Por muchas cosas que hayan pasado esta temporada en Nueva Condomina, ayer quedó de manifiesto que el coliseo grana le viene de maravilla a los equipos filiales, ya que el público murcianista, hasta ayer, no veía perder a su equipo como local desde la jornada 27, hace prácticamente dos meses, cuando otro conjunto filial, en este caso el Córdoba B, se llevó los tres puntos de un recinto que se ha vuelto una especie de horno en el que 'maduran' los equipos que dependen de un 'hermano mayor', ya que el Betis Deportivo, con pie y medio en Tercera División, fue lo suficientemente inteligente como para llevarse tres puntos que no le permiten soñar, pero que le aportan prestigio, al mismo tiempo que tiran por tierra las escasas opciones que tenían los pupilos de José María Salmerón de soñar con terminar primeros de Grupo.

Veintiséis jornadas lleva José María Salmerón al frente del banquillo grana y solo ha encajado cinco derrotas desde que tomó las riendas del banquillo del centenario club, por eso si dos de ellas han sido ante equipos filiales y las dos en Nueva Condomina, no es ningún secreto que a Salmerón, desde su llegada al club más importante de la Región, se le han atascado esos equipos que tiran más de casta que de orden, que anteponen el descaro al rigor táctico y que en definitiva son una especie de trampolín para que los cachorros de clubes importantes sueñen con llegar a Primera División lo más rápido posible.

El tropiezo de ayer no tuvo la gravedad que algunos podrían pensar, ya que la racha del Murcia, que llegaba con tres victorias seguidas de mucho mérito, era casi imposible mantenerla por muy bien que estuviera el equipo. Otra cosa es que la cara de Salmerón dejaba bien a las claras que no estaba defraudado, pero tampoco contento, más bien un poco contrariado sabiendo que, antes o después, el tropiezo iba a llegar de una u otra manera.

Antes de comenzar el encuentro de ayer, el nuevo presidente, Víctor Gálvez, le hizo entrega de un recuerdo conmemorativo al delantero Víctor Curto, quien está en la recta final de su recuperación tras una grave lesión, pero que ha terminado como máximo goleador de la Copa del Rey con seis tantos, por delante de jugadores como el azulgrana Luis Suárez. La nueva cara que preside ahora el palco de Nueva Condomina pensaría tras el pitido final lo bien que habría venido la figura de Víctor Curto sobre el campo, ya que el gran problema que tuvo ayer el Murcia fue que no tuvo la solidaridad necesaria para haberla traducido en eficacia, ya que algunos jugadores quisieron hacer la guerra por su cuenta en el momento más delicado del filial del Betis, justo en el momento en el que se podía haber puesto al rival contra las cuerdas logrando, como mínimo, un empate que nunca llegó.

Después de la remontada de hace tres semanas en casa ante el Extremadura con un 0-2 en contra a veinte minutos del final, muy pocos se atrevieron a abandonar su butaca antes de tiempo, aunque las prisas siguieron siendo más importantes para algunos que, esta vez acertaron, ya que el marcador no se movió y llegaron a sus casas antes que el resto evitando el tradicional atasco en la autovía en el momento que más de diez mil personas acuden al estadio. Así prácticamente desde su inauguración como si fuera el pan nuestro de cada día.

El encuentro también dejó un sentido minuto de silencio con motivo del fallecimiento esta misma semana del exgrana Chuchi García, un delantero de la década de los setenta que mantiene entre los seguidores más veteranos recuerdos e imágenes imborrables de la memoria del murcianismo.

El césped del estadio, a pesar de que las temperaturas han subido en las últimas semanas, sigue presentando un aspecto muy decente, teniendo en cuenta que solo queda disputar en el coliseo grana el último choque de la fase regular, ante el Linense, antes de que Nueva Condomina albergue ya partidos de play off, es decir, palabras mayores para todo lo que se juega el Real Murcia en esta fase de ascenso.