Tres semanas le han bastado a Víctor Gálvez para destapar algunas de las incongruencias de los últimos meses en el Real Murcia. El presidente del consejo de administración grana, cargo que tomó posesión en la agitada Junta de Accionistas del pasado 11 de abril, desveló ayer en un encuentro con los medios de comunicación un ligero esbozo del 'modus operandi' que ha reinado en las oficinas del equipo murciando durante la etapa de Raúl Moro y su grupo. «No he aprobado las cuentas porque he visto cosas que no me han gustado», dijo el empresario oriolano nada más salir de la última Junta en Nueva Condomina. Y fue ayer cuando anunció, en su primera toma de contacto con los micrófonos, las principales incoherencias. «Estamos siguiendo el rastro, pero han desaparecido 280.000 euros de la taquilla del partido de Copa ante el Barcelona. Sabemos que 500.000 euros fueron para Hacienda pero falta el resto. Tomaremos medidas legales cuando sepamos quién ha sido», explicó.

Además, el empresario oriolano dijo que «no existe una previsión de ingresos desde octubre, se debe todo el dinero desde ese mes y lo estoy poniendo de mi bolsillo», coincidiendo que fue durante ese periodo cuando el Barcelona visitó la Nueva Condomina y Raúl Moro, el ya expresidente, se quedó sin liquidez. «Desde hace dos años no hay contabilidad en el club porque echaron a los dos contables que había, así no se puede llevar una empresa», remarcó también Gálvez ayer. Un punto que viene a confirmar lo que dijo Mauricio García de la Vega hace unas semanas, a quien le respaldaría la ley y se haría con el control del Murcia si el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) falla a su favor, pudiendo impugnar así la pasada Junta del 11 de abril y desencadenando la marcha de Gálvez de las oficinas granas.

Unas oficinas que tras el adiós de Deseado Flores, Miguel Martínez, Pedro Contreras y Raúl Moro, según anunció también ayer el empresario oriolano, ya no cuentan con guardias de seguridad en sus puertas como improvisados supervisores de ruedas de prensa o rutinarios controles de acceso. Nada más sentarse a la mesa, Víctor Gálvez reveló que ayer mismo, tras su desayuno con los medios, se iba a reunir con Hacienda con la intención de abonar el 10% de la deuda del Real Murcia, fijada en unos 13 millones de euros. Sin embargo, apenas una hora y media más tarde, el presidente del consejo de administración del Murcia volvió a aparecer en la Nueva Condomina para presentar a Toni Hernández como nuevo director general y deportivo de cara a la próxima temporada. «Nos han recibido muy bien, hacía siete años que nadie se acercaba en representación del Murcia. No han visto ni una camiseta correr por ahí», dijo Gálvez obviando que en el año 2016 fue Guillermo Martínez Abarca, expresidente grana, quien negoció las últimas condiciones con la Agencia Tributaria en Madrid, ya que es en la capital de España donde se resuelven los expedientes de los grandes contribuyentes y no en las sedes regionales.

Sobre la contratación de Toni Hernández, Gálvez explicó que llega «para poner orden a partir de la próxima temporada» y también confirmó que llega a Murcia con el respaldo de la marca deportiva Hummel, como adelantó el miércoles este diario, y que será la que vestirá al club la próxima temporada con la calidad «de las camisetas de Dinamarca en el Mundial de junio», según Gálvez. Rompiendo así de golpe el acuerdo con Umbro, evitando que salga su logo en cada presentación y rebajando los precios en la tienda. Aunque, en realidad, el nuevo acuerdo con Hummel, es muy similar a los que existen en otros equipos de Segunda B.

La única diferencia es la llegada al club de un hombre ligado a la marca y que con muy poco se ha ganado con la confianza del presidente del consejo. «Me ha transmitido confianza desde que me reuní con él, pero le puedo echar mañana sin que el club tenga que pagarle un duro. Viene como autónomo, me ha caído bien y es honrado; pero todas sus decisiones tendrán que aprobarlas los consejeros y el consejo», añadió. No obstante, entre las preferencias del oriolano se encontraban un hombre de la casa como Óscar Sánchez, exjugador y exmiembro del cuerpo técnico, o Pedro Reverte, director deportivo del UCAM, pero Gálvez aseguró que las declinó porque «no quiero 'amiguismos'».

Por último, Víctor Gálvez también incidió en que su proyecto pasará por una ciudad deportiva con dos hoteles de cuatro y cinco estrellas por los que pasarán «los mejores equipos del mundo». «El dinero para hacer la ciudad deportiva lo pondré yo y el Ayuntamiento los terrenos. El 20% del beneficio irá al club y los arquitectos ya están trabajando en ello. La cantera es el máximo valor de este equipo y si hay que poner 3 o 4 millones de euros para empezar, los pondré», concluyó.