Una de las perspectivas más optimistas de que el Real Murcia se haya quedado fuera de la lucha por el ascenso a Segunda División a las primeras de cambio, será que contará con un poco más de tiempo que sus rivales directos para planificar la temporada. Sentar una base sólida a la hora de confeccionar la plantilla que le permita aspirar a los primeros puestos desde el inicio del curso debe ser, al margen de la vorágine de problemas institucionales, uno de los principales objetivos estas semanas. Además de intentar esquivar otra vez los errores del pasado. Y es que en las últimas dos campañas, el conjunto grana se ha centrado exclusivamente en confeccionar plantillas llamadas a dar el salto al fútbol profesional dejando en un segundo plano al especialista que debe engranar todas las piezas de la máquina.

Paco García y Manolo Sanlúcar fueron los últimos entrenadores que arrancaron el curso a los mandos del Real Murcia avalados por sus recientes éxitos en Segunda División B a los mandos del Lorca FC y del Villanovense, pero ambos llegaron a la Nueva Condomina sin experiencia alguna en situaciones bajo presión. La necesidad de tener que pelear entre los mejores desde el principio, al ser el ascenso una obligación para el club murciano, provoca que los granas precisen de un técnico capaz de solventar los distintos obstáculos que pueden aparecer durante el año tanto en el césped como fuera del terreno de juego tras conocerse que Salmerón no seguirá al frente del banquillo. En las últimas dos campañas se ha repetido la misma historia. El equipo grana ha tenido que realizar un sprint final con números casi inmaculados para salvar los muebles y contar con la posibilidad de subir de categoría que otorga el disputar el play off de ascenso. Aunque, en ambas, se haya quedado fuera de la última ronda.

El prólogo de estas situaciones ha sido también el mismo. Dos malos inicios de curso en los que el Murcia pudo reaccionar gracias al cambio de inquilino en el banquillo. La llegada de Vicente Mir a finales de febrero de 2017, permitió al equipo grana meterse por primera vez entre los cuatro primeros clasificados en toda esa campaña y terminó alcanzando la segunda plaza del grupo IV de la categoría de bronce. Sin embargo, el técnico valenciano se quedó a las puertas de poder pelear por el ascenso al fútbol profesional por segunda vez consecutiva al caer eliminado ante el Valencia Mestalla en la segunda ronda del play off en Nueva Condomina.

Una gesta que estuvo a punto de conseguir un año antes cuando cogió los mandos del Hércules en enero de 2016, y tan solo el Cádiz impidió la vuelta del cuadro alicantino a Segunda. Misma situación que consiguió revertir José María Salmerón esta misma temporada cuando aterrizó en el Murcia a finales de octubre para asumir la dirección de una plantilla descompensada y que había llegado a ocupar posiciones de play out a Tercera. El almeriense, respaldado por su reciente ascenso a Segunda con el UCAM, consiguió remar a contracorriente durante todo el año hasta alcanzar posiciones de play off. No obstante, fue el Elche hace dos semanas el que dejó tirado a los granas en la primera curva hacia la categoría de plata.