Víctor Gálvez ha perdido en la última semana dos de las balas que guardaba en su revólver. Si el Consejo Superior de Deportes tiraba para atrás sus planes al no reconocerle de momento como propietario del Real Murcia tras la compra del paquete accionarial en manos de Raúl Moro; el sábado, en Elche, el oriolano veía como el sueño del ascenso a Segunda División acababa por la vía rápida, lo que deja a la entidad grana de nuevo sin los ingresos que ofrece el fútbol profesional y que darían un respiro a una institución que lleva varias campañas coqueteando con la liquidación. Sin embargo, el presidente grana todavía guarda una última bala, la que le convertiría en máximo accionista del Real Murcia sin necesidad de esperar a que se resuelva la disputa que mantienen Mauricio García de la Vega y Raúl Moro.

Tras el incumplimiento de contrato por parte del extremeño, el mexicano acudió al Tribunal de Arbitraje Deportivo para que sea éste el que decida si la opción de compra que ejecutó el 7 de marzo tiene valor. En caso de que el TAS apoye la demanda del norteamericano, la venta de Raúl Moro a Víctor Gálvez quedaría inmediatamente anulada, por lo que el alicantino se vería fuera del club después de haber hecho varios pagos importantes. Según algunas fuentes no será hasta finales de junio cuando la justicia deportiva se pronuncie, por lo que todo ese tiempo, el actual consejo de administración, que no ha sido respaldado por el CSD, debería seguir pagando facturas sin tener la seguridad de que van a seguir al frente.

Para evitar el revés del TAS y quedar al margen de todo y sin el dinero invertido, en la última junta de accionistas del club, Víctor Gálvez y su equipo consiguieron que Miguel Martínez, entonces presidente, y Deseado Flores, uno de los consejeros, le diseñaran un traje a medida, que no era otro que el lanzamiento de créditos participativos por valor de 600.000 euros. Pese a que las cuentas no fueron aprobadas después de que todas las partes reconociesen que el balance elaborado por Raúl Moro y sus socios en las oficinas de NC era un auténtico desastre, el consejo sí sacó adelante la puesta en marcha de un proceso que serviría para restablecer el equilibrio patrimonial del Real Murcia.

Con el voto en contra de muchos accionistas minoritarios, que consideran, al igual que expertos consultados por este diario, que esa medida es ilegal al no estar aprobadas las cuentas del club y, por tanto, no conocer con exactitud cuál es el resultado económico, Víctor Gálvez, ejecutando el voto de un Raúl Moro ausente, se encargó de aprobar el lanzamiento de créditos participativos por valor de 600.000 euros que el 31 de mayo serían convertidos automáticamente en acciones. Así, el inversor que ingresase esa cantidad sería de forma inmediata el dueño del club, ya que el paquete accionarial por el que pelean Raúl Moro y Mauricio García de la Vega quedaría prácticamente sin valor.

La fecha máxima para ingresar el dinero era el 30 de abril. En la junta de accionistas del día 11 de ese mismo mes se comunicó que al día siguiente se daría la información necesaria y se haría público el número de cuenta para que cualquiera pudiese participar en dicho proceso de recaudación de fondos, sin embargo ninguna de las dos cosas se hizo. A la falta de datos se unió el silencio de Víctor Gálvez. El último día de plazo fue consultado por este diario para saber si había puesto el dinero, pero el oriolano no quiso hacer declaraciones: «Se verá en la junta prevista para el día 19 de mayo», se limitaba a decir, aunque ese día tampoco se informó de nada porque la asamblea de accionistas fue suspendida.

Con la esperanza de que el CSD diese valor al contrato de compra de acciones que Gálvez firmó con Raúl Moro el 4 de abril y con el sueño del ascenso todavía vivo, a nadie en Nueva Condomina le interesaba hablar de si Gálvez había prestado los 600.000 euros en la fecha indicada. Sin embargo, en la última semana ha cambiado todo. Gálvez sabe que, por un lado, el Consejo Superior de Deportes atenderá lo que diga el TAS a la hora de decidir quién es el dueño del Real Murcia, y, por otro, se ha dado de bruces con la realidad tras la eliminación del equipo del play off de ascenso.

Por ello, el próximo jueves es el día perfecto para que el oriolano dé un golpe de efecto anunciando que el 30 de abril ingresó los 600.000 euros que el club lanzó en créditos participativos y que, cumplido el plazo aprobado por la junta -31 de mayo-, serán convertidos en capital social.

El alicantino en un solo gesto y sin necesidad de esperar a ver lo que dice el Tribunal de Arbitraje Deportivo, donde según algunas fuentes jurídicas Raúl Moro tiene muchas opciones de perder, se convertiría en nuevo propietario del Real Murcia, asegurándose así que no solo tiene el control del consejo de administración sino también el del accionariado. Eso sí, Gálvez deberá mostrar los documentos que confirmen que ese dinero fue puesto en tiempo y forma, además de detallar en qué cuenta corriente fueron ingresados para que no queden dudas de la legalidad de su movimiento.

Si se confirma esta maniobra, el gran perjudicado será Mauricio García de la Vega. El representante mexicano, de darle la razón el TAS en la pelea que mantiene con Raúl Moro, no podrá regresar de manera inmediata a las oficinas de Nueva Condomina, y es que el paquete accionarial que le compró al extremeño quedaría sin valor después de la ampliación de capital encubierta aprobada en la última junta de accionistas. Lo único que quedaría a De la Vega es ir otra vez a los tribunales para que estos anulen todo lo que ocurrió en la asamblea del 11 de abril, de la que Gálvez salió como presidente del consejo de administración y con una bala para quedarse con el club.