Pep Guardiola siempre ha definido a su amigo Manel Estiarte como su «ángel de la guarda». En el prólogo del libro Todos mis hermanos del exwaterpolista, el técnico azulgrana no duda en afirmar al hablar del medallista olímpico que «desconozco si existen los ángeles, y en caso de que sea así, si sirven para algo. Mucho menos si existen los ángeles de la guarda. Pero si existen, creo que tú eres uno de ellos». La afición del Real Murcia, sobre todo viendo el devenir de su equipo en las últimas campañas, posiblemente muestre más escepticismo a la hora de hablar de ángeles de la guarda, sin embargo el pasado mes de enero uno de ellos se cruzó en su camino, y, de momento, el conformismo por entrar en el play off como cuartos ha quedado olvidado para pensar, a falta de tres jornadas para el final, en metas tan altas como apartar al FC Cartagena del liderato.

Después de un inicio liguero en el que se veía más cerca en la zona de descenso que la de ascenso, con la llegada de José María Salmerón a mediados de octubre, la situación se fue revertiendo poco a poco, aunque la los puestos de privilegio siguieron siendo un imposible hasta muchos meses después. Concretamente hasta el 21 de enero, día en el que por fin se volteó la situación. Los granas ganaban al Ejido por 0-2 y se colaban por primera vez en zona de play off.

Desde ese fin de semana todo ha sido ir hacia arriba, y mucho han tenido que ver en el positivismo que invade el vestuario los fichajes invernales llevados a cabo por un Gómez Carmona al que también le tocó levantar el bloqueo federativo y acordar la rescisión de jugadores como Fede Vega, Abel Molinero, Chamorro, Álex Ortiz o Llorente, caprichos veraniegos de Deseado Flores que se marchaban con más pena que gloria.

Sin prácticamente tiempo para probar la silla de su despacho de director de fútbol, el vitoriano se metió de lleno en el mercado invernal. No le hizo falta hacer un análisis amplio de la plantilla grana para darse cuenta del desequilibrio y la falta de jugadores contundentes en algunas líneas, especialmente la defensa. Por ello, todos sus esfuerzos se centraron en reforzar una zaga marcada por las continuas lesiones de David Mateos y la falta de alternativas -solo se contaba con Orfila y Álex Ortiz, que no tenía la confianza de Salmerón-. Tampoco pudo pasar por alto las cantidades económicas incluidas en algunos contratos VIP firmados en verano y que no solo no se reflejaban en el terreno de juego sino que además eran imposibles de asumir por un club de Segunda B.

El 16 de enero aterrizaba el lorquinista Molo, aunque para probar la guinda del pastel hubo que esperar al día 30, cuando el Real Murcia anunciaba la contratación de Charlie Dean. De golpe, una defensa que temblaba como una gelatina y que cada semana daba numerosos dolores de cabeza a Salmerón, se convertía, para alegría del técnico almeriense y de la afición, en una de las líneas más sólidas del Grupo IV.

Para comprobar la importancia de Dean solo hay que ver sus números. Firmó el 30 de enero y el 4 de febrero en La Condomina ya era titular. Desde ese día, Salmerón no lo ha reservado ni un minuto. Doce encuentros, por 90 minutos cada uno, le han llevado a sumar 1.080 minutos en dos meses y medio en el club. A su lado, quitando cuatro jornadas, siempre ha estado Molo. El exlorquinista, al que un problema en el ojo le impidió hacer pleno de titularidades, también se hizo un hueco en el once rápidamente, y si no jugó en El Ejido fue porque el Real Murcia todavía tenía bloqueados los derechos federativos.

Las llegadas de Molo y Charlie Dean permitían además cumplir a Salmerón su sueño. Con dos cerrojos en la zaga se podía permitir el lujo que intentó desde su llegada, el de colocar a David Mateos como pivote en el centro del campo. Así Carmona no solo se convertía en el ángel de la guarda del Real Murcia sino también del técnico almeriense, que por primera vez en la temporada tuvo una plantilla adaptada a su estilo de juego, en el que el ataque siempre queda en un segundo plano.

