El Real Murcia va a celebrar este mediodía una junta general de accionistas que llega señalada en rojo debido a la delicada situación institucional que vive la entidad. El hecho de que tanto el mexicano Mauricio García de la Vega como el oriolano Víctor Manuel Gálvez reclamen que son los dueños legítimos de la centenaria entidad, unido a la circunstancia de que ambos tienen un documento que en teoría acredita lo que defienden las dos partes, todo apunta en una única dirección, ya que según los expertos consultados por este diario tanto en justicia deportiva como en derecho mercantil, coinciden al poner de relieve que la decisión más lógica sería que los propios miembros del consejo optaran por suspender la mencionada junta por la simple cuestión de que todo lo que se acuerde puede ser invalidado en caso de que la disputa por el control del Real Murcia llegue a la justicia ordinaria. Sin embargo, el hecho de que la mayoría de consejeros se hayan posicionado del lado del propietario de la empresa Gálvez Brothers y que la lucha por el poder en Nueva Condomina haya derivado en una de las épocas más tristes en la historia de un club centenario, deja en el aire que hoy pueda ocurrir cualquier cosa.

El principal problema de fondo, además de aprobar unas cuentas que deberían haberse sometido al visto bueno de los socios antes del 31 de diciembre, es que tanto Mauricio García De la Vega como Víctor Gálvez tienen, a priori, motivos de peso como para reclamar la propiedad. El representante de jugadores mexicano comunicó el pasado 7 de marzo que había hecho efectiva una cláusula privada en el contrato con Raúl Moro, el anterior propietario y presidente del club, por la que pasaba a controlar el 84% de las acciones y, por lo tanto, a ser el propietario del Murcia. Es verdad que el contrato privado entre ambas partes no se ha hecho público, pero fuentes consultadas por este diario que han visto el documento insisten en que, desde ese día, el Murcia pasó a ser propiedad de De la Vega. El empresario azteca llegó incluso a tomar posesión de su despacho y a comenzar a trabajar en las oficinas, hasta que los consejeros Miguel Martínez y Deseado Flores decidieron 'secuestrar' el club prohibiendo la entrada al norteamericano, quien ha buscado amparo en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS).

Y si hay profesionales que garantizan que De la Vega es el dueño legítimo del paquete accionarial que tenía Raúl Moro, la empresa Gálvez Brothers hizo llegar ayer a los medios de comunicación una «escritura de compraventa de acciones» que se firmó el pasado 4 de abril en un documento acreditado por la notaria María del Pilar Berral Casas. En el último folio que se hizo público ayer llamaba la atención la fotocopia de un cheque firmado por la empresa de Orihuela de 300.000 euros para Corporación Empresarial Augusta, empresa que pertenece al extremeño Raúl Moro, quien a pesar de la venta sigue siendo consejero y hoy también tiene un voto y una silla en el consejo.

Que la empresa Gálvez Brothers ha realizado una compra de las acciones parece evidente tras hacerse público el documento, aunque los mismos expertos consultados por este diario avisan de que, en caso de que el asunto termine en el juzgado de lo Mercantil, y también asumiendo que su señoría apreciara una posible doble venta del club, entonces Raúl Moro tendría que añadir otro problema a su lista de asuntos pendientes con la justicia, puesto que habría incurrido, si se diera este caso, en un presunto delito de estafa. La clave está en saber si la cláusula que ejecutó De la Vega por su cuenta es válida a efectos legales, lo que podría acarrear consecuencias para el propio Moro y más miembros del consejo grana. Ayer, la asociación de accionistas minoritarios, a través de un comunicado, expresó que «existen razones fundadas para considerar a Mauricio García de la Vega máximo accionista del Real Murcia» y asegura que la venta de acciones a Gálvez Brothers «podría ser ilícita».

Uno de los aspectos que deben de tener muy en cuenta tanto los pequeños accionistas como los aficionados es que, se tomen las decisiones que se tomen a partir de las doce del mediodía en Nueva Condomina, si el asunto del Real Murcia termina en los tribunales, cualquier decisión de la justicia ordinaria anularía todo lo que se apruebe hoy.