Hasta unas horas antes del encuentro jugado en Vigo ante el filial del Celta eran muchos los aficionados que no querían oir ni hablar de todo lo que rodeara el FC Cartagena y la fase de ascenso. Es más, el club decidió poner a la venta las entradas para el choque de vuelta a comienzos de la pasada semana y pocos fueron los seguidores que se acercaron para adquirir sus localidades. Quedaba demasiado lejos el choque y los ánimos no andaban como para rascarse el bolsillo, al menos en ese momento.

El varapalo sufrido en Cerro del Espino ante el Rayo Majadahonda ha hecho tambalear los cimientos de una afición que aún conserva en la retina aquel gol anotado en propia puerta de cabeza a 30 segundos para el final del encuentro que daba el ascenso a Segunda División. La afición cartagenerista veía rotos sus sueños en un simple chasquido y todo se ponía mucho más difícil y cuesta arriba.

El propio entrenador albinegro decía el pasado domingo que una cosa es contarlo y otra vivirlo, por lo que el drama anímico fue enorme y esperan resurgir de sus cenizas para no tener que recordarlo como una de las peores vivencias en el fútbol.

Y precisamente es eso lo que también le ha tocado experimentar a una afición desencantada con la situación y que ha necesitado ver de nuevo jugar al Cartagena para volver a recuperarse del desánimo. Poco a poco los seguidores han ido cambiando ese pesimismo para pensar en que el domingo el equipo puede pasar la segunda ronda y volver a jugar una nueva final por el ascenso.

«Ganas tenemos muchas de que llegue el momento del partido», indicaba el presidente de la Federación de Peñas del FC Cartagena. Cree Miguel Ángel Muñoz que es lógico que los aficionados hayan estado algo frustrados por lo sucedido. «La gente anda algo desanimada pero conforme pasen los días el ambiente se irá calentando».

Desde el club, tanto los jugadores como el propio entrenador o el presidente de la entidad, esperan un gran ambiente en las gradas del Cartagonova. Son muy conscientes que unas butacas llenas de público con ganas de animar y llevar en volandas a su equipo, pueden resultar determinantes. Quizá faltaba darles un último empujón y de ahí que Paco Belmonte indicara tras el choque en Barreiro que: «Al Celta B le puede afectar el ambiente fuera de casa y es vital que el Cartagena cuente con el apoyo y el respaldo de los seguidores y que palpen la respuesta de la gente en este encuentro».

Mientras, los peñistas están pendientes de organizar algunos actos que sirvan para movilizar a los seguidores y que, por otro lado, los jugadores sientan el calor de su público. Parece que cada vez son menos los que tienen dudas de que este equipo está capacitado no solo para solventar el envite contra el joven filial celtiña, sino que también será capaz de encarar con todas las garantías el último escalón con el que intentar el ascenso.

La historia reciente de este club está salpicada de buenos y malos momentos. Desde el drama ante el Córdoba en 1999, hasta el ascenso en Alcoy en 2009, pasando por los batacazos en las diferentes fases de ascenso a Segunda División, el descenso en 2012 o la salvación 'in extremis' en el play off por la permanencia en 2015.

A cada situación el seguidor se ha mantenido firme en su apoyo al equipo. En los momentos importantes ha estado ahí tratando de dar un impulso extra al bloque albinegro y esta temporada han apostado fuerte por el ascenso. Por eso han sido más de seis mil personas de media las que han acudido cada fin de semana de partido en el Cartagonova.

En el último encuentro liguero disputado en casa frente al Écija el pasado 13 de mayo fueron 13.700 espectadores al Cartagonova, una cifra muy parecida una semana después con el enfrentamiento ante el Rayo Majadahonda en el duelo de ascenso de campeones de grupo.

Este domingo la entidad espera de nuevo un respaldo masivo de la afición y es más que probable que así sea, a pesar de que el duelo por lo acontecido en Cerro del Espino se haya alargado tantos días.