El Cartagonova era una fiesta alrededor de las nueve de la noche, y un funeral un rato más tarde, cuando el UCAM Murcia le dio la vuelta al marcador en un partido que el Cartagena había dominado de cabo a rabo. Después de varias semanas dando signos de preocupación, el conjunto albinegro desplegó durante los primeros cuarenta y cinco minutos la mejor versión de lo que quiere Gustavo Munúa. A pesar del buen juego, todo se torció con dos errores defensivos con un alto componente de mala fortuna.

La derrota deja muy tocado a Gustavo Munúa, que no ha sido capaz de ganar en las cuatro primeras jornadas de liga, y ha visto como su equipo queda fuera de la Copa del Rey. En el Cartagonova, dos derrotas y un empate con eliminación en penaltis. Ese es el bagaje del inicio liguero. El club está en puestos de descenso a Tercera y la gente empieza a perder la paciencia ante un equipo que promete por su juego, pero que no termina de arrancar en cuanto a resultados se refiere.

Había una buena entrada en el Estadio Municipal Cartagonova, con una afición ansiosa de que su equipo diese un golpetazo encima de la mesa ante otro coloso de la categoría. En la primera parte, todo iba a pedir de boca. Mientras el Cartagena pasaba por encima de un UCAM mermado por las lesiones, la grada cantaba 'olé, olé' y los albinegros mareaban a sus rivales, que perseguían sombras, y movían el balón de un lado a otro haciendo las delicias de los aficionados.

Con los goles de Luis Fernández e Ismael, el Cartagonova veía incrédulo cómo el UCAM le daba la vuelta a la tortilla y se lleva los tres puntos del feudo albinegro. Era una mezcla de infortunio y falta de concentración, que deja al equipo en una situación crítica. La gente no se ceba con Munúa, en el que confían por su propuesta atrevida pero al que le achacan que no imprima la suficiente competitividad a sus jugadores. Los resultados mandan, y mientras no lleguen, se reparten culpas entre entrenador, directiva y jugadores, a partes iguales.

Lo cierto es que más de un aficionado se marchó del campo antes de tiempo. En el minuto 2-1 se certificaba la remontada del UCAM Murcia, y sin ánimo para soñar con el empate o la remontada, parte de la grada se marchó a los vomitorios. Un signo de desánimo en un afición que lleva ya muchos disgustos seguidos.

Recibimiento a Isi y Collantes

Recibimiento a Isi y CollantesEn las filas del UCAM Murcia, regresaban dos hombres que saben lo que es vestir la casaca albinegra. Al igual que el año pasado, Isi Ros fue recibido con insultos y abucheos por aquel mal gesto en la eliminatoria de Copa del Rey de hace un año. La afición no le perdona, mientras el de Las Torres de Cotillas se ha convertido en un indispensable para Pedro Munitis. No cuajó su mejor partido, pero su equipo se llevó los tres puntos del Cartagonova.

Isi Ros protagonizó un rifirrafe con Elady Zorrilla (ex del Real Murcia) en el tramo final del partido. El jugador del Cartagena intentó levantarle del césped, quejándose de que Isi estaba perdiendo tiempo. El de Las Torres de Cotillas acabó el partido con tarjeta amarilla.

Con los universitarios también saltó al césped Collantes, un viejo conocido de la afición albinegra, de los tiempos de Segunda División. Jugó en el Cartagena en la 2011-12, el año del descenso, pero fue de los jugadores más destacados del equipo en esa fatídica campaña. Entró al campo sustituyendo al lesionado Adán Gurdiel, que se suma a la interminable plaga de lesiones que sufre el conjunto universitario. Ya van dos jornadas seguidas en las que los tres cambios del UCAM se producen por problemas físicos.

La lluvia, invitada inesperada, apareció en escena en un tramo del segundo tiempo, obligando a algunos aficionados a desplazarse hacia el anillo inferior para seguir viendo el partido sin mojarse.

El árbitro, Collado López, también tuvo su parte de protagonismo por un par de jugadas polémicas. La grada se le echó encima por no pitar un penalti sobre Rubén Cruz, y compensó en la jugada siguiente al perdonarle la expulsión a Mario Fernández.