Raúl Moro protagonizó en el día de ayer un episodio más de una serie que ya va camino de convertirse en el mayor esperpento que ha vivido el murcianismo en los más de cien años que tiene de vida el Real Murcia. El extremeño, que volvía al primer plano de la actualidad después de que el lunes enviase un comunicado a los medios en el que afirmaba que había revocado los poderes que desde diciembre habían convertido a Mauricio García de la Vega en gestor de la entidad grana, aparecía al mediodía en la explanada de Nueva Condomina para intentar dar explicaciones a los medios allí presentes, aunque la respuesta que más salió de su boca fue el «no procede», palabras en las que basó una defensa que queda desnuda si se escucha su discurso completo.

De los ocho minutos que duró la intervención, Raúl Moro se agarró a la confidencialidad para no resolver las incógnitas que rodean al movimiento que hizo el lunes y con el que asegura haber quitado el poder de gestión a Mauricio García de la Vega, quien, a la misma hora que el extremeño atendía a los medios en la calle, se encontraba en su despacho en las oficinas de Nueva Condomina trabajando con total normalidad, un hecho con el que confirmaba que, pese al espectáculo que está montando Raúl Moro, todo sigue igual para él.

Lo único destacable de las palabras del expresidente murcianista es que dejó claro que «no he venido para quedarme», añadiendo que si ha vuelto a la actualidad es para solucionar el pago de las nóminas que no estaba llevando a cabo García de la Vega. A continuación, en un golpe de efecto, reveló que «me he reunido con un grupo de empresarios de la Región liderados por Gálvez Brothers, y quiero comunicaros que el lunes por la tarde cumplieron con el pago de una nómina a los jugadores y a los empleados, tal y como tenían acordado conmigo. Antes de la junta -prevista para el 11 de abril- intentarán que los jugadores estén al corriente, que es lo que todos queremos, y es para lo que he venido». Los futbolistas y empleados del Real Murcia tienen pendiente de pago tres mensualidades, dos de las cuales vienen de los meses en los que Raúl Moro todavía estaba al frente de la entidad -noviembre y diciembre-. Y es que el extremeño dio la espantada a finales de diciembre cuando sus colaboradores buscaron un nuevo inversor -Mauricio García de la Vega- al sentirse atados de pies y manos por la falta de liquidez del propietario.

Aunque desde su entorno no se quiso confirmar que la chequera del cacereño se había quedado vacía, el movimiento de ayer, en el que los pagos no los realiza él de su bolsillo sino una empresa externa, es la pieza que faltaba para completar un puzzle que ya se venía adivinando desde septiembre, cuando en las arcas de Nueva Condomina no había ni un euro pese a los ingresos obtenidos en verano por la campaña de abonados y por distintas partidas como derechos de formación y el traspaso de Arturo Molina al Levante.

Lo que dejó claro Raúl Moro es que Mauricio García de la Vega no es el dueño del club, pese a que el miércoles pasado se emitía una nota en la web de la entidad proclamando al mexicano como propietario. «El club es de Corporación Emerita Augusta -empresa con la que el extremeño adquiría las acciones-». Defendiendo que sigue siendo el máximo accionista, ahora será el grupo Gálvez Brother el que asumirá la gestión, aunque nadie de dicha empresa ni se presentó ante los medios ni acudió a Nueva Condomina. Tampoco el Real Murcia utilizó sus medios oficiales para hacer pública la noticia que salió de la boca de Raúl Moro. Lo único que fue capaz de decir el expresidente grana es que «el actual consejo es el que tiene que trabajar por el club y por los aficionados». En ese órgano de control, en el que Miguel Martínez hace de presidente provisional, la persona encargada de llevar la voz cantante es Deseado Flores.

El albaceteño, según personas cercanas al día a día del club grana, es el principal culpable de la situación esperpéntica que se está viviendo en estos días y que está manchando a la institución, y es que las mismas fuentes indican que la intención de Flores era seguir manteniendo su papel, pero con el dinero de Mauricio García de la Vega. Al verse relegado por el empresario mexicano, el manchego ha apostado por volver al lado de Raúl Moro y animarle a dar una especie de golpe de estado que les devuelva todo su protagonismo.

De hecho, aunque no apareció al lado del exmandatario durante su intervención ante los medios, Deseado Flores se dejó ver en todos los escenarios posibles. Junto a Miguel Martínez, el hostelero salió y entró continuamente de las oficinas de Nueva Condomina. Además, aunque ya no tiene nada que ver con el aspecto deportivo, en manos de Pedro Gómez Carmona, el albaceteño se acercó a Cobatillas para tener una reunión con la plantilla y explicarles los últimos movimientos del que hasta diciembre era el presidente del Real Murcia.

A la misma vez que Raúl Moro y sus colaboradores se ponían delante de todos los focos que encontraban a su paso, Mauricio García de la Vega llegaba pasadas las once de la mañana a Nueva Condomina. El mexicano, que defiende que tiene un poder que le acredita como máximo accionista, accedió con normalidad a su despacho, donde siguió trabajando hasta el mediodía.

A su salida de las instalaciones, el representante FIFA prefirió no hacer declaraciones. Lo que sí tiene claro, indican fuentes de esta redacción, es que si Raúl Moro cree que está incumpliendo el contrato deberá acudir a los tribunales para demostrarlo. «Será un juez el que diga si tiene o no razón», indicaban el lunes a esta redacción, insistiendo en que Mauricio García de la Vega, nada más ejecutar la cláusula que le permitía adquirir las acciones en manos del extremeño, tiene un poder que le acredita como dueño y que solo está pendiente de que el Consejo Superior de Deportes dé el visto bueno al traspaso.

Raúl Moro fue cuestionado sobre su derecho a ir a los juzgados a reclamar lo que dice que es suyo, sin embargo el extremeño perdió la oportunidad de confirmar si lo hará. Simplemente se limitó a decir que «hay que trabajar por el Real Murcia, y me vuelvo cuando ya he terminado mi trabajo». Al ser repreguntado por la cuestión indicó que «eso se lo tenéis que preguntar a él -por Mauricio García- y a los abogados».

Todo por el murcianismo

Sus respuestas vacías se iban sucediendo pregunta tras pregunta. Indicó que no procedía decir si había hablado con la plantilla. Tampoco procedía explicar si De la Vega tiene el mismo poder que tenía desde diciembre. Sobre la mensualidad que se ha pagado solo se le ocurrió decir que no sabía a qué mes correspondía: «Se lo tendrán que preguntar a ellos». Y así una tras otra. Se agarró a la confidencialidad del contrato para no dar detalles y al ser cuestionado por el porqué se agarra a un club con 42 millones de deuda apeló al murcianismo: «Me siento murciano», decía, pasando la pelota a los periodistas presentes: «¿Negocio? El Real Murcia es un sentimiento, si usted no entiende eso no sé qué hace aquí».