Dentro del caos institucional en el que está inmerso el Real Murcia, las primeras palabras de Víctor Gálvez cuando se convirtió en presidente de la centenaria entidad el 11 de abril generaron una corriente importante de optimismo cuando los aficionados escuchaban mensajes tan agradables para sus oídos como que «vamos a traer a los mejores jugadores del mercado porque tenemos músculo financiero», «yo donde me meto siempre cumplo lo que he dicho» y, por ejemplo, como dijo el empresario de Orihuela en una entrevista radiofónica: «Yo no voy de fantasma a ningún lado, mi proyecto deportivo para el Murcia es que este club represente con orgullo a España y a Europa, primero en Segunda y luego en Primera División».

Todo el positivismo y la efusividad que ha puesto el actual presidente en sus escasas intervenciones públicas para agitar un poco a los seguidores más cansados han servido de poco teniendo en cuenta que el nuevo director general y deportivo de la entidad, Toni Hernández, se desmarcó de la línea de su jefe el pasado domingo en una entrevista en Popular TV en la que, entre otras perlas, aumentó el desconcierto de la parroquia murciana asegurando que «la única realidad es que si el Murcia no paga 630.000 euros que reclaman los futbolistas a través del sindicato se desciende a Tercera División por impagos».

Y por si el valenciano no le había puesto ya bastante bromuro a las palabras iniciales de su jefe, donde una fuerte inversión y fichajes de relumbrón invitaban al optimismo de los más pesimistas, Hernández lo terminó de arreglar cuando dejó entrever que la inversión de la plantilla dependerá de la campaña de abonos que presenta mañana la entidad y de los ingresos que genere: «Si por ejemplo este club genera 10, este curso se han gastado 20, algo que no tiene ninguna lógica en la situación actual. No necesitamos solo a siete u ocho mil abonados, necesitamos al murcianismo de verdad para tener un colchón económico que nos permita cumplir con lo que nos exigen».

El propio Toni Hernández, con su silencio por respuesta, no fue capaz de responder a una buena pregunta, la de si Víctor Gálvez, además de desembolsar nóminas de la primera plantilla, también estaba cumpliendo con los otros gastos que derivan de los jugadores como estar al día en el pago del IRPF y otra serie de cuestiones. El hecho de que no hubiera respuesta se traducía en un 'no' entendible por todos, ya que la cantidad que se le debe a los jugadores es de unos 500.000 euros, por lo que los 130.000 euros extra que Hernández desveló que había que desembolsar, según ha podido conocer este diario, son exactamente por los recargos que se han ido acumulado al hacer frente solo a la parte neta de la nómina de los jugadores, pero sin cumplir con la cantidad que no va al bolsillo del futbolista y sí a las arcas de la Tesosería de la Seguridad Social.

En cualquier caso, a pesar de que las grandes promesas de Víctor Gálvez las vaya desmontando su director deportivo, los aficionados granas, incluso después de escuchar todas estas frases tan alentadoras de boca del propio presidente, continúan muy pendientes de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo se pronuncie a finales de este mes sobre quién es el dueño legítimo del Real Murcia, bien sea el propio Gálvez o el empresario mexicano Mauricio García de la Vega, una decisión clave para planificar el futuro de la entidad.

Y es que la puesta de largo de Víctor Gálvez no se quedó solo en que vendrían los mejores jugadores y que el dinero no es un problema para él, ya que entre otras cosas, el empresario de Orihuela que le compró sus acciones a Raúl Moro por 300.000 euros, también explicó unos días después, en una entrevista concedida a Onda Regional, que también iba a levantar una ciudad deportiva «en la que los padres van a pagar 5.000 euros porque sus hijos entrenen aquí». Sobre el problema de Hacienda, Gálvez también cortó por lo sano en su día con su propio libro de estilo: «Nuestro problema no es el dinero, por lo que le pagaremos a Hacienda lo que haga falta, como si hay que pagarle tres, cinco o diez millones». Sin embargo, tanta ilusión por el proyecto millonario de Gálvez tendrá que ser contenida hasta que mañana jueves, en una rueda de prensa que fue aplazada hace una semana, alguien de los que manda diga si la línea que se va a seguir es la del actual presidente, la de gastarse mucho dinero en la plantilla para aumentar las opciones de éxito, o si por el contrario irá en la línea de su director general, quien condiciona la calidad del proyecto deportivo a los ingresos por abonos y a la escasa publicidad que se genera en Segunda B.