Mauricio García de la Vega se presentó en Nueva Condomina dispuesto a acceder a la junta como máximo accionista del club. Con el contrato que le acredita como dueño, el mexicano acudió acompañado de un notario, sin embargo vio como Deseado Flores, secretario del consejo, le impedía la entrada. «Ha dicho que el club no ha recibido la autorización del Consejo Superior de Deportes». De la Vega fue claro al señalar que pondría el tema en manos de sus abogados y que se va a «impugnar» la junta. Mientras atendía a los medios dentro del estadio, la guardia de seguridad privada contratada por el consejo apareció para expulsar al mexicano de la instalación. Con palabras amenazantes y con malos gestos, los dos vigilantes impidieron que Mauricio García terminase de contestar a las preguntas de los periodistas, obligándole a salir fuera y, a la vez, invitando a los medios a seguirle si querían continuar haciendo su trabajo. «Es una vergüenza», indicaba el mexicano, para añadir que el consejo «está haciendo un daño irreparable a mi club». El norteamericano también tuvo que enfrentarse a varios aficionados que le increparon desde que apareció en la explanada del estadio. «Son enviados del consejo», dejaba entrever De la Vega. De hecho, algunos de ellos tenían acceso a la sede de la FEPEMUR.