Gustavo Munúa, nuevo entrenador del FC Cartagena, lleva poco más de tres años entrenando a diferentes equipos tanto sudamericanos como en España. Empezó con el Nacional de Football en la temporada 2015/16 logrando dejar al club entre los mejores de América en la Copa Libertadores 2016. Posteriormente se marchó a Ecuador, donde entrenó hasta julio de 2017 en la que ha sido quizá su peor experiencia en el banquillo.

A finales de 2017 le llegó la oferta del Deportivo Fabril y ahí ha resaltado sus cualidades como entrenador. Cogió al equipo en segunda posición y lo mantuvo ahí hasta la última jornada, -se quedó a un punto del campeonato-. Su trayectoria, corta, no ha hecho más que tratar de poner a la vista de todos qué estilo de fútbol pretende el que fuera portero del Deportivo, Málaga y Levante, entre otros.

Cada vez que a Munúa se le ha preguntado por la forma que concibe el fútbol, han salido a la palestra los mismos parámetros: fútbol agresivo, ofensivo y de buen toque.

«Me gusta más el fútbol de propuesta más que de respuesta. Varía mucho los estilos en la Liga española, prefiero mostrar el fútbol que tiene mi equipo, hay grandes entrenadores en los que fijarse, Mourinho, Guardiola, Emery, Simeone», explicaba en una entrevista concedida al diario Marca hace ya algún tiempo.

Eso sí, lo que ha tratado de dejar claro cuando se le ha preguntado es que su estilo no es viable con todos los futbolistas porque no todos valen para adaptarse a diferentes modelos. «Todo depende de la institución y de los jugadores que tengas, pero el objetivo es el de ser protagonistas con el balón», añadía en otras declaraciones efectuadas tras su presentación como entrenador del Deportivo Fabril.

Tanto Paco Belmonte como Manolo Sánchez Breis, presidente y director general de la entidad, tenían claro la fórmula para el próximo proyecto. El estilo es innegociable y aquel que venga no solo debe dotar al equipo de la continuidad en los éxitos y los buenos resultados, sino también en el gusto por el buen juego, como se ha podido ver, por momentos, bajo la batuta de Monteagudo a lo largo de los dos últimos años y medio.

Munúa quiere algo que probablemente todos ansían, aunque la realidad de las plantillas luego pone a cada uno en su lugar. Así pues, apuesta por el fútbol «combinativo, que tengamos una presión organizada, agresividad. Y que el equipo pueda dominar el partido con balón. Crear alternativas de pase, crear superioridades numéricas. Y ser compactos y fuertes, que es fundamental en una categoría como la Segunda B». Eso sí que es todo una declaración de intenciones.

Pero, tal y como ha reflejado también en otros momentos, lo realmente importante es que los miembros de su equipo se sientan plenamente satisfechos con lo que el entrenador quiere de ellos.

Es, quizá, lo más complicado, convencer a aquellos que tienen que hacer el trabajo sobre el césped que ese es el modelo que les va a conducir a obtener los mejores resultados. Si Munúa es capaz de transmitir su pasión por el fútbol que pretende a su plantilla esta próxima campaña, mucho tendrá ganado, ya que es indudable la calidad de la mayor parte de los jugadores que forman parte de la misma. «Uno siempre aspira a lo máximo -prosigue-, pero lo que realmente quiero es que la gente se sienta identificada. Que a la gente le guste lo que hacemos y que los chicos se sientan cómodos. Si consigo eso, me daré por satisfecho, más allá de que a todos nos gusta campeonar», explicaba Munúa cuando aterrizó en A Coruña.

Gustavo Munúa estará a comienzos de la próxima semana ya en Cartagena. Llegará acompañado de su segundo entrenador, Christian Belman, quien ha sido su ayudante en el banquillo tanto en su etapa en el Nacional de Uruguay como en el Fabril, y de un preparador físico.