Cualquier responsable de una Sociedad Anónima tiene en su agenda una cita anual obligatoria, que no es otra que la celebración de la Junta General Ordinaria en la que los accionistas de la sociedad se reúnen para debatir y votar los distintos puntos del Orden del Día, entre los que suele destacar la aprobación de las cuentas del ejercicio anterior. Así queda establecido en la Ley de Sociedades de Capital. Sin embargo, los nuevos responsables del Real Murcia, con Raúl Moro a la cabeza, han vuelto a demostrar su desconocimiento y su inexperiencia en el mundo empresarial.

A día cinco de diciembre, el consejo de administración grana no había convocado a sus accionistas a la ya mencionada Junta General Ordinaria, y, teniendo en cuenta que esta cita debe anunciarse en la web oficial del club, en el Boletín Oficial del Registro Mercantil y en un medio impreso con como mínimo un mes de antelación, ya es imposible que pueda llevarse a cabo antes de final de año.

La no celebración de la reunión anual antes del 31 de diciembre de 2017 significa además que el actual consejo de administración del Real Murcia está incumpliendo los estatutos sociales que se encargan de regular el funcionamiento de la entidad. Según lo establecido en las normas del club, cuya mayor modificación llegó en 2003, «la junta general de accionistas se reunirá con carácter ordinario todos los años dentro de los seis primeros meses del ejercicio».

Así, atendiendo a lo que dice el texto y para ajustarse a la legalidad, Raúl Moro y su equipo deberían haber llevado a cabo la asamblea anual entre los meses de julio y diciembre. Al no hacerlo, los pequeños accionistas del club que reúnan un 5% del capital de la entidad -según la Ley de Sociedades- pueden exigir la celebración de esa junta, una petición que debería ser atendida en un periodo de dos meses.

El objetivo de la Junta General Ordinaria, según se añade en los estatutos sociales del Real Murcia, es «nombrar y remover al Consejo, censurar la gestión social, aprobar, en su caso, las cuentas del ejercicio anterior, acordar sobre la aplicación de resultados, nombrar los auditores de cuentas y resolver cualquier otro asunto incluido en el Orden del Día».

Por tanto, el despiste de los consejeros murcianistas no es baladí. Todo lo contrario. Con 2017 llegando a su fin y con la junta sin convocar, el Real Murcia sigue sin someter a votación la aprobación de las cuentas anuales correspondientes al ejercicio que va desde julio de 2016 a junio de 2017. Este paso es obligatorio para cualquier sociedad, que una vez conseguido el OK de los accionistas al balance económico, deberán presentar estos informes en el Registro Mercantil durante el mes siguientes a la aprobación en la junta. De no depositar las cuentas en tiempo y forma, el Real Murcia se expone a ser sancionado con una cantidad económica que puede ir de los 1.200 a los 60.000 euros.

Aunque no estén a disposición de los accionistas, los que sí tienen que tener en sus manos el balance de perdidas y ganancias del último ejercicio -16-17- son los consejeros. Y es que, volviendo a lo establecido en los estatutos, el consejo «deberá formular las cuentas anuales en los tres meses siguientes al cierre del ejercicio -de julio a septiembre-». Pero de momento, ni Raúl Moro ni Deseado Flores, consejero delegado del club, ni el resto de integrantes del órgano de control han hablado de la existencia de ese informe que detalle la actual situación económica del Real Murcia.

El silencio del grupo del extremeño respecto a su gestión al frente del club no es nuevo. Aunque desde hace un año todas las decisiones pasan por su manos, hasta el momento no han dado ni un solo detalle de cómo está en este momento la deuda de la entidad, y es que dada la fuerte inversión que están realizando desde su llegada, lo normal es que la cantidad pendiente de pago haya aumentado notablemente. El pasado mes de junio, cuando se convocó una junta extraordinaria para aprobar una ampliación de capital que no salió adelante, el consejo de administración sometió a votación «los estados financiados auditados hasta el 31 de diciembre». Esos datos correspondían a la gestión del equipo presidido por Martínez Abarca, por lo que el avance de gastos del periodo entre enero y junio quedaba en el olvido. De donde, por ahora, no se ha movido.