¿Cuándo se inició en el deporte?

En mi familia casi todos somos deportistas, sobre todo mi madre, y he mamado desde chiquitito este ambiente. Me dediqué durante mucho tiempo al mundo de la apnea, pesca submarina y buceo, que es mi pasión.

¿Y a correr, cuándo le dio por eso?

Empecé en Cartagena, cuando me destinaron hace solo cuatro años. Aquí fue donde nació mi pasión.

¿Es que no hay agua suficiente en Cartagena para bucear que le dio por surcar los montes?

Hombre, sí que hay, pero como me dedico a bucear profesionalmente, pues me dio por eso. Pero también he competido en ironman, alpinismo, escalada, full contact, halterofilia... Pero lo que más en serio me he tomado ha sido las carreras por montaña.

¿Qué ha encontrado en esta modalidad deportiva?

Que en cada carrera aprendes algo nuevo, que pones tu cuerpo al límite y te vas conociendo. Muchas veces estás solo en la montaña y tienes que resolverlo solo un problema porque no tienes a quien recurrir. Es una guerra cada paso que das, te vas superando y te engancha. Al final consigues tu sueño, que es llegar a la meta.

Pero una cosa es correr y otra es lo que hace usted.

Cierto, yo es que debuté en una carrera de 100 kilómetros sin hacer ninguna progresión. La segunda fueron 150, la tercera 214 y ahí fue cuando empecé a tomarlo en serio. Mi primer año de corredor de montaña hice diez ultras, que es algo que no hace ningún profesional. En el segundo hice las quince más duras de Europa y porque no me pagan las inscripciones, que si no estaría todos los fines de semana corriendo.

Pero recuperarse de una ultra lleva tiempo.

Esa es la suerte que tengo yo, que me recupero muy bien. A mí me hicieron el primer estudio científico de carreras por montaña en el Campeonato de España, que arrojó como resultado que yo me iba recuperando durante la prueba, es decir, que no era como el resto de corredores, por estoy soy bueno en distancias muy largas. Por ejemplo, a los 20 o 30 kilómetros yo voy mal, pero cuando paso de los 100 voy como un cohete.

Vamos, pero eso no es lo normal.

Te pongo un ejemplo. El año pasado hice una ultra en Madrid de 178 kilómetros, al siguiente fin de semana fui a otra a Huesca de 110 que la cogí de entrenamiento, y al tercer fin de semana me fui a Valencia a una de 170, y en las tres estuvo en el ´top 10´. Acabo una carrera y al día siguiente estoy trabajando como si no hubiera hecho nada.

¿Pero qué genera su organismo?

No lo sé, en el estudio no me explicaron nada de eso, solo que entre todos los corredores yo me recupero antes y que el físico que tengo no es muy común.

Vamos, que se recupera antes de una carrera de 100 kilómetros que de otra de 20.

Sí, así es. Pero es que en las de 20 yo voy mal, fatal, superincomodo. Por ejemplo, la Goldsteig Race de Alemania, de 661 kilómetros, yo fui mal por los pies, porque me los destrocé, pero físicamente terminé bien.

¿Y en qué condiciones corrieron en Alemania?

Corríamos por orientación y la organización no ponía avituallamiento ni nada, solo puntos de control en los que había hoteles, pero ninguno los cogíamos. Yo me pegué 75 kilómetros sin comer y sin beber e iba como un cohete.

¿Cuánto peso perdió?

Habitualmente peso 78 kilos y perdí casi 9.

Pero esto es inhumano.

Hombre, esta carrera sí porque fuerzas mucho la máquina, pero en otra normal, si haces bien la alimentación, lo lógico es que pierdas solo un kilo.

¿Cuánto tiempo durmió?

Cuatro horas en un hotel y estuve corriendo 183.

¿Pero esto no le pasará factura en el futuro?

A mí no me han dicho que me vaya a afectar porque tienen que hacerte un estudio genético, pero hay estudios que dicen que es malo hacer más de tres carreras de este tipo al año. Ahora es cuando más se está investigando porque las carreras por montaña han adquirido auge desde hace solo cinco años. En Alemania conocí a un tío de 78 años que llevaba toda la vida corriendo y en mayo había hecho una de 1.300 kilómetros. Por tanto, hay de todo.

¿Y por qué está de moda, porque la gente tiene ahora mucho tiempo libre?

Pues porque correr por asfalto es algo muy común y hay más oferta de carreras. Las marcas han visto el filón y están apostando más. De hecho, a mí me ayudan varias, como Cébé y Powerbar.

¿Qué cosas le quedan por hacer después de correr la Goldsteig de Alemania?

Muchas porque me han aceptado en el libro Guinness y quiero convertirme en el primer corredor que hace más de cien ultras. Llevo casi la mitad, pero si me pagaran las inscripciones, en nada lo completaría. El próximo reto es una en Inglaterra de 450 kilómetros que se hace en pleno invierno, y si lograra reunir más dinero, me gustaría ir a Canadá a 569 millas por el desierto. Además, recaudo dinero para niños con cáncer, ya que ayudo a la Fundación Aladina y a la Federación Española.

¿Cuánto se ha gastado este año?

No lo sé, pero alrededor de 6.000 euros. Unas zapatillas de 120 euros las fundes en una carrera, la ropa es muy cara y las inscripciones también.

¿Y contra quién compite?

La persona que me inició en las carreras me dijo que disfrutara y buscara siempre mi sueño, que subirme al podio vendría con el tiempo. Lo mejor es no estresarse porque en la montaña surgen siempre inconvenientes.

Y como buceador, ¿dónde ha estado?

El sitio más espectacular fue Sudáfrica, donde buceé entre tiburones blancos, pero gracias a mi trabajo he estado en todo el mundo.

¿Islas Hormigas es tan bonito como dicen?

La gente me va a matar, pero es que no he buceado en Islas Hormigas. Solo buceo en la bahía de Cartagena, que es donde trabajo, pero a La Manga no he ido nunca.