­Si algo caracteriza al Triatlón de Fuente Álamo es su equipo de voluntarios, muchos de ellos jóvenes, aunque también los hay que se han hecho mayores a la par que la prueba. El pueblo se vuelca para dar la mejor acogida posible a los mil triatletas que ya pasean por las calles de la localidad y hacen pruebas a lo largo del recorrido.

La cifra se sitúa en torno a los 300 voluntarios, que coordinan los 30 miembros del comité organizador, distribuidos en áreas como cocina, protocolo, boxes (divididos entre Mazarrón y Fuente Álamo), meta, secretaría o prensa, entre otras. Se trata de un equipo humano que lo deja todo durante estos días para que los triatletas puedan vivir la mejor de las experiencias: desde el desayuno que toman por la mañana los participantes hasta la entrega de premios, pasando por los botellines de agua que les reparten para hidratarse, la camiseta térmica al finalizar la prueba o las fotos con las que podrán recordar su paso por Fuente Álamo.

Una prueba pensada para que el triatleta sea y se sienta protagonista, con la convivencia llegando a su máximo esplendor con la fiesta que comenzará tras la entrega de premios. Esta filosofía de trabajo, que implantó Ginés Bermúdez hace ya casi 30 años, se mantiene intacta y le ha valido a la prueba el cariñoso apodo de ´Triatlón de los triatletas´.