El sabor de boca no fue tan amargo porque el Cartagena murió con las botas puestas. Acechando la puerta que defendía Biel Ribas y encerrando a todo un Real Murcia en su propia área durante cuarenta y cinco minutos, los pupilos de Alberto Monteagudo no pudieron levantar la losa del 2-0. Una primera media hora para olvidar en uno de los campos más prestigiosos de toda la categoría se paga muy caro. Si Armando no hubiera empalmado la volea con tanta clase y si Aketxe no hubiera perdonado lo que rara vez perdona, ahora en la ciudad portuaria no se hablaría de esto. Pero quedan cinco jornadas para asegurar un puesto de play-off que está al alcance de la mano y para soñar con un liderato con demasiados pretendientes. El Marbella se resiste a asegurar el primer puesto y Real Murcia y Extremadura ya no lo ven tan lejano.

La ocasión es pintoresca para el conjunto albinegro, que encara la recta final del curso en una posición privilegiada a pesar de la derrota del domingo. Pero hace justo un año también ocupaba un puesto envidiable y el equipo se hizo añicos de la noche a la mañana. Era abril de 2017 y el Lorca se aferraba a David Vidal como a un clavo ardiendo para revertir una tendencia demasiado irregular, frente a un Cartagena que, a trancas y barrancas, se mantenía en lo alto de la tabla. Los dos equipos de la Región de Murcia estaban igualados a 62 puntos (ocho más que el quinto clasificado), y prometían un mano a mano espectacular hasta la jornada 38.

Entonces, un cable se desconectó en la ciudad portuaria. Vinieron tres empates en casa y dos derrotas fuera para acabar cuartos con 65 puntos, a ocho del conjunto lorquino, que ascendió a Segunda División, aunque con billete de vuelta.

Lo demás es sabido por todos. El Cartagena no perdió 0-23 con el Recreativo en la última jornada, así que Monteagudo siguió entrenando al equipo y jugaron un play-off en el que las ilusiones volvieron a despertar hasta una fatídica tarde en el Mini Estadi.

Nada hace presagiar que la película se vaya a repetir. El conjunto albinegro ha mostrado menos signos de flaqueza durante la segunda vuelta. Hay pegada, hay ideas en ataque y hay más seguridad en la zaga, aunque algunos momentos de desconexión como los últimos minutos ante el Extremadura o la primera media hora ante el Real Murcia hacen temer lo peor. Sin embargo, la afición confía en que la tropa comandada por el técnico manchego desde el banquillo, y por Míchel Zabaco, Chavero o Aketxe desde el césped saque las castañas del fuego.

La pelea por el primer puesto se presenta apasionante. El Marbella tiene un calendario más peligroso (con rivales como Melilla o UCAM Murcia), y lleva varias semanas dando señales de agotamiento. Desde que ganó en el Cartagonova, cuando no ha empatado, ha sacado sus partidos adelante por la mínima. Y el domingo se dejó los tres puntos en el campo del Écija, un conjunto que atravesaba una cuesta abajo brutal.

Por su parte, el Cartagena se verá las caras con dos equipos en apuros muy serios para mantenerse en Segunda B (Betis B y Lorca Deportiva) y con tres conjuntos de la zona media-baja (Linense, Badajoz y Écija).

Marbellíes y cartageneristas son los principales aspirantes al trono, pero por detrás viene el Real Murcia pisando fuerte, con solo cuatro puntos de desventaja. El calendario de los de Salmerón es casi idéntico al del Cartagena, con la salvedad de que en la próxima jornada reciben al cuarto en discordia, el Extremadura. Los de Almendralejo, con 54 puntos, necesitan una hecatombe para alcanzar la primera plaza, pero a estas alturas soñar es gratis.

Con los precedentes en la mano, la distancia respecto al quinto no se puede descuidar. A día de hoy, el Cartagena goza de 9 puntos de renta sobre el Melilla con solo 15 por disputar. La teoría indica que serán suficientes.