No quedó ahí la cosa, porque desde su llegada el vitoriano había puesto su mirada en el puesto de delantero. Sin Víctor Curto, lesionado de gravedad, esa línea había quedado muy debilitada, y es que Pedro Martín, al que Carmona conocía del Mirandés, además de ofrecer un bajo nivel no era considerado como un nueve puro por el ya exdirector de fútbol grana.

Sus preferencias estaban claras. Desde que llegó, el vasco fijó sus ojos en Borja Lázaro, futbolista que no tenía minutos en el Alcorcón. Pujó fuerte por conseguir la cesión del madrileño, intentó atraerle a Nueva Condomina, pero los impagos y el hecho de que el jugador conociese al técnico del Racing de Santander hizo que finalmente Lázaro se marchase al club santanderino.

Descartada la opción A y sin posibilidades económicas, al vitoriano solo le quedaba ir al mercado internacional, y allí destacaba el nombre de Chrisantus. El nigeriano, que en 2014, tras su paso por Las Palmas, lo tenía todo para triunfar, solo había conseguido ir cayendo hasta tocar fondo. Varias temporadas acumulando fracasos y pocos clubes interesados en él le convertían en una opción comprometida, pero, viendo lo poco que ofrecía el mercado, el responsable murcianista se arriesgó y, de momento, va ganando.

Chrisantus, que había quedado completamente en el olvido tras varias aventuras sin pena ni gloria, no tenía otra que bajar a Segunda B, donde deberá ganarse los elogios que le convirtieron en un ídolo en Las Palmas, y por ahora lo está consiguiendo, porque solo ha necesitado dos meses y medio para que la afición deje de recordar cada medio segundo a Víctor Curto.

El nigeriano lleva nueve partidos consecutivos como titular y ha marcado cinco goles, todos ellos fundamentales para sumar puntos, como el que logró en La Condomina o los dos que significaron la remontada ante el Extremadura. En 850 minutos, la mitad que Pedro Martín (1.707'), ya ha sumado un tanto más que el malagueño, uno de los fichajes estrellas del verano y cuya ficha es de Segunda División, como lo era la de Chamorro, al que se le dio la baja en enero después de sumar unos números decepcionantes (2 goles en 996').

Pero Chrisantus no solo aporta goles. El nigeriano actúa como un 9 de referencia, presentando batalla a las defensas rivales y buscando con insistencia cualquier balón que llega al área. Se vio, por ejemplo, en domingo en Badajoz. Aunque no marcó, participó en el primer gol logrado por Elady y fue clave en el 1-3, y es que la jugada terminada por Carlos Martínez nació de un robo del atacante grana.

Otro jugador que está dando resultados y al que solo una lesión frenó su progresión es Carlos Martínez. La llegada del lorquinista tapó un vacío, el dejado por Santi Jara, que se perdía varias semanas al ser operado de una apendicitis. De ahí, que el extremo fuese titular de las jornadas 23 a 27. Unos problemas físicos le apartaron del once, aunque nada más recuperarse ha vuelto a hacerse notar. Ante el Extremadura anotó el gol que abría la remontada y el domingo en Badajoz participó en la jugada del penalti a Elady y lograba el tanto de la tranquilidad después de una asistencia de Fran Carnicer.

El cordobés, que se perdió cinco partidos por lesión -San Fernando, Granada B, Las Palmas Atlético, FC Jumilla y FC Cartagena-, suma 512 minutos y ha marcado en los dos últimos encuentros -Extremadura y Badajoz-, superando en solo tres meses los números de Abel Molinero, otro de los fichajes veraniegos que salió en enero (449 minutos y un gol). Ese mes Carmona también tuvo que romper el contrato de Fernando Llorente, otro de los fracasos de Deseado Flores como director deportivo.

Cuatro fichajes -Dean, Molo, Carlos Martínez y Chrisantus- que han dado equilibrio a una plantilla descompensada, con lagunas en defensa y sin gol, cuatro refuerzos que han relanzado a un Real Murcia que se permite mirar al primer puesto, cuatro jugadores que abarataron la plantilla en 125.000 euros, cuatro futbolistas llegados de mano de un Pedro Gómez Carmona al que José María Salmerón prohibió la entrada al vestuario tras la victoria ante el San Fernando y al que Miguel Martínez y Deseado Flores despidieron el pasado 20 de marzo.