«Jugué mi primer campeonato con nueve años. En el primer partido de ese torneo me enfrenté en primera ronda contra la mejor del cuadro. Perdí de paliza, lógicamente. Pillé un cabreo tremendo, fingí un dolor de barriga para no tener que jugar los puestos de consolación y me fui a mi casa a entrenar para que no me volviera a pasar eso». Esta fue la primera experiencia de Cristina Gómez Jiménez en el squash, deporte del cual la murciana es la máxima exponente en nuestro país en la actualidad.

Nacida hace 19 años en San Pedro del Pinatar (6 de julio de 1998), Cristina Gómez ha ido dando pasos de gigante a base de esfuerzo y se ha convertido en la mayor esperanza, ya realidad, del squash español. Lo normal en una historia de este tipo es contar cómo la protagonista empezó a empuñar una raqueta con dos meses de edad, pero no es el caso; el squash no fue su primer deporte. «Empecé practicando judo y al lado de mi gimnasio había pistas de squash. Cuando tenía ocho años, el entrenador de judo, que era el mismo que el de squash, me propuso probar un día», comenta entre risas Cristina, que en 10 años de competición ha logrado ocupar el número 95 en el ránking mundial de la PSA (Professional Squash Association).

Chica de corazón competitivo, Cristina le ha ganado los dos últimos Campeonatos de España a Xisela Aranda, dueña del squash español durante siete años consecutivos, de 2009 a 2016. «Ahora, la sensación de ser la referencia y saber que hay deportistas que trabajan para batirme es muy gratificante», dice la pinatarense. Resulta curioso ver la capacidad que puede tener alguien para no sentir la presión o, si la siente, convertirla en algo bueno. En solo este párrafo se aprecian dos cualidades que quizás superen al talento: competitividad y facilidad para no sentir presión. La tercera: disciplina.

Carolina Gómez entrena seis horas al día, seis días a la semana en el Centro de Alto Rendimiento Joaquín Blume, casa de las jóvenes promesas deportivas de nuestro país, situada en Madrid. La deportista se mudó a la capital en 2015 y es la única jugadora de squash en la residencia. «El primer año fue complicado, pero ahora ya estoy encantada. Lo bueno de vivir allí es que estás rodeada de personas que llevan el mismo estilo de vida que tú, eso te inspira y te motiva a seguir haciendo las cosas bien», dice contenta, pero también consciente de que es una ilusión con poco futuro económico: «A día de hoy, estando donde estoy, el squash me sigue dando más pérdidas que ganancias». Estábamos acostumbrados a que en este país las ayudas a deportistas que salen a representar la bandera española sean irrisorias, pero no hasta este punto. Éste es un deporte que se practica más a nivel amateur que profesional «y quizás por eso ni se plantea la posibilidad de colaborar» con el deportista.

Aunque suene raro, las egipcias dominan este deporte por completo; como ningún otro. Y suena raro porque Egipto no es precisamente cuna de grandes deportistas en ninguna otra disciplina deportiva, pero en esta destacan de manera sobresaliente. Por ejemplo, de las 30 mejores jugadoras del mundo, 13 son del país del Nilo; entre ellas, las tres primeras. «Allí el squash es algo cultural, lo sienten mucho más adentro, no lo ven como un deporte cualquiera y todo el mundo se sorprende por ello. Es como si te hablo aquí del fútbol, imagínate», dice Cristina, que tiene claro qué es lo que marca la diferencia entre la calidad entre un país y otro: «La desigualdad la marcan los entrenadores. En Egipto y en Inglaterra están los mejores preparadores y te das cuenta rápido cuando miras al ránking».

Actualmente, Cristina cuenta con la ayuda de Pablo del Río, su preparador desde febrero de este año, con el que no puede estar más contenta. «Es un entrenador fantástico; ahora ya no tego excusa», afirma la deportista, que pese a su fe en su calidad y en el equipo técnico que le rodea, es consciente de las vías a tomar si quiere vivir de esto algún día. «Para comer del squash hay que salir de España», comenta la reina española del deporte de raqueta. Es algo de esperar teniendo en cuenta las ayudas que se prestan desde el Gobierno, pero la pinatarense no piensa emigrar «hasta que el tema económico mejore y no sea muy arriesgado salir».

La joven deportista tiene aparcados sus estudios de Psicología, carrera que comenzó por vocación. «No me daba tiempo a hacer las dos cosas, este deporte precisa dedicación extrema y una carrera casi que tambien, así que tuve que elegir», confiesa Cristina Gómez, que tiene claro que quiere retomar sus estudios cuando se acabe el squash porque «me apasiona la psicología».

En un deporte individual jugado en una pista de apenas seis metros de ancho y menos de diez de largo, donde no se puede delegar la responsabilidad en nadie más y en la que estás a escasos centímetros de tu rival, la fortaleza mental es fundamental. Suena incluso aterrador para cualquier persona que no lleve la competición en la sangre. «Todos los deportes tienen una carga psicológica importante, pero aquí no dependes de nadie más que de ti; en los deportes individuales la mente toma un papel crucial», dice Cristina de una modalidad en la que tienes que compartir 30 metros cuadrados con alguien que quiere vencerte y que va a hacer lo posible por que no te sientas cómodo. En este apartado, Cristina Gómez tiene claro a quién se quiere parecer: «Xisela Aranda me parece un referente en este aspecto; tiene una mentalidad perfecta, constante. Yo, en cambio, creo que sufro muchos altibajos durante un partido». Deben de ser mas 'altos' que 'bajos', porque la murciana ha logrado derrotar ya en dos ocasiones a la que dice ser su referencia en la final del Campeonato de España.

Ahora llegan nuevo reto para Cristina después de ganar el Nacional y la Copa de España en 2018: «Ahora mismo estoy el número 95 en el ránking mundial y me gustaría llegar a estar entre las 60 primeras». La pinatarense, única española que aparece en el Top 100, afirma que «es muy difícil avanzar puestos en estas clasificaciones», ya que «no depende solo de ti; si tú ganas pero las demás rivales que tienes por delante suman los mismos puntos, te quedas en el mismo puesto». «Otro objetivo es el campeonato de España, que sería en febrero o marzo y me tocará defender el título por segundo año consecutivo».

Así las cosas, con tan solo 19 años, esta murciana se ha colocado en la cima del squash español y ha construido un camino que ni ella misma sabe dónde le llevará en un deporte aún desconocido para el gran público.