Para una persona cualquiera, cruzar el Mar Menor nadando es una auténtica odisea de 5 kilómetros de largo. Pero para un joven que nació prácticamente sin brazos y con una pierna considerablemente más corta que la otra, nadar desde La Manga hasta Santiago de La Ribera es una auténtica proeza. Kevin Mancojo, un chico de 25 años natural de San Javier, se ha convertido en una especie de ejemplo a seguir después de, con un esfuerzo titánico, completar el objetivo que se marcó. Su historia ha llamado poderosamente la atención en los últimos días, cuando su nombre se ha dado a conocer en la Región de Murcia, aunque desde hace tiempo es un personaje muy querido en la localidad de San Javier.

Su nombre completo es Kevin Santos Valero, pero él se hace llamar a sí mismo Kevin Mancojo a través de las redes sociales, donde ha recibido numerosos mensajes de apoyo y donde se ha convertido en un personaje muy popular, haciendo gala de un humor en el que incluso se ríe de su propia discapacidad.

Alrededor de un centenar de personas se reunieron en la playa de Santiago de La Ribera, concretamente en el Club de Piragüismo de la localidad, para esperar su llegada. Sus amigos, familiares y conocidos le animaron en el tramo final y le recibieron con gritos de ánimo y coreando su nombre. Incluso el alcalde de San Javier, José Miguel Luengo, acudió a la cita.

Kevin partió a las 9 de la mañana de la playa de La Veneziola, en La Manga, iniciando un camino de casi 5 horas. Estaba previsto que llegara sobre la una de la tarde, pero en el tramo final ralentizó el ritmo por el esfuerzo.

Kevin ha practicado la natación desde los 14 años, normalmente en piscina, y hace un tiempo que en su cabeza rondaba la idea de cruzar el Mar Menor. Se decidió a intentarlo cuando le dieron el premio de Joven del Año en San Javier.

Acompañado por varias barcas de Protección Civil, Kevin superó los momentos de debilidad y llegó, con cierto cansancio pero en plenas condiciones, a la playa de Santiago de La Ribera.

Sus personas más cercanas le solicitaban fotografías para conmemorar el momento. Él, por encima de todo, se queda con la experiencia y con la satisfacción de haberse superado a así mismo: «Nos lo hemos pasado genial. Ha sido increíble. Una experiencia muy divertida»», dijo.

Kevin reconoció que algún que otro tramo se hizo más duro, «pero, dentro de lo que cabe, se supera». «Simplemente era cuestión de tener un poco de paciencia y un poco de calma», añadió.

En su cabeza, ahora mismo «lo primero es descansar» y recuperarse del esfuerzo que hizo para cruzar el Mar Menor. «Lo primero es descansar y luego lo que surja», comenta Kevin Santos, una persona tan inquieta, que seguramente volverá a intentar superarse a sí mismo dentro de no mucho tiempo. Hasta el momento, ha conseguido que su discapacidad no fuese impedimento para cruzar la laguna salada de una punta a la otra.