No ha sido el día del Real Murcia. Con un juego muy espeso, en el que apenas fueron capaces de llevar la voz cantante, los granas se vieron condenados cuando en el minuto 40 Sergio Maestre era expulsado por roja directa. Si con once sobre el campo los de Herrero habían sufrido para mantener la concentración ante el Badajoz, en inferioridad numérica ya fue imposible.

Quitando los minutos iniciales, con una presión muy alta, el Real Murcia nunca fue el equipo dominador que quiere Manolo Herrero. Cada batalla caía del lado de los locales y cada balón dividido siempre iba a las piernas de los pacenses. Así, minuto a minuto, los de Patxi Salinas se lo fueron creyendo hasta encerrar a los murcianistas en su campo. Sufrían los visitantes las arremetidas del rival. Charlie Dean salvaba bajo palos un remate de Mario Gómez y el travesaño evitaba un gran disparo de Guzmán. El descanso era lo mejor que podía pasar al Real Murcia, pero antes de marcharse a vestuarios, los granas sufrieron un golpe casi definitivo. El colegiado consideraba plantillazo una falta de Maestre, y el murcianista era expulsado por roja directa. Con un futbolista menos, los de Herrero nunca fueron capaces de levantar la cabeza.

El segundo tiempo no cambió nada. El Badajoz dominaba y dominaba. Con paciencia iba llegando poco a poco a las inmediaciones del área de Mackay, y Lamarca hacía temblar a la defensa grana cada vez que tenía la oportunidad. La salida de Armando al terreno de juego no ayudaba para aplacar los avances locales. Comenzó muy fuerte el Badajoz la segunda parte, obligando al meta murcianista a elevar la atención. Mientras que la defensa lograba que el marcador continuase 0-0, el ataque del Real Murcia estaba desaparecido. Dani Aquino nunca ofreció luz en el centro del campo, Jesús Alfaro acumuló más errores que aciertos y Manel Martínez andaba perdido en una isla. Nadie era capaz de poner pólvora al ataque, de hecho hasta el minuto 60 no hubo ningún remate ante Kike Royo.

Con Zaka como único delantero en el banquillo, Herrero carecía de recursos para cambiar el devenir del partido. Todo lo contrario hizo Salinas. La salida de Higón y Aparicio al terreno de juego permitieron a los locales aumentar sus efectivos en ataque, obligando a los granas a redoblar esfuerzos para evitar que el balón llegase con tanta asiduidad al área de Mackay.

Si el Real Murcia seguía vivo era por las imprecisiones y los errores en el remate del Badajoz. Lo mejor para los granas era que corriese el reloj, porque los de Herrero ya daban por bueno el empate.

Ni las acciones a balón parado son un respiro para los murcianistas. Tendrán que ensayar mucho más los granas, que en las tres primeras jornadas han demostrado que de momento dan poca importancia a ese aspecto tan importante.

El cansancio fue la nota predominante en los instantes finales. El Murcia no tenía claridad ni para salir a la contra. Aún así Dani Aquino tuvo la última con un remate que fue a las manos de Royo.