Víctor Gálvez salió presidente del Real Murcia tras una junta de accionistas celebrada con polémica el pasado 11 de abril. Algunos de los pequeños accionistas presentes incluso abandonaban la cita a las primeras de cambio al considerar que no se podían reunir más ilegalidades en tan corto espacio de tiempo. Se dejó pasar la falta de quorum, ya que el Consejo Superior de Deportes no reconoce a Raúl Moro como dueño del club; se demostró que los cargos de Deseado Flores, secretario, y el propio Víctor Gálvez, vicepresidente, no habían sido inscritos en el Registro Mercantil; pero sobre todo se puso en el grito en el cielo al aprobar el lanzamiento de créditos participativos por valor de 600.000 euros cuando las cuentas habían sido tiradas para atrás al considerar que el balance presentado estaba inacabado y lleno de irregularidades, por lo que era imposible saber qué cifra se necesita para restablecer el equilibrio patrimonial de la entidad.

Nada importó al consejo de administración entonces presidido por Miguel Martínez, que desoyó a los accionistas minoritarios que pedían que se aplazara la junta hasta que todo quedase aclarado; tampoco a Víctor Gálvez, que afrontaba la cita como nuevo gestor grana -votó en nombre de Raúl Moro- y que sabía que de esa cita le iba a convertir sí o sí en el 'jefe' absoluto de Nueva Condomina, dejando completamente de lado a Mauricio García de la Vega. De hecho, tras la reunión a la que no tuvo acceso la prensa, se conformaba un consejo en el que el empresario alicantino era el presidente y su hijo, el vicepresidente.

El próximo sábado Víctor Gálvez tiene que afrontar otra junta de accionistas, esta vez una cita convocada judicialmente a petición de la Asociación de Accionistas Minoritarios y en la que el consejo de administración del club no tendría el control, ya que Enrique López hará de presidente de la reunión y Stefan Settels, de secretario. En sus manos, tal y como publicaba hace unos días este diario, está decidir si hay el quorum suficiente para celebrar la reunión o si se descartaba al considerar que, teniendo en cuenta la documentación del CSD, los herederos de Jesús Samper siguen siendo los dueños del club grana -Raúl Moro se olvidó de comunicar la compra de las acciones-, y en la reunión del 11 de abril ya defendieron que no había quorum.

Sin embargo, puede que esa junta se suspenda incluso antes de iniciarse, y es que las intenciones de Víctor Gálvez es aplazarla para más adelante. Así lo explicó ayer Toni Hernández, gerente de la entidad, quien avanzó que se iba a reunir con los representantes de la Asociación de Accionistas Minoritarios para pedirles que desconvoquen la junta. «No hemos sido capaces de poner orden a las cuentas del Real Murcia. Si nos obligan, que están en su derecho, habrá junta, pero les vamos a pedir más tiempo para poder ir con unos números que sean ciertos», indicaba el valenciano, para insistir en el gran trabajo que hay por hacer en el club: «Hay cuatro personas trabajando en la contabilidad», añadiendo que «solo en inscripción de cargos en el Registro Mercantil y en otras cosas hemos invertido un buen trecho de tiempo».

Solo ha necesitado un mes Víctor Gálvez para cambiar de opinión. Y es que ha pasado de respaldar a Miguel Martínez y a Deseado Flores en la celebración de una junta que le benefició para tomar el control del club sin necesidad de ser el máximo accionista y para sacar adelante el lanzamiento de créditos participativos que una vez en sus manos dejarían sin valor los títulos de Maucio García de la Vega; a pedir a la Asociación de Accionistas Minoritarios la suspensión de la cita del sábado alegando los mismos motivos que en abril utilizaron tanto la AAMRM como Higinio Pérez y otros socios presentes, quienes intentaron sin éxito que no se llevara a cabo una cita que puede traer consecuencias negativas si la justicia acaba dando la razón a Mauricio García de la Vega.

Serán los integrantes de la Asociación de Accionistas Minoritarios del Murcia los que tengan la última palabra, aunque lo normal es que acepten la proposición del presidente. Ya en la junta del pasado 11 de abril, el grupo presidido por Pablo Baeza ya pidió que se aplazara la asamblea para más adelante, no solo por la falta de unas cuentas fiables sino también porque ahora mismo no se sabe quién es el dueño de un club que Raúl Moro vendió primero a Mauricio García de la Vega y posteriormente a Víctor Gálvez, del que recibió 300.000 euros.