El AEK Atenas es uno de los históricos no solo del baloncesto griego, sino también del continental. Fundado en 1924 por unos refugiados griegos en Turquía, vivió dos épocas de gran esplandor. La primera, en la década de los sesenta, cuando ganó la Recopa de Europa (1968) y conquistó seis ligas de su país. La segunda, en los noventa y principios del siglo XXI. En ese período triunfó en la Copa Saporta (2000) y fue finalista de la Euroliga (1998). Pero como le ha ocurrido a muchos clubes históricos, situación similar a la que vive actualmente en España el Joventut de Badalona, acabó entrando en una profunda crisis económica que provocó que abandonara la élite y perder ese respaldo social que siempre tuvo el club ateniense. Ahora, el AEK vive una tercera juventud y el culpable de ello es Makis Angelopoulos, el propietario de Neurosoft, compañía de software que ha apostado por el deporte y que desde 2009 cotiza en la bolsa italiana. En su infancia y juventud fue un fiel seguidor del equipo, al que le declaró amor eterno.

La 'reina', que es como se conoce al club en Grecia, se hizo famosa en España por sus enfrentamientos con el Real Madrid y el Barcelona en la antigua Copa de Europa. En sus filas contó con figuras de la NBA de la talla de Rolando Blackman o Kurt Rambis, entre otros muchos. Pero todos esos esfuerzos económicos provocaron un agujero que llevaron al club en 2011 a la segunda categoría del baloncesto griego después de acabar la competición decimotercero. Nunca antes se había visto en esa tesitura y en el siguiente curso no logró el acenso. Los dirigentes tomaron una decisión drástica: enviar el equipo a la tercera categoría, la LEB Plata española, acudiados por las deudas. La entidad no tenía los dos millones de euros que necesitaba para saldar sus compromisos y el AEK comenzó a deambular por canchas pequeñas, donde apenas se veían en las gradas quinientos espectadores. Fueron años complicados, donde el AEK perdió esa gran masa social que siempre ha tenido y que este fin de semana recuperará en la Final Four de la Champions League, donde espera unos doce seguidores en las gradas apoyándole en la lucha por un nuevo título europeo.

Angelopoulos, que en 1996, con solo 30 años, ya fue directivo del equipo, llegó en plena crisis al rescate del AEK de corazón. Primero pagó 150.000 euros para adquirir un primer paquete accionarial del club; después llegó hasta hacerse con el 76% y desde 2014 es el presidente y magnate de la entidad. Poco a poco ha ido construyendo un club que ha resurgido de sus cenizas, gastando unos nueve millones de euros en las últimas campañas para acabar con la crisis financiera y cimentar un equipo campeón, que el pasado mes de febrero conquistó la Copa de su país. Los éxitos han llegado incluso más rápido de lo esperado, pero aún está lejos del Olympiakos o el Panathinaikos de Xavi Pascual, que lidera desde los despachos Dimitris Gianakopoulos. El empresario farmecéutico necesitó en su momento seis años para alzar el primer trofeo del club, en 1993. Ahora está clasificado de nuevo para disputar la Final Four de la Euroliga. Un poco menos tiempo tardaron los hermanos Angelopulos en forjar el Olympiacos, con el que conquistaron la Copa cuatro temporadas después de hacerse con el accionariado de la entidad.

Las prisas por crecer también han provocado cambios convulsos en las últimas campañas, puesto que el AEK ha cambiado hasta en cuatro ocasiones de entrenador y ha sufrido la ida y venida constante de jugadores extranjeros.