Andrés Linares Romera ha vuelto a las canchas de baloncesto a los casi 46 años de edad después de vivir un verano convulso, donde como presidente del Club Baloncesto Myrtia fue el encargado de realizar el traspaso de poderes al Real Murcia para que el club militara esta campaña en LEB Plata, una categoría que se había ganado en la pista.

Linares ha estado durante estos meses callado, en la sombra, pero ahora ha decidido dar su versión de todo lo que rodeó el cambio de propietarios de la entidad de baloncesto, de la que fue presidente y donde contó con el apoyo de un grupo de colaboradores habituales de la misma. El ahora jugador del Club Baloncesto Torre Pacheco, que milita en Primera Nacional -es de los jugadores más veteranos de la categoría junto a José Miguel Fernández ´Capi´ (Marme) y Tano Caro (Eliocroca)-, señala al concejal de Deportes, Felipe Coello, como figura clave en la operación. Explica que «después de realizar todos los directivos gestiones sin éxito para encontrar financiación para el proyecto, quedé con Felipe Coello para decirle lo que sucedía y si él podía encontrarlos. Me dijo que sí, pero que en ese caso habría que hacer cambios en el club, a lo que yo le respondí que no tenía ningún problema, que mi cargo y el de cualquiera estaba disponible, y que lo importante es que siguiera adelante el club», explica Linares sobre el inicio de la operación, para añadir que días después «el concejal organizó una reunión en el Palacio de los Deportes a la que me dijo que si quería asistir no había inconveniente, pero que no era necesario, que solo iba a ser una toma de contacto, aunque de ahí parece que salieron ya los acuerdos definitivos. A la misma asistieron Marcos Molina (ex director deportivo del club), los jugadores Juanjo Coello y Pepe Llorente, Félix Laporta (director deportivo) y Pedro Contreras, quien acudió en representación del Real Murcia.

Me causó extrañeza la presencia de los jugadores porque no habían sido convocados por el club y desconozco quién los citó», relata.

A Linares no le causó extrañeza que fuera el Real Murcia, un club de fútbol, el que se interesara por hacerse cargo de la entidad de baloncesto, aunque «lo que realmente me llamó la atención es que cuando tuve la primera conversación con Pedro Contreras, ya habían hecho ingresos en la cuenta bancaria del club. De hecho, ellos ingresaron el dinero antes de cerrarse la operación y sin el convenio firmado». Antes de este encuentro con Contreras se había celebrado una reunión, en este caso de la junta directiva, a la que también asistió Felipe Coello: «Estaban socios fundadores, personas todas ellas que habían estado vinculadas a la estructura inicial del club. Nos dijo que él les había dado su palabra y añadió que se formaría una junta directiva nueva donde él no podía estar institucionalmente, pero donde tendría voz y voto. De hecho, nos comunicó que él ya había hablado con representantes de jugadores que habían representado a los MVP de LEB Plata en años anteriores para traerlos aquí. En ese encuentro, según Linares, «surgieron diferencias de criterio, a lo que Coello dijo que si eso no se firmaba, que se atuviera el club a las consecuencias», puntualiza.

En esa reunión, sigue relatando el expresidente, «Coello dejó claro que debía haber un cambio de personas en la directiva y de orientación del club, algo que me llamó mucho la atención porque los resultados obtenidos por el club eran buenos, pero yo solo pensé en que saliera el equipo en LEB Plata, además de que es muy lógico que quien pone el capital dirija. Además, agradezco profundamente que dieran el paso adelante». Además, desvela que dos directivos salientes sí que recibieron un ofrecimiento para quedarse en la nueva junta, pero solo uno de ellos aceptó: «Le propusieron a Marcos Molina y Arturo Ferrer, el tesorero, que se integraran en la directiva, pero el primero lo declinó y el segundo sí que aceptó».

El segundo capítulo se vivió ya en el mes de agosto: «Cuando dimitimos los directivos, exigimos incluir en el contrato de cesión una cláusula de salvaguarda que aceptaron los nuevos dirigentes. Queríamos que se garantizara que si el club no estaba en los próximos tres años como mínimo en EBA, recuperaríamos el control», desvela Linares, quien también puntualiza que «el club no tenía ningún déficit ni le debía nada a nadie cuando se llevó a cabo el traspaso».

El concejal de Deportes, en las manifestaciones que ha realizado posteriormente, siempre ha expresado que su función en la operación fue solo la de poner en contacto a dos partes, pero Linares opina lo contrario: «Era un actor muy principal, porque de hecho, nos dijo que aunque por su cargo de concejal no podría estar en la junta directiva, tendría voz y voto en la misma. Eso no es simplemente estar entre bambalinas. Además, a principios de julio ya nos manifestó que había dado su palabra para la entrada de los actuales gestores, transmitiendo que lo que quería era demostrar que el deporte, y en especial el baloncesto, no se acaba en la UCAM. Comentó que en el fútbol estaba amparado legalmente para no darles subvención, y que este año en el baloncesto, aparte de lo que les correspondía por la Liga ACB, no iban a recibir nada por jugar en Europa porque era una competición por invitación y no por méritos deportivos», termina diciendo.