¿Cuándo empezó a jugar?

En el patio del colegio, de forma innata porque en mi casa nadie había jugado al fútbol y debuté en Preferente con 16 años.

¿Siempre jugó de delantero?

No, empecé de lateral derecho, después me pusieron de interior y acabé de delantero.

Vamos, la evolución inversa.

Sí, fue muy rara. Siempre le digo a mi primer entrenador que si me hubiera dejado de lateral derecho, habría llegado lejos porque por mi banda no pasaba nadie.

¿Y qué hace jugando en Autonómica con chicos tan jóvenes?

Estuve cuatro años con los veteranos del Alberca, pero me aburría. El entrenador me pidió que le echara una mano, hice cuatro goles en seis partidos la pasada temporada, y este año he hecho yo la plantilla y estoy buscando el dinero para tirar adelante.

¿Cuándo se dio cuenta de que no iba a vivir del fútbol?

Cuando vine de Tenerife, que estuve en Segunda B. Me llamaron de allí muchos equipos para que volviera, pero el cuerpo ya no me tiraba y me centré en ser policía.

¿Y por qué policía?

Porque desde pequeño siempre he tenido la necesidad de dar seguridad a la gente, de no buscar problemas y de poner paz.

¿Qué es más difícil, marcar un gol o pillar a un delincuente?

Me lo pones complicado, pero es casi igual, porque hacer goles no es fácil y pillar a un malhechor tiene su trabajo y debes tener intuición para saber cómo piensa el delicuente.

¿La intución es fundamental en el trabajo policial?

La intuición y las ganas que tengas de hacerlo bien, porque es una profesión que tienes que llevar dentro. Cuando me pongo el uniforme lo vivo. De hecho me vine a Murcia desde Torre Pacheco, donde me saqué la plaza, porque había mucha monotonía allí. Pese a que perdía dinero y que tenía que trabajar más, no me importó. Lo bueno es que siempre he hecho lo que me ha apetecido.

¿No ha tenido otro trabajo?

Bueno, con 13 años mi padre ya me llevaba a trabajar con él en la construcción pese a que sacaba buenas notas. Piqué zanjas a pico y pala, como antes se hacía, y ahora le das un pico a un chaval y le da rampa. Por eso valoro mucho lo que tengo.

¿La calle está muy difícil?

Sí porque cada vez los niños beben más, salen con menos edad, fuman mucha droga, mucha marihuana, que es algo que está a la orden del día. Da pena porque yo he mamado un mundo de deportistas y no entra en mi cabeza.

¿Y con la crisis se ha ido del fútbol gente de dudosa reputación?

Ahora no hay tanto donde arañar como antes, cuando a un futbolista de Tercera le pagaban 3.000 euros, que era un disparate. Había dinero negro y cuando querían firmar al delantero que metía los goles, iban con un maletín con 12.000 o 15.000 euros para llevárselo. Ahora eso no está, pero también te digo que quien quiere ser futbolista hoy lo tiene más fácil que antes, porque hay más personas que los asesoran. Recuerdo el año que metí en el Blanca 17 goles y no me llamó nadie, solo el Alquerías, que me dobló el sueldo. Hoy un futbolista mete 17 goles en Tercera y se lo llevan a Segunda B enseguida.

¿Pero no ha hecho mucho daño que los niños quieran ser Cristiano y Messi?

La gente está equivocada y se fijan en estos dos porque son la élite. Los críos de ahora ven mucha tele y no tienen disciplina, no saben lo que es eso. Ahora los veteranos les hablamos a los jóvenes y solo algunos te escuchan y te respetan.

Volviendo al trabajo policial. ¿Nota que mucha gente los ve como enemigos?

Algunas veces sí porque somos los que denunciamos y tenemos que mediar en una discuisón. Intentamos hacer lo correcto en todo momento y en mi gremio casi todos somos muy legales. Mira, yo considero que el fútbol y la policía tienen muchas similitudes€

¿Dónde están?

Trabajamos en grupo y hacemos cosas individuales, como en un campo de fútbol.

¿Qué es lo más difícil de su trabajo de policía?

La violencia de género, el hombre que le pega una mujer y si no encuentras síntomas evidentes de que ha pasado, no lo puedes detener, y si la mujer no lo denuncia, tampoco. Esas son las intervenciones más difíciles. Por lo demás, las llevo my bien pese a que he tenido muertos, accidentes con heridos graves, persecuciones€

¿Y no llega a casa destrozado?

Sí, y dándole vueltas a la cabeza, pero casi siempre me he ido orgulloso de una intervención.

Como el delantero que falla.

Así es. Yo me he tirado muchas noches sin dormir por una mala tarde, por haber metido un gol y fallado cinco.

¿Cómo se siente jugando con chicos 20 años jóvenes?

La edad la llevo por dentro, pero por fuera me siento joven. Lo importante es que me cuido mucho y no salgo de fiesta ni tomo nada antes de un partido. El problema es que muchas noches trabajo, acabo a las seis de la mañana y a las once ya estoy en el campo listo para jugar, pero esos días me deja el entrenador en el banquillo.

¿Cómo le va como agente de futbolistas?

Llevo dos años y tengo en cartera 17 jugadores. Me dedico a asesorarles, a hablar con los padres...

Tratar con los padres es complicado.

Los padres son lo peor hoy en día del fútbol. El problema es que se creen entrenadores, critican si su hijo ha jugado un minutos más o menos, insultan a los árbitros y a veces dan una imagen paupérrima a sus hijos. Una cosa es animar al equipo y corregir al niño hijo y otra es que se les vaya la cabeza. No se dan cuenta de que la diversión del crío es lo fundamental.