El Extremadura acaba de presentar a Martín Vázquez como entrenador que releva en el cargo al jerezano Manolo Ruiz ( ocho victorias, cuatro empates y cuatro derrotas y a tres puntos del Cartagena). Ruiz, a su vez, sustituía a Agustín Izquierdo (cuatro victorias en los primeros trece partidos), quien, recordemos, se había hecho cargo del equipo después de que la directiva ‘liquidase’ en pretemporada a Juan Sabas. Es decir, el exjugador del Real Madrid Martín Vázquez se convierte en este Extremadura ahora tercero en el cuarto preparador que acumula el equipo de Almendralejo en su desesperado intento por ser el primer clasificado y campeón del Grupo IV de Segunda División B. Visto así no deja de parecer una carrera enloquecida la que ha emprendido el club extremeño para dar el difícil salto a Segunda División. Fichajes estratosféricos en verano y en enero y un sin vivir en el banquillo que no terminan de cuajar tras tantas idas y venidas.

El FC Cartagena, líder desde la jornada decimoquinta, es el polo opuesto en esta pugna por ser el mejor del grupo. El club albinegro sigue con el mismo entrenador desde hace dos años. Alberto Monteagudo cumplía el pasado 3 de febrero su segundo cumpleaños al frente del equipo albinegro y tiene cuerda hasta 2019. El conjunto cartagenerista ha decidido que el éxito se cuece a fuego lento y no ha titubeado -al menos de puertas para afuera-, cuando la plantilla o el propio entrenador han podido estar en entredicho en determinados momentos de la pasada campaña o de incluso la actual.

Alberto Monteagudo es la imagen de un Cartagena que proyecta seguridad -salvo sonadas excepciones- en casi todos sus partidos. Ha modelado un equipo a su imagen y semejanza, renovando a aquellos futbolistas que le servían tanto ahora como hace dos años -caso de Álvaro, Moisés, Cristo Martín o Sergio Jiménez- y actualizado la plantilla con otros que ofrecen unas expectativas esperanzadoras -Owusu, Benito y Rubén Cruz- en el mercado de invierno.

El sistema empleado por el de Valdeganga tiene sus adeptos al igual que suma sus detractores, pero mejor o peor, los resultados han ido dándole la razón a un entrenador que el pasado año se mantuvo en las primeras posiciones de la competición liguera durante toda la Liga y esta temporada acumula ya en 25 jornadas, 19 semanas entre los cuatro que tienen el derecho de jugar el play off de ascenso. Además, en trece de estos encuentros ha acabado siendo líder del Grupo IV. Ningún rival de la pasada campaña o de ésta ha igualado estas cifras hasta el momento, a falta de disputarse el tercer tramo de la competición oficial.

Desde que debutara en el partido ante el Almería B un 7 de febrero de 2015, Alberto Monteagudo ha dirigido en partidos de competición liguera un total de 78 partidos y los datos que ofrecen son los siguientes: 37 victorias (47.43%); 26 empates (33,33%) y 15 derrotas (19.23%). Las estadísticas que ofrece el preparador son abrumadoras y en cualquier caso dan para jugar fase de ascenso cada una de las dos temporadas completas que va a dirigir al Cartagena.

El equipo directivo del conjunto cartagenero ha tratado de lidiar las embestidas cuando las cosas no fueron bien, y no ha ofrecido el más mínimo síntoma de división cuando de Alberto Monteagudo se ha tratado. Es más, el técnico es arte y parte en el equipo y en el proyecto de una temporada y la siguiente. No ha quedado fuera de las decisiones, porque siempre han entendido que es él quien debe mantener a flote este equipo y la fortaleza se le da desde la responsabilidad y la implicación directa en las decisiones.

Como cualquier equipo, ha tenido destellos de ser un equipo con clara vocación de ascenso, aunque no puede obviarse que ha flaqueado en otros instantes -el segundo tramo de la competición del año pasado- y ha estado a punto de dar al traste con sus retos. Monteagudo y los suyos han tratado de tomar nota de los errores y enmendar la plana.Tropezar por segunda vez

El Cartagena empezó a perder fuelle el año pasado a partir de la jornada vigésimo sexta. Los albinegros ganaron al Lorca CF y se pusieron líderes en un partido donde dejaron unas inmejorables sensaciones. Pero a partir de entonces fueron decreciendo con solo dos victorias en las últimas 12 jornadas. El equipo perdió cuatro partidos en ese tramo y pasó del cielo a rozar el infierno en un par de meses.

Los grandes retos se juegan a partir de ahora y es desde este momento, cuando tanto el entrenador como sus acompañantes saben que hay que estar más y mejor preparados anímicamente, evitar los vaivenes y ser regulares. Conocen bien el club y sus consecuencias y no pueden volver a tropezar en la misma piedra.