No todos los años se puede acertar en el centro de la diana y que un portero joven haga un temporada sensacional en el Cartagonova y unos años más tarde gane incluso dos Champions League seguidas. Fue el caso de Kiko Casilla, probablemente el último gran portero que triunfó vestido de albinegro. Desde aquella campaña 2010-11 en la que los cartageneristas permanecieron con comodidad en la Segunda División, la portería del Cartagena ha sido un quebradero de cabeza. Parecía que con la llegada de Pau Torres, ese problema quedaría solucionado, al menos durante un tiempo, pero solo un año después de fichar al catalán la directiva ha tomado una decisión muy arriesgada dejándole marchar.

El cántabro Mario Fernández llega para intentar revertir esa tendencia y hacerse el amo de esa meta. Sin embargo, la falta de ritmo competitivo durante las últimas campañas (no es titular en ningún equipo desde 2015) le puede pesar. Junto a él, con el teórico papel de segundo guardameta, aunque el tiempo será el que dicte quién es el titular, estará el portugués Joao Costa, de 22 años de edad y que ha sido cedido por el Oporto.

En cualquier caso, la decisión de dejar escapar a Pau Torres genera controversia, sobre todo teniendo en cuenta el excelente rendimiento del ex de Alavés y Valladolid en algunos tramos de la anterior campaña.

Pau fue de menos a manos en sus primeros meses de albinegro, hasta que una inoportuna lesión le cortó su trayectoria ascendente nada más empezar la segunda vuelta. Unos meses después regresó al arco, pero tardó varias semanas en apartar de la titularidad a Marcos Morales. Un fallo en el partido de ida contra el Rayo Majadahonda, en un gol que a la postre fue definitivo, empañó un final de temporada al más alto nivel.

El propio Marcos, que ha estado dos temporadas en la ciudad portuaria como suplente de lujo de Limones o Pau, siempre ha alternado alguna actuación sobresaliente con errores groseros. Por ello, a pesar de sus reflejos, nunca se consolidó en la meta albinegra y se ha marchado al Barakaldo.

Desde que el Cartagena bajó a Segunda B, el manchego Jesús Reguillos, más conocido como Limones, ha sido el que más veces ha defendido la meta. Cuatro temporadas muy convulsas en las que solo al final temió por perder la titularidad. Jugó más de 150 partidos con la camiseta albinegra, pero siempre estuvo en la picota. El manchego recibía críticas de quienes pensaban que el equipo necesitaba un portero de nivel superior. A pesar de ello, salvó al club en más de una ocasión y todos sus entrenadores confiaron en él por su experiencia.

Más lejano suena el paso de Víctor Ibáñez por la ciudad portuaria. Él fue el encargado de defender la meta albinegra en la campaña 2012-13, con Pato, Pacheta y José Miguel Campos a los mandos del equipo. El catalán fue titular durante la mayor parte de la temporada, pero se marchó con más pena que gloria.

En el recuerdo quedan Rubén Martínez, Kiko Casilla y Manolo Reina, los tres guardametas que defendieron la casaca blanquinegra en la división de plata. Rubén llegaba como una eterna promesa que no terminaba de dar el salto al primer equipo del Barça y se fue tras lograr un ascenso a Segunda y estar muy cerca lograr otro a Primera. Entre 2008 y 2010 fue el amo de la meta albinegra con dos temporadas sensacionales en el Cartagonova que le sirvieron de trampolín: desde entonces ha jugado ocho temporadas en la élite con el Málaga, el Rayo, el Almería, el Levante y el Deportivo.

Aún mejor le fue a Kiko Casilla, al que ya se le vieron maneras de portero de máximo nivel en la ciudad portuaria. Luego se marchó al Espanyol para terminar de despegar y convertirse en el suplente de lujo de Keylor Navas en el Real Madrid.

Por su parte, a Manolo Reina le tocó lidiar con la temporada del descenso (2011-12). Un meta clásico de la división de plata no vivió sus mejores días en la ciudad portuaria. Su último éxito ha sido regresar a Segunda con el Mallorca.

Ese mismo objetivo perseguirá esta temporada el conjunto dirigido por Gustavo Munúa. Si de algo sabe el uruguayo es de defender una portería. 151 partidos en La Liga le acreditan. Munúa y su entrenador de porteros, David Lastra, deberán sacarle el máximo rendimiento al que venga a Mario Fernández y Joao Costa para que la portería del Cartagena vuelva a ser un candado difícil de batir.