¿Cómo entró el balonmano en su vida?

En mi familia nadie conocía el balonmano ni había jugado. Con 9 años estaba en el colegio con mi hermano gemelo y el maestro nos enseñaba cada semana un deporte. Cuando nos tocó el balonmano, que nunca habíamos oído hablar de él, nos gustó muchísimo. Hacíamos kárate y fútbol, pero no sabíamos que en Petrel había una escuela de balonmano y nos apuntamos.

Un poco alto (mide 2,00 metros) para el kárate.

Sí, pero nos gustaba mucho. Llegamos hasta cinturón verde, pero el balonmano nos encantó, hasta el punto de que mis padres nos castigaban sin ir a entrenar si no sacábamos buenas notas.

¿Le tocó muchas veces jugar en Murcia cuando era jugador del Petrel?

Cuando debuté en Primera Nacional, jugué en Abarán contra la Abaranera. Recuerdo que mi padre le dijo al entrenador que no jugara porque tenía 16 años y sabía que allí había un ambiente infernal en los partidos. Yo le decía a mi padre que era un exagerado, pero es cierto que el ambiente era duro y la Abaranera tenía jugadores veteranos que sabían a lo que jugaban.

¿Cuándo se dio cuenta que podía ser profesional?

Con 16 años, cuando ya había debutado en Primera Nacional y nos llamó el Balonmano Valencia, que tenía dinero para invertir en las bases. Nos fuimos mi hermano y yo juntos, pero es anecdótico, porque ellos llamaron preguntado por él (Isaías), que es zurdo y hay pocos en el balonmano, pero mis padres dijeron que si se iba uno se tenían que ir los dos.

Vamos, que su padre hizo de representante.

Sí, en ese momento no teníamos uno y ellos tomaron la decisión. Siendo gemelos siempre hemos tenido las mismas aficiones, amigos...

Incluso habrán compartido novias.

Sí, pero no se ha enterado nadie. Son secretos.

¿En España no se puede vivir bien hoy en día con el balonmano?

Sí, de hecho jugamos todos fuera de España y muchas veces hacemos las concentraciones en Alemania o Polonia, vamos directamente cada uno desde su ciudad. Antiguamente, en la época que yo fui a Valencia (2001 a 2008), había mucho dinero por el boom inmobiliario. Ahora, si quieres venir a España, tienes que cobrar menos que en el extranjero y optar a trabajar o estudiar porque no da para más. Lo malo de irse al extranjero es que coges un nivel de vida alto y cuando vuelves no lo puedes mantener salvo que fiches por el Barcelona. Aquí solo hay un equipo y somos más de doscientos jugadores.

¿Hablaba inglés cuando se fue a Alemania?

Chapurreaba inglés e intenté estudiar alemán aquí. La verdad es que tenía miedo y fue mi mujer la que me animó. Entonces no controlaba la liga alemana, pero llevaba siete meses sin cobrar en Pamplona. No pasaba penurias, pero eran muchos meses sin cobrar. Mi mujer me lo puso fácil porque yo tenía más dudas.

¿Es un milagro que España sea campeona de Europa con los jugadores repartidos por el mundo?

Yo creo que eso es lo que nos ayuda porque somos jugadores que estamos disputando la Champions. Es una lástima porque los aficionados, para conocernos, tienen que estar más pendientes de la Champions que de la Asobal, pero todo eso nos da un plus.

Pero son menos conocidos aquí.

Bueno, pero ahora tenemos las redes sociales, que nos acercan al público, pero si estuviéramos aquí seríamos más conocidos y en las canchas habría más gente.

¿Hay futuro en el balonmano español?

Sí porque lo bueno de España es que en las categorías inferiores se está trabajando muy bien. Tenemos un gran prestigio fuera, lo noto en Alemania, donde dicen que tenemos el arte español. El problema es el idioma, que frena que entrenadores españoles vayan allí.

¿Se plantea volver a España?

No me he planteado nada, pero sí que me gustaría, si el cuerpo me aguanta hasta los 39 o 40 años, acabar en aquí, sobre todo por respeto a mi país y a mi deporte. El problema es que una temporada en Alemania vale por cinco por la exigencia competitiva.

Ahora sufre una lesión grave. ¿Es la primera?

Sí, nunca había estado dos semanas fuera del equipo. Me lesioné haciendo pesas, algo que no me creo aún porque fue haciendo un ejercicio muy simple y básico.

Ahora está estudiando Psicología vía online en la UCAM. ¿Por qué eligió esa carrera?

Porque es de las pocas que hay online y desde allí no hay otra forma. Antes estuve en la UNED haciendo Educación Social, pero en la UCAM he encontrado muchas facilidades. Antes las fechas de los exámenes siempre coincidían con las fases finales y no podía llevarlo adelante. Entonces busqué información de la UCAM y me llamó la atención que deportistas como Mireia Belmonte estuvieran aquí. Llamé, pregunté y era todo lo que estaba buscando. Ya que no estudié en otra época porque las exigencias eran diferentes, lo estoy haciendo ahora.

¿Y le cuesta trabajo ponerse a estudiar después de entrenar?

Sí y más con dos niños pequeños en casa. Es complicado porque online te tienes que organizar tú mismo. Encima no tienes la obligación de un horario de ir a clase. Es duro porque cuando llegas a casa después de entrenar lo que te apetece es descansar y lo que más cuesta es coger el hábito. Ahora aprovecho mucho los viajes en el autobús y las concentraciones de la selección. En este Europeo he estudiado bastante, pero cuando vienen los partidos complicados es muy difícil concentrarte.

En este Europeo le ganaron a Francia, que ya era hora. Debió ser una liberación.

Si volvemos a ganar otro Europeo, el de 2018 seguirá siendo muy especial. Ganar a Francia fue un subidón, porque era nuestra bestia negra. Además, en las olimpiadas que estuve yo, nos ganaron con un gol en el último segundo pisando. Los compañeros que juegan en Francia decían que ya podían ir allí y que no los iban a vacilar, por eso estaban el doble de contentos que el resto de los compañeros de la selección.