¿Cómo y cuándo llegó al judo?

Con cinco años mi madre me quiso apuntar a ballet en el gimnasio Judo Club Yecla porque mi hermana ya bailaba, pero cuando fuimos vi a unos niños practicando judo le dije que me apuntara a eso pese a que no sabía lo que era. Me dejaron probar una semana y aquí sigo.

Vamos, que no llegó ni a probar el ballet.

No, no, no, le dije a mi madre que no, que judo.

¿Y cómo acabó en Alicante?

Porque empecé con 13 años a entrenar en Alicante. Al principio me llevaban solo los viernes, después iba dos días y cuando comencé a estudiar la carrera, ya me quedé a vivir para así entrenar todos los días.

¿Cuándo empezó a competir en serio?

En Yecla no competía, pero llegó al instituto un profesor de Educación Física de Alicante que el primer día de clase preguntó si alguien sabía lo que era un Ippon, y la única que levantó la mano fui yo. Si no hubiese aparecido este chico, quizás lo habría dejado porque en el gimnasio ya casi nadie hacía judo, pero me dijo que conocía a Javier Alonso, marido de Isabel Fernández (campeona olímpica), y me animó a ir a Alicante.

¿Pero empezó a destacar muy pronto, no?

Llegué a Alicante con 13 años, estuve dos compitiendo a nivel provincial, y con 16 fui campeona de España. Desde entonces estoy en la selección nacional.

¿Qué le ha dado el judo para que siga con 30 años?

Todo, sobre todo ser como soy. Es un deporte con muchos valores, sobre todo respeto, compañerismo, amistad, el control de uno mismo, es una forma de vida, porque siempre queremos superarnos ante cualquier adversidad, como hay que hacer en la vida cotidiana. Además, es uno de los más completos que existen, porque lo trabajas todo y diariamente aprendes algo.

Conseguir una plaza olímpica en judo en este país es casi ganar ya una medalla.

Es que las clasificaciones olímpicas en judo son complicadas porque son a nivel mundial. No vale solo con ser el mejor de tu país, tienes que ser de los mejores del mundo. En otros deportes se dan plazas a los países, pero en judo son individuales.

¿Cómo es la vida de una judoca?

Entreno en el Judo Club Alicante bajo la dirección de Javier Alonso y Cristina Blasco, y realizo todos los días dos sesiones. Cuidamos mucho la alimentación, las horas de sueño y vemos vídeos de los rivales, porque hay que llevar una buena preparación en todo, no solo de entrenamiento, puesto que es un deporte de mucha táctica.

¿Y con el ritmo que lleva de vida le da tiempo para tener pareja y salir de fiesta?

Tengo pareja y vivo con mi novio, pero salir de fiesta no mucho porque siempre tenemos objetivos de competiciones y entrenamientos.

¿Y su pareja entiende sus ausencias?

Mi novio practica judo, pero no compite, y sí que me entiende, aunque a veces le cuesta, sobre todo cuando me tengo que tirar mucho tiempo fuera, como cuando me voy un mes a entrenar a Japón, por ejemplo.

¿Qué combate recordará toda su vida?

No me puedo quedar con uno solo, porque también se aprende mucho de las derrotas, incluso más porque las miras con más exactitud para ver los fallos. La clave es no rendirte y seguir adelante aunque pierdas.

¿En qué momento de su vida deportiva está?

Por edad estoy en los últimos años de competición porque también me gustaría trabajar, pero la verdad es que me encuentro muy bien, mejor que nunca.

¿Y cómo está enfocando su vida laboral?

Ahora estoy estudiando un segundo Master, que es de actividad física para la Tercera Edad, y me gustaría dedicarme a algo relacionado con la salud, para mejorar la calidad de vida, prevenir enfermedades.

¿Está el judo en un buen momento en España pese a la ausencia de medallas en los últimos Juegos?

Está en un buen momento aunque es poco mediático, pero no minoritario, ya que lo practica mucha gente. Hay muchos niños y adolescentes que lo practican, y mucha gente sacando medallas a nivel internacional. Es el cuarto deporte en número de licencias, pero como solo sale el fútbol en la tele, la gente no lo conoce mucho.

¿Y hay dificultades para captar niñas por ser un deporte de combate?

No, en Alicante sorprende la cantidad de niñas que hay. Es un deporte de contacto pero no es agresivo, porque no hay golpes, y es el único recomendado por la Unesco para edades de 4 a 12 años.

¿A usted le miraban de forma diferente por hacer judo cuando era una niña?

En judo no me lo he encontrado, pero en el fútbol, en la etapa en la que estuve jugando con chicos, sí que me pasó. En algunos campos escuché insultos por ser chica y jugar con chicos, pero en judo, por ejemplo, los entrenamientos no distinguen de sexo y nunca he encontrado ni un mal comentario.

¿Es que le dio también al fútbol?

Sí, de pequeña estuve compaginando el judo con el fútbol. Jugué en el Yeclano y cuando íbamos por Murcia a jugar los partidos, en más de una ocasión el público me trató un poco mal por ser chica. Hay gente mala por el mundo, aunque otras veces sí que me aplaudieron, como en un pueblo de Murcia donde las madres de los jugadores del otro equipo me ovacionaron.

¿Se le daba bien el fútbol?

Sí, jugaba de titular, era la única chica del equipo y quizás por eso a la que insultaban era a mí. El judo es al revés, porque nunca verás a nadie insultar a un árbitro. Ganes o pierdas le das la mano a tu adversario y por eso lo recomienda la Unesco, porque es muy respetuoso.

¿Qué retos tiene marcados ahora?

Ahora estoy intentando conseguir la clasificación para el Europeo. La Federación nos exige dos medallas y de momento tengo una. En la siguiente competición, que será el Grand Prix de Túnez en enero, espero conseguirla.