El principal ingreso anual del Real Murcia en Segunda B llega en verano. Son los seguidores del club grana sus principales valedores. El pasado año, los ocho mil carnés vendidos dejaron en las arcas del club una cantidad superior a los 600.000 euros. En la pretemporada de 2016, la entidad ingresó en ese concepto 498.971, una cifra menor dados los bajos precios impulsados por el consejo de administración presidido por Martínez Abarca. En la 2015-2016, por su parte, solo se vendieron 5.127 carnés, pero se recaudaron, según las cuentas del club, 727.876 euros, debido a que las tarifas eran altas.

Los ingresos por abonos son claves en la confección del presupuesto de la temporada del Real Murcia en una categoría en la que apenas se mueve dinero, sin embargo, las enormes deudas del club y la incapacidad de los distintos gestores que se han sentado en los despachos de Nueva Condomina para tirar de su propia chequera, hace que un buen bocado de lo recaudado por la venta de carnés se gaste incluso antes de llegar al mes de agosto, tal y como ha ocurrido en las dos últimas temporadas, donde tanto Martínez Abarca como Raúl Moro pusieron sus ojos en la campaña de captación de aficionados para poder salvar los pagos más que urgentes que se acumulan en junio y que, de no ser satisfechos, hubieran dado con los huesos del club en Tercera División. De ahí que uno y otro batieran récords en la apertura de taquillas. A esa premura se unió además la puesta en marcha de descuentos para los más rápidos, con el objetivo de que el murcianismo no esperase a las últimas semanas de agosto, que es cuando tradicionalmente más movimiento hay.

Esa fórmula, que permitió a Martínez Abarca solucionar las urgencias económicas del final de la campaña 2015-2016 y a Raúl Moro no tener problemas con la AFE hace un año, se volverá a repetir en este curso. Víctor Gálvez, que deberá asumir todas las locuras realizadas por Deseado Flores en la confección de la plantilla del pasado verano, necesita unos 500.000 euros solo para pagar las denuncias ante la AFE de los jugadores del club, cifra que crece si se añaden las nóminas que se adeudan a los empleados y otras muchas facturas que se acumulan en las oficinas de Nueva Condomina. De ahí, que nada más ser eliminados del play off de ascenso, Toni Hernández ya hablase del lanzamiento de la campaña.

Aunque la fecha escogida por el director general era el pasado jueves, tal y como anunció en distintos medios de comunicación, finalmente habrá que esperar a mañana lunes -11.00 horas- para conocer los detalles de los nuevos abonos. Lo que sí se sabe ya es el carné más barato tendrá un precio de 60 euros y el más caro de 230 euros. Eso y que el objetivo del club es alcanzar los 15.000 socios en Segunda B, una cifra que hasta el momento no se ha logrado ni de lejos -la cima está en los 9.000 de este curso-.

Nada más abrirse el periodo de captación, el Real Murcia podrá utilizar lo que se vaya recaudando en lo que queda de junio para salvar los pagos más urgentes. Así se ha hecho en las dos últimas temporadas. El consejo de Martínez Abarca fue el primero en respirar gracias a la campaña de abonados.

El abogado murciano, que había llegado a la presidencia de forma provisional tras el fallecimiento de Jesús Samper, apenas pudo lograr ingresos externos, pese a sus numerosas visitas a empresarios e instituciones, por lo que no le quedó otra que ir directo a por lo que dejaban en taquilla los carnés. Así, tras la tempranera eliminación en play off a manos del Toledo -29 de mayo-, el Real Murcia corrió para atraer a los abonados. El 13 de junio ya se despachaban abonos y, para que nadie esperase a agosto, el consejo de administración puso en marcha un descuento por pronto pago. Los que reservaran su butaca antes del 31 de junio se ahorrarían un 10% en el precio.

En 2017 ocurrió lo mismo. El Real Murcia era eliminado en la segunda ronda del play off por el Mestalla el 11 de junio. Solo cuatro días después, Deseado Flores y Raúl Moro presentaban los precios de los abonos, y también hubo premio a los más rápidos. En este caso el precio pagado se descontaría en la temporada 18-19 si el equipo grana subía a Segunda División. Esa promoción era válida hasta finales de julio.

Las consecuencias de gastar rápido lo que se ingresa en la campaña de abonos es que en octubre el club ya no tiene recursos propios para pagar las nóminas a jugadores y empleados, tal y como se ha visto en los últimos cursos.