¿Cómo llegó al mundo del fútbol?

Porque mi hermano y yo estábamos todo el día en la calle jugando y mi madre nos apuntó a una escuela para que estuviéramos allí por las tardes. Con 11 años vino el Albacete Balompié y allí nos fuimos a vivir.

¿Siempre fue un delantero goleador?

Bueno, empecé jugando de lateral izquierdo porque era zurdo y no había nadie para esa posición. Después pasé a ser extremo izquierdo, pero cuando me fui al Albacete me pusieron de delantero centro y ahí me quedé.

En 2017 vivió una muy mala experiencia, sin poder jugar. ¿Cómo calificaría lo que vivió?

No me había visto nunca en un lío tan grande y lo calificaría como el mayor aprendizaje de mi vida. En mi casa siempre hemos dicho que todo lo que pasa es para bien, y ahora creo que si no me hubiese pasado, no habría salido la oportunidad de jugar en Estados Unidos.

Las desgracias hasta tienen algo positivo.

Así es. Yo estaba confiando en que tenía que hacer bueno lo vivido y fíjate que al final un equipo de la MLS se informó de mi situación y les parecí interesante. Si en agosto hubiera salido todo como otras personas querían, yo estaría jugando en España y no me habría ido.

Se dijo que por un minuto no fue al Valladolid. ¿Pero qué pasó en realidad?

Pues básicamente que Las Palmas no quería que fuera a un equipo de Primera e hizo todo lo posible para que así fuera. En el último minuto hicieron cosas que no se pueden hacer para que me quedara sin jugar. Me intentaron meter en el Valladolid, pero como lo que no es justo no puede salir bien, al final pasó algo para que se estropeara todo y me quedara sin jugar. Al principio me quedé muy fastidiado, pero al final me ha venido muy bien porque no habría sido bueno ir al Valladolid.

¿Lo llegó a tener hecho con el Alavés?

Sí, estaba todo acordado. Solo faltaba la firma de Las Palmas.

Y hasta llegó a cambiar de representante.

Antes de acabar la temporada en el Cádiz tenía varias ofertas de equipos de Primera para cerrar la operación de inmediato. Rompí con la agencia Bahía y me puse en contacto con José Manuel Espejo, la persona que ha solucionado todo el lío, porque llegué a estar apartado sin poder entrenar. Él arregló lo más difícil y me ha encontrado un equipo donde tienen ilusión porque yo vaya allí.

¿Se sintió mercancía?

Totalmente, porque en muchas reuniones que tuve con Las Palmas les tuve que decir que yo soy persona, con familia, con un padre y una madre a los que llamaba por las noches y les tenía que decir que no me habían dejado entrenar, que me había tirado tres horas dando vueltas a un campo solo. Y así tres meses. Hicieron todo lo posible por arruinar mi carrera.

Pero no todo fue malo en Las Palmas.

Por supuesto, porque los seis primeros meses allí fueron espectaculares, con un equipo que estaba arriba, que llevaba 25.000 personas al campo y que al final subió a Primera. Además, a mí siempre me quedará que yo peiné el balón que luego metió el Chino en la portería.

Hablemos del futuro. ¿Cómo lleva el inglés?

Pues lo llevo mal...

¿Y no le da miedo ir a un sitio que no conoce?

Por un lado me da un poco de vértigo, pero en España he estado en muchos sitios y en todos me he adaptado, porque aunque estés a 200 kilómetros de tu casa, tienes que poner de tu parte para ello.

¿Y qué le han contado de Utah, su destino?

Pues que se pasa mucho frío, ya que la ciudad está a 1.300 metros de altura y tiene la mejor nieve de Estados Unidos para esquiar. Me han dicho que me lleve unos buenos abrigos y también que el club va a hacer una ciudad deportiva espectacular, de las mejores del mundo.

¿Se va con ganas de volver para jugar en Primera?

Si me fuera pensando en volver, no habría firmado un contrato de tres años con opción a un cuarto. Me voy con la intención de triunfar y hacer carrera, pero también te digo que he firmado siete u ocho contratos en el fútbol profesional en mi vida y no he cumplido ninguno.

La difícil vida del delantero...

Así es, solo pienso en que me voy a estar allí tiempo. Si lo hago bien quizás alguien me quiera traer de vuelta, pero eso nunca se sabe. No miro tan lejos porque la vida me cambia en cada llamada de teléfono.

Es que es complicado encontrar a un delantero que lleve mucho tiempo en el mismo equipo.

Es que es el puesto más en el ojo del huracán porque si metes muchos goles vienen equipos superiores, y si no los metes, tienes que ir a otro para hacerlos. Es la posición más volátil del fútbol.

¿Se siente un privilegiado pese a lo vivido?

Privilegiadísimo porque está claro que nadie vive en un mundo de rosas, donde todo es bonito. Parece que la vida del futbolista es fácil e idílica, pero la gente tiene que saber que detrás hay una familia. La gente solo ve del futbolista si lleva un buen coche y va bien vestido, pero no ve que los fines de semana está viaje, que no tiene verano y que pasa por situaciones como la que he vivido yo, viéndome obligado a contratar un abogado y pasando por momentos desagradables.

El problema es que solo vemos que Cristiano Ronaldo lleva un cochazo.

Ya, pero Cristiano es una persona que sabrá lo que ha tenido que trabajar para llevar cada día un Porsche o un Mercedes. Se fue de su casa con 9 años, se quedó sin padre y ha realizado un gran sacrificio. Es más cómodo irte al bar a tomarte una cerveza con los amigos y vivir siempre en tu casa. Por ejemplo, yo no tengo casi relación con la gente de mi tierra...

Claro, porque amigos de la infancia tendrá pocos.

Los que pude hacer hasta los diez años. En el pueblo mucha gente me conoce, pero mi círculo al final es de diez o quince personas y pierdes mucho contacto con la familia. Te pierdes muchas comidas y acontecimientos que son muy bonitos de vivir.

Por último, ¿de qué equipo era de niño?

Del Real Madrid.