¿Cuándo empezó a hacer deporte?

Desde muy pequeña siempre me gustó el fútbol y jugaba con mis primos en un campo que teníamos en Los Conejos hasta que un día mi padre me llevó a un equipo de su pueblo, el Javalí La Ñora. Empecé jugando con chicos en fútbol sala, después seguí en el fútbol y cuando cumplí la edad me fichó el UCAM de chicas.

¿Pero quería jugar al fútbol o al fútbol sala?

Yo es que siempre que veía una pelota lo primero que hacía era darle con el pie. Al final, con trabajo y constancia, he llegado hasta aquí y es un orgullo.

¿No chocaba que una niña jugara al fútbol sala?

Antes sí que sorprendía un poco, pero una vez que me veían jugar, los chicos siempre me pedían de las primeras en el colegio.

Estudió CAFD y fue preparadora física del Jumilla de Primera. ¿Cómo fue esa experiencia?

Maravillosa porque fui la primera chica que entró en el ámbito del deporte masculino en Primera División. Saqué muchas cosas buenas a pesar de que el equipo, por motivos económicos, no pudo mantenerse ni tener los mejores recursos para seguir en Primera, pero agradezco que apostaran por mí.

¿Y cómo le miraban los chicos, le hacían caso?

La primera vez que se sentaron conmigo y me lo propusieron me dio vértigo porque, como tú dices, era una chica dentro de un vestuario de hombres y en una parcela física muy intensa, donde tienes que estar muy encima de los jugadores. Pero me sorprendí desde el primer momento para bien, porque siempre me respetaron y me llevé grandes amistades. Desde el primer momento me sentí querida y respetada.

¿Falta mucho tiempo para ver a una mujer entrenando a un equipo de hombres?

Será pronto, porque aunque aún no está visto, poco a poco se tendrá que ir introduciendo, ya que las chicas tenemos mucho que aportar al deporte. En la UCAM sí que tuve una entrenadora, pero en Roldán solo he tenido entrenadores y no he encontrado diferencia.

Es que yo tampoco se la encuentro.

Ninguna, es simplemente que no está visto. Al no ser común, a lo mejor no se le ofrece a la mujer ese papel, por eso para mí fue una satisfacción que un equipo masculino me propusiera ser su preparadora física.

Por la edad que tiene ha tenido que ser buena estudiante, vamos, que usted es una empollona.

Siempre me ha gustado llevarlo todo al día y nunca me ha quedado una asignatura para septiembre, siempre he sido trabajadora porque he trasladado a los estudios la disciplina y los valores del deporte.

¿Y cómo se las apañaba para jugar y estudiar?

Cuando te gusta algo y lo haces con pasión, siempre se saca tiempo para todo. Los apuntes y el ordenador siempre los he llevado encima en los viajes.

Los equipos femeninos tienen bastantes menos medios que los masculinos.

No se puede comparar. Por desgracia tenemos muchos menos recursos que los chicos, no solo en el fútbol sala, sino en el deporte en general y, sin embargo, en los Juegos Olímpicos las medallas las aportan las chicas. En el ámbito donde yo estoy hay una diferencia abismal.

Porque para ustedes eso de hacer los viajes un día antes e ir a hoteles confortables no existe.

Nuestro equipo se puede permitir durante la temporada hacer un viaje o dos a hoteles. Pero, por ejemplo, nosotras jugamos hace tres semanas en Orense, hicimos el viaje de noche, llegamos y jugamos.

¿Usted vive del fútbol sala?

Qué va, para nada. Las chicas no vamos a vivir del fútbol sala, solo podemos aprovecharnos para formarnos porque en mi caso he tenido la oportunidad de sacarme mi carrera y de hacer un Máster. Pero por desgracia, las chicas no podemos vivir de esto.

¿Y cuando va a la selección le pagan algo?

En la selección sí, pero se queda bastante lejos de lo que reciben los chicos.

¿Entonces, cómo se gana la vida?

Juego en el Roldán, hago un Máster de profesorado en la UCAM, entreno dos días a la semana a un equipito de niños de cuatro y cinco años, y también trabajo en un centro de entrenamiento personal que se llama Sano.

¿Le gustaría dedicarse a la docencia?

Tengo la suerte de decir que me gusta el rendimiento deportivo y el entrenamiento personal, pero también me agradaría trabajar en un colegio con niños. El día de mañana decidiré dónde tengo más salidas.

¿Piensa que el fútbol sala tendrá para usted fecha de caducidad por motivos de trabajo?

Ahora mismo soy joven, tengo 23 años, y espero que me dure mucho tiempo el fútbol sala. En estos momentos solo pienso en aprovechar el tiempo y en formarme porque el día de mañana lo único que me va a quedar es un trabajo, y el fútbol sala será como un recuerdo bonito lleno de miles de experiencias y de gente.

¿Se puede considerar un milagro que Roldán, con 6.000 habitantes, tenga un equipo como el Jimbee?

Roldán es un ejemplo de trabajo y constancia, porque desde hace muchísimos años cuida mucho las bases y eso se ve ahora reflejado. Es una familia que trabaja muy bien, que nos acoge de forma excepcional a las jugadoras, donde se preocupan por nosotras, nos ayudan a formanos y eso hace que rindamos mejor. Y también tenemos la suerte de tener un patrocinador como Jimbee.

¿Qué camisetas guarda en casa?

La camiseta de mi debú con la selección la tengo guardada con mucho cariño, porque fue una experiencia inolvidable, y también la de mi estreno en Primera División con solo 15 años con el UCAM.

Por último, ¿quiénes son sus referentes?

No tengo ninguno en especial, pero ver a Ricardinho jugar es una barbaridad, que es un fenómeno. Pero me quedo con Kike Boned, que siempre ha sido un ejemplo de saber estar tanto dentro como fuera de la pista.