Camilo Santiago Giménez (Molina de Segura, 22 de diciembre de 1982) era un futbolista de Tercera División hasta que a los 29 años de edad, animado por un amigo, se compró unas zapatillas y se apuntó a la Media Maratón de San Sebastián. Afincado en el pueblo riojano de Albelda de Iregua, donde su padre, representante de Golosinas Fini, se trasladó junto a su familia en 1992 por trabajo, pasó a ser un corredor popular que hoy tendrá la oportunidad de vivir su segunda experiencia internacional con la selección española, en este caso en la prueba de maratón, que dará comienzo a las diez de la mañana. Camilo llega con la octava marca del año entre los participantes -la logró en Milán el pasado mes de abril con un tiempo de 2 horas, 13 minutos y 55 segudos- y con buenas sensaciones después de los duros entrenamientos realizados en los últimos meses.

El murciano se proclamó este mismo año subcampeón nacional de media maratón en Melilla. Antes de adentrarse en el atletismo jugaba al fútbol en el equipo de su pueblo de adopción. Era un mediocentro que también se defendía bien en la mediapunta por su punta de velocidad. Su zurda le llevó a recibir ofertas de algunos equipos de Segunda B, pero Camilo Santiago, que comenzó a trabajar muy joven, con apenas 16 años de edad, nunca se atrevió a emprender una carrera futbolística y nunca salió del pueblo de La Rioja donde reside.

Hace casi dos años, después de brillar en numerosas pruebas atléticas, dio un paso definitivo. Dejó su trabajo y decidió dedicarse profesionalmente a correr. Él, que se considera que nunca ha sido un ejemplo a seguir «porque he salido de fiesta y he fumado mucho hasta hace unos años», como reconocía en en una entrevista a este diario, nunca se había planteado retos más allá de competir los fines de semana en las carreras populares para sentirse en forma. Pero su trayectoria está siendo meteórica. A sus 36 años de edad es uno de los debutantes del equipo nacional en unos Campeonatos de Europa absolutos. «Cuando di el paso de dedicarme al atletismo profesionalmente había mucha incertidumbre. Hoy en día, aunque seas muy bueno, es muy difícil ganarte la vida con esto, pero tengo la suerte de tener una mujer que es una pasada, que tengo el piso pagado desde hace tiempo, y que se dieron una serie de circunstancias que propiciaron que diera el paso», explicaba en la misma entrevista.

No oculta que «estoy súper ligado a La Rioja», pero siempre tiene presente que «mi familia es de Molina, mis orígenes están allí y lo tengo muy marcado. En La Rioja llevo muchos años, le tengo mucho cariño y me siento mitad murciano y mitad riojano», pero en la localidad murciana matiene sus «amigos del colegio, mi familia y mis primos, me gusta bajar por mi tierra», admite un atleta que pertenece al club Añares Rioja, que tiene el apoyo del Gobierno de La Rioja, el Ayuntamiento de la localidad donde reside y de algunas marcas como Nike.

Para la carrera de hoy no se ha marcado grandes retos, solo disfrutar del momento y de probarse de cara a su gran objetivo, que es estar dentro de dos años en los Juegos Olímpicos de Tokyo. «Es algo que contemplo, aunque no me quiero poner objetivos inalcanzables ni frustrantes, pero si sigo esta progresión, en dos años optaré a la mínima», admite.