Raúl Moro Martín puso fin a su etapa en el Real Murcia a finales de diciembre. Un mes antes, en noviembre, reunía a su consejo de administración, en el que todavía estaban José Carrilero, Enrique López y Stefan Settels, para pedirles ayuda. No tenía dinero para asumir los pagos a los que se había comprometido y necesitaba que le echaran una mano para buscar inversores que se sumasen a su proyecto. Deseado Flores, consejero delegado de la entidad hasta el pasado miércoles, fue el primero en ponerse el mono de trabajo, sin embargo su solución era contraria a la que buscaba Raúl Moro. Unas semanas después, el albaceteño se presentó en un nuevo consejo en el que puso sobre la mesa el nombre de Mauricio García de la Vega, pero la llegada del mexicano no sería como complemento al dueño del club, sino como gestor independiente. Con el monedero agotado poco pudo hacer Moro para agarrarse a la silla.

La noticia se confirmaba el 26 de diciembre, el 3 de enero Mauricio García de la Vega ya estaba en Murcia y el 8 de ese mismo mes, el mexicano ofrecía una rueda de prensa en la que se presentaba en sociedad. En el acto no apareció Raúl Moro, pero sí estuvo presente un Deseado Flores que continuaría en el nuevo proyecto. Así lo afirmaba en una entrevista a La 7 a finales de diciembre. «El deseo no es hacer grandes cambios», decía, añadiendo que el recién llegado necesitaría el apoyo de gente que conozca la ciudad y que tenga acceso a otras fuentes de ingreso.

Todo lo que parecía una transición tranquila, un cambio de poderes consensuado ante notario, ha ido dirigiéndose a un callejón sin salida que, de momento, mantiene a los aficionados atentos a cualquier acontecimiento. Mientras que el paso atrás de Moro no se acababa de dar -el extremeño se seguía dejando ver pese a adeudar las nóminas de noviembre y diciembre e incluso reiteraba a gente de su entorno que podía recuperar el control del club en cualquier momento-, el dinero de García de la Vega no acababa de llegar a las arcas de Nueva Condomina.

Se pudieron pagar las denuncias y se abonó la nómina de enero a los jugadores, pero los retrasos seguían ahí y la transferencia correspondiente a febrero tampoco llega. A esos problemas hay que unir las zancadillas que el agente FIFA ha sentido recibir desde dentro, y es que en las últimas semanas ha visto como Deseado Flores y Pedro Contreras trabajaban a su lado a la vez que flirteaban con Raúl Moro y dejaban entrever que buscaban un inversor para quitar el poder al representante centroamericano.

Los rumores lanzados desde un lado se despejaron completamente el pasado miércoles. Fue el día que García de la Vega daba un golpe sobre la mesa. A su vuelta de México, el representante acudió al notario y ejecutó una de las cláusulas del contrato que le permitía hacerse con el control accionarial del Real Murcia de manera inmediata. De hecho, desde el club defienden que el mexicano tiene en su mano el poder que confirma que es el poseedor del 84% de la entidad, y que solo falta que el Consejo Superior de Deportes dé el visto bueno, algo es calificado «como un trámite».

A través de la página web de la entidad se confirmó la noticia, que ahora está pendiente de que se lleve a cabo el pago estipulado en el acuerdo y de que el cambio accionarial sea aceptado por el Consejo Superior de Deportes. En un instante, el gestor grana se convertía en propietario, dejando en fuera de juego a Raúl Moro, al que solo se le ocurrió afirmar que habría que demandar al diario Marca, medio encargado de dar la noticia.

Un día después el extremeño regresaba a Murcia y a lo largo de toda la mañana del jueves dejó claro a todo aquel con el que se encontró por la calle que llegaba para «dar guerra». Hasta el momento Mauricio García de la Vega sigue trabajando en las oficinas de Nueva Condomina -el domingo se sentó en la primera fila del palco y ayer lunes aprobó el fichaje de Ongenda y mantuvo una reunión informal con Paco Belmonte-, mientras que Raúl Moro utilizó un correo electrónico de una cuenta de gmail para comunicar a los medios que había «revocado el poder que se expidió en favor de Mauricio de la Vega, poder que estaba supeditado al cumplimiento del contrato que lo incluía», además, como cada vez que el extremeño tiene que enfrentarse a una situación en su contra, no faltó la coletilla en la que avisaba que emprenderá «las acciones legales que considere necesarias para la defensa de mis derechos como los intereses del Real Murcia CF».

Pese a que desde la notaría también se trasladó la decisión de Raúl Moro a las oficinas de Nueva Condomina, los responsables del club no dan ningún tipo de validez al movimiento del extremeño. De hecho, lo que más llama la atención del paso dado por el que fue presidente durante el pasado año es que en ningún momento se indica qué es lo que se ha incumplido para que se pueda romper el acuerdo firmado en diciembre.

También resulta extraño, según apuntan fuentes de Nueva Condomina, que Raúl Moro solo haya regresado al primer plano tras ver cómo Mauricio García de la Vega ejercía la cláusula del contrato que le permitía convertirse en dueño del club sin necesidad de esperar a junio de 2019, fecha en la que vencía el alquiler por parte del mexicano. «Una vez que se ejecutaba la cláusula ya no se puede frenar el traspaso de las acciones», defienden personas cercanas al gestor murcianista, quienes añaden que el centroamericano salió de la notaría con un poder que le convierte en máximo accionista.

«Lo que Raúl Moro tendrá que hacer es ir al juzgado y presentar una demanda, porque ahora mismo lo único que ha conseguido es que el notario dé fe de que él ha acudido a rescindir el contrato, pero nada más», explican, dejando entrever que la solución no será sencilla ni a corto plazo: «Si va al juez, tendrá que probar que lo que dice es cierto y luego habrá que esperar a la sentencia para saber le dan la razón o no, pero ahora mismo las acciones están en manos de Mauricio García de la Vega», concluyen.