero bilbaíno.

Fue pillo al pedir un balón de saque de banda tres metros por detrás de la defensa, que levantó las protestas de una grada que no pasó una al árbitro ni a sus propios jugadores. Entre las quejas, Aketxe se fabricó una jugada en banda que finalizó dando un balón a Santi Jara que sólo tuvo que empujar a la red. Y fue aún más pillo para sentenciar el partido peleando una jugada por pura fe. La falta de entendimiento entre Simón y su zaga dejó un balón muerto que el ariete solo tuvo que meter en la red.

Partido completísimo del vasco que ya había abierto el marcador con un cabezazo excelso que dejó a la grada muda, excepto a los seguidores blanquinegros que acudieron al Uva Monastrell a ver la primera victoria del Cartagena en liga. Unos aficionados que volvieron a ver sombras en el equipo con el empate del Jumilla, tras un error garrafal de la zaga que aprovechó Donovan para poner el 1-1 antes del descanso. Pero a diferencia de la pasada semana, ante el UCAM, el Cartagena tuvo de su lado la fortuna.

Munúa respira tras una semana en la que muchos le veían fuera si caía en el Altiplano. Bola extra para el uruguayo, que salió con todo arriba para, si caía, que nadie pudiera discutirle las ganas de que este proyecto salga adelante.

En tierra vinícola, el simil es fácil, y a diferencia de otros años, en los que el Cartagena ha comenzado fuerte para acabar con el gancho, puede que, como el vino, el equipo mejore con los años. El próximo asalto es en el municipal, donde se suman dos derrotas y muchas decepciones, pero el camino puede haberse iniciado.

Por buenas sensaciones, hasta Mario Fernández salió reforzado -fue señalado en la derrota ante el UCAM- tras una parada descomunal en un mano a mano con Carlos Álvarez que desesperó a grada y delantero.