­Las imágenes bochornosas de lo ocurrido el martes por la tarde en la explanada de Nueva Condomina, donde un centenar de aficionados increparon, amenazaron e incluso escupieron a Mauricio García de la Vega, impidiéndole acceder al recinto grana, se convirtieron en el día de ayer en tema de conversación en cualquier rincón de la Región. La reacción violenta de los presentes, la mayoría de ellos jóvenes y pertenecientes al sector más radical de la grada, y sobre todo la salida al balcón de tres de las personas de confianza de Víctor Gálvez -su hijo, Víctor Valentino; el secretario del consejo, Roberto Cases; y Toni Hernández-, provocaron una reacción en conjunto, y es que tanto en redes sociales como el aficionado de a pie no duda en afirmar que todo lo que se vivió en el exterior del recinto, al que tuvo que acudir la Policía, «es una vergüenza».

Pocos dentro del murcianismo aprueban lo sucedido, al no entender que una protesta se tenga que convertir en un acto violento, en el que los insultos, las amenazas, los comentarios xenófobos... no se dejaron de escuchar ni un solo segundo. Las imágenes también desacreditan al consejo de administración que, además de mofarse de la situación saliendo al balcón del palco y sonriendo al ver todo lo ocurrido, demostraron no tener nada a su favor, ya que de lo contrario no hubieran tenido ningún problema en dejar entrar a De la Vega y, con pruebas, desmontar toda la argumentación del mexicano, reconocido por el TAS como máximo accionista del Real Murcia y que el martes, a través de Javier Escribano, notario que le acompañó, presentó la escritura que le acredita como dueño, un documento que el equipo de Gálvez tiró para atrás al no considerarlo válido.

Las noticias ofrecidas a lo largo de la tarde por los medios de comunicación presentes, así como los vídeos que mostraban el bochorno que se estaba viviendo en Nueva Condomina pronto hicieron arder a la mayor parte de la afición murcianista, que no entendía un comportamiento que ensucia el escudo de una entidad centenaria. Al contrario de concentraciones anteriores, e incluso de las manifestaciones que se desarrollaron por las calles de Murcia hace unos años, en esta ocasión solo cien personas se personaron a la cita organizada por la peña Raijos Granas y en la que la palabra ´pacífica´ quedó sin valor desde el minuto 1, obligando a los Antidisturbios a hacer un cordón de seguridad y a convencer a De la Vega para que abandonara el estadio y así evitar que el norteamericano siguiese poniendo en peligro su integridad.