Van a hacer tres años de tu marcha y aún no me he acostumbrado a tu ausencia. Sabes una cosa, querido presi, cada día que pasa me apetece más escucharte. ¿Qué opinará Jesús Samper de todo lo que está sucediendo en el Real Murcia?, me pregunto. A veces, incluso, busco en mi agenda tu número y pienso, ¿me contestará desde el Infierno? No me niegues que no sería un bombazo poder leer unas declaraciones tuyas. Seguro que, para no perder la costumbre, no dejarías indiferente a nadie. A algunos incluso les temblarían las piernas. Pero tú, que si de algo vas sobrado es de inteligencia, prefieres guardar silencio. Ver, leer y callar. Porque eso sí, no me lo niegues, estás más enganchado a la sección de Deportes de LA OPINIÓN que a las series de Netflix.
No te alegras, lo sé. No hace falta ni que lo digas. Tú quieres al Real Murcia. Tú defendiste al Real Murcia. Por eso me encantaría saber qué opinas de esta guerra, qué piensas del daño que le están haciendo al escudo, qué sientes cuándo ensucian una entidad que, con sus deudas y sus problemas, siempre fue noble y respetable. Ya sé que es imposible. Ya sé que el jefe de prensa del Infierno no te deja hablar. Pero también sé que si estuvieras aquí no mirarías para otro lado. No te quedarías ahí pasmado por si, cuando todo se solucione, el que se quede con los últimos restos del barco -si es que algo queda- te llama para invitarte a una silla de esas del palco que están tan calentitas que nadie quiere abandonar.
Cuando me da por pensar en ti, algunas vocecitas aparecen en mi cabeza. «No hace falta que esté aquí; lo que diría hoy, ya lo dijo ayer». Y no pueden tener más razón. Porque, aunque les fastidie a los que te odiaban, aunque les duela a los que te criticaban, el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio, y tú, querido presi, llevabas razón. Adivinaste el futuro y, como en los viejos tiempos, vuelves a ganar la partida, aunque ya no estás aquí para regalarnos esa sonrisa con la que nos avanzabas un 'ya os lo dije, pero no me hicisteis caso'.
Cuando nos decías que no ibas a tirar la toalla, que no dejarías el club en manos de un cualquiera, que no había compradores fiables, la marejada de críticas no tardaba en llegar. Te revolcaban, o eso creían, porque tú siempre seguías ahí, tirando como podías, y hoy se ha demostrado que solo tú sabías lo que iba a pasar. Porque tres años después de tu marcha aquí no hay ningún jeque que nos haya sacado del fango; solo un presunto estafador y sus coleguillas de turno que se han llevado más que han puesto y que, no conformes con ello, han malvendido y condenado al Real Murcia a una guerra sangrienta que parece no tener fin. Y, con trescientos mil euros en su bolsillo después de una doble venta, ahí sigue el moroso de Hacienda en sus trece, sin aceptar un laudo arbitral y manteniendo a un consejo de administración ilegal, irresponsable y que al final será puesto de patitas en la calle por una orden judicial.
No hace falta que me digas qué piensas de unos y de otros. De los que están y de los que llegarán. Lo sé. Solo he necesitado acudir a la hemeroteca y revisar las palabras que fuiste pronunciando en 2014 y 2015. Sí, querido presi, nos escribiste el futuro y pocos quisieron verlo. Incluso los que te creíamos, los que sabíamos que no mentías, a veces nos preguntábamos, ¿exagerará? Pero no, no exagerabas.
¿Recuerdas cuando dijiste que el Real Murcia no era una bolsa de fruta que se puede ir vendiendo por ahí? ¿Recuerdas cuando hablaste de advenedizos? ¿O cuando pronunciaste lo de que 'enseñen la patita'? ¿O cuando señalaste lo de la pérdida de valor y dignidad? ¿Y cuando advertiste que no querías circos? «El Real Murcia merece un respeto absoluto», indicaste en otra ocasión, cansado ya de notarios y taxistas de jeques. Varios años después, aquellas frases que salían de tu boca tienen más valor que nunca.
Por ello, querido presi, para que todos sepan qué opinas de todo lo que está pasando hoy, me he permitido el lujo de trabajar para ti ahora que ya no estás. No ha sido muy difícil. Ya lo dejaste tú todo dicho. Solo he tenido que volver atrás, tirar de hemeroteca y coger de aquí y allí todas esas declaraciones que tanto sentido tienen ahora mismo.
El resultado aparece junto a estas líneas, en una carta que bien podría ir dirigida a los que ahora mismo se pelean por mandar en el Real Murcia, uno con el amparo del TAS; el otro, después de haberse beneficiado de un golpe de estado. Aunque también a sus aficionados. Incluso, por qué no, a las autoridades., que, como siempre, parecen mirar para otro lado.
No he tenido que tirar ni de imaginación. De hecho, no hay ni una línea que no saliese de tu boca. Todo ha encajado perfectamente, tanto que, por primera vez, mis 'admiradores' más fervientes tendrán razón cuando digan que la ha escrito la auténtica pluma de Samper.