El UCAM Murcia CB, en su ya dilatada historia, ha vivido más momentos tristes que felices. Pero sus aficionados han aprendido a saborear con intensidad esas alegrías que con cuentagotas han llegado. Los ascensos y algunos triunfos para el recuerdo han quedado grabados a fuego, como ese play off por la permanencia frente al Valladolid en 1994, el ascenso y la salvación en Zaragoza cuando nadie daba ni un euro por el equipo, la victoria en la pista del Estudiantes que evitó bajar a la LEB en un momento crítico... Ayer, en el Palau Blaugrana, los universitarios cambiaron la historia (94-97). Dieciocho veces había jugado el club de Murcia en el Palau y en otras tantas había perdido. Varias veces estuvo cerca de la gesta, pero siempre salía de los vestuarios de vacío, cabizbajo, sin consuelo. Pero el UCAM de Ibon Navarro, un equipo que ha perdido el talento de Facundo Campazzo pero que ha ganado tesón y firmeza, que llegaba de generar muchas dudas el miércoles con su derrota en la Champions League, demostró que las heridas no son eternas. Pese a que a los murcianistas les temblaron las piernas en el último cuarto, después de disfrutar de una renta de 16 puntos (67-83) a 7 minutos y 37 segundos del final, salieron airosos pese a sufrir hasta tres pérdidas de balón en el último minuto que comprimieron el marcador hasta un 93-94 a 22 segundos de la conclusión. Pero entonces capturó Ovie Soko un rebote en ataque y anotó dos tiros libres que provocaron el delirio en la pista de un rival deprimido, que acumula ya cinco derrotas consecutivas, tres en Euroliga y dos en ACB. Para llegar hasta ese punto fue vita que los jugadores salidos desde el banquillo anotaran 59 puntos, demostrando que las diferencias en este equipo entre titulares y suplentes son mínimas.

Al equipo murciano le ha costado una barbaridad entrar en escena en los últimos duelos. Frente al Valencia Basket concluyó el primer cuarto con un demoledor 12-26 que se convirtió en una gran losa; y el miércoles pasado, en la Champions League frente al Dinamo Sassari, el parcial inicial fue de 0-10. Pero en el Palau Blaugrana se esfumaron esos fantasmas gracias al buen arranque del jugador más discutido en estos momentos de la plantilla, Marko Lukovic. Lejos del Palacio de los Deportes, donde parece que el miedo escénico se apodera del serbio, firmó 8 de los primeros 13 puntos de un conjunto que abusó el lanzamiento exterior en los compases iniciales. La defensa del Barcelona se cerró sobre Brad Oleson y dejó libertad a Kloof, quien solo fue capaz de anotar uno de los tiros liberados que tuvo. Coincidiendo con la salida de pista de Sadiel Rojas por un golpe, el Barça se estiró (16-13 y 19-15), aunque solo tímidamente porque la defensa de los hombres de Ibon Navarro funcionaba a altas revoluciones. Dos triples consecutivos de Álex Urtasun elevaron la moral (19-23) de los murcianistas, que firmaron un parcial de 0-8 antes de cerrar el primer cuarto (21-23).

Benite está en estado de gracia. El escolta internacional brasileño, que firmó 29 puntos ante el Valencia, solventó una situación de atasco mental (26-25), un festival al que se sumó Ovie Soko haciendo lo que mejor sabe, rompiendo la defensa rival con penetraciones basadas en la potencia (28-34). El técnico local, Sito Alonso, tuvo que parar el choque y meter a Ante Tomic, inédito hasta ese momento en la pista, pero el ciclón universitario estaba desatado. Otros dos triples de Benite y uno de Urtasun situaron la renta en diez puntos (33-43, min. 16). Pero estaba claro que no todo podía ser de color de rosa y el Barcelona apretó los dientes y con un parcial de 6-0 volvió a equilibrar las fuerzas (39-43). Pero Kloof, gracias a esa potencia física natural con la que 'oculta' la ausencia de talento, machacó el aro rival (39-45) y anotó seguidamente tres tiros libres (41-48, min. 19) que despertaron la furia de los locales, que con un 2+1 de Aleksandar Vezenkov a un segundo del final, dejó el marcador en un 48-50 esperanzador.

Faltaba por comprobar si el UCAM Murcia acusaría tras el descanso el desgaste físico que empieza a acumular y que quedó patente en la derrota del miércoles. Pero los de Ibon Navarro mantuvieron la concentración defensiva y encontraron producción ofensiva en casi todos los jugadores, aunque muy especialmente Vítor Benite, en un momento dulce. Tras ponerse por delante el Barça en el marcador (52-50), llegaron los triples de Rojas y Oleson (58-61). Enfrente, solo Heurtel veía aro, facilitando el trabajo de los murcianistas, que gracias al acierto en los tiros libres llegó al final del tercer cuarto con 7 puntos de renta (67-75).

Quedaba lo peor, rematar la faena, ya que una derrota habría dejado en otro intento fallido el asalto al Palau. Y costó pese a que con un 67-83 a 7:37 del final parecía que estaba todo casi resuelto. Pero cuando enfrente hay un equipo con talento en todos sus jugadores, lo peor puede ocurrir. Phil Pressey puso la pimienta (73-83, min. 35) hasta provocar que Ibon Navarro parara el choque con un tiempo muerto tras tres fallos seguidos en ataque. Y entonces apareció Álex Urtasun, quien con dos triples providenciales (75-89, min. 36), como hizo en la victoria frente al Andorra, dio un soplo de aire fresco al UCAM.

Pero la auténtica batalla estaba aún por librarse, porque un minuto después la ventaja se había casi esfumado (83-89). Aparecieron entonces las dudas y en el último minuto los murcianistas perdieron hasta tres balones que aprovecharon los locales. Con 22 segundos solo por jugarse y 93-94 en el electrónico, Urtasun aprovechó su primer tiro libre y falló el segundo. Entonces, con un descomunal salto, apareció Soko, quien capturó un rebote con aroma a triunfo. El inglés, otro de los jugadores discutidos del plantel, anotó los dos tiros libres (93-97) y en el siguiente ataque fue objeto de falta Adam Hanga a solo 2 segundos del final. El húngaro falló el primero (94-97) y tiró a fallar el segundo, pero de nuevo el balón cayó en las manos de la defensa del UCAM, que celebró la tercera victoria del curso sobre la pista ante el desconsuelo de un rival hundido.