Es un secreto a voces que el Real Murcia hace aguas en defensa y que sus problemas más graves se encuentran en esa línea, pero lo cierto es que el conjunto grana tampoco ha dado con la tecla en la sala de máquinas. El equipo murciano no ha conseguido imponer su ritmo de juego, salvo a ráfagas, en ninguna de las ocho primeras jornadas de liga y lo que parecía un motor a la altura de los mejores para luchar por el campeonato se ha quedado en una unidad de potencia con más averías que la de un McLaren Honda.

Fran Carnicer y Fernando Llorente llegaron a la Nueva Condomina como las 'guindas' de un centro del campo en el que ya se encontraban Armando y David Sánchez, los únicos jugadores del pasado curso que se mantuvieron en la plantilla junto a Víctor Curto y Elady, pero a día de hoy ninguno ha encontrado la manera de hacerse con su hueco en el once. Y eso que ambos aterrizaron con la vitola de jugadores ofensivos con buena visión de juego y con capacidad de pegada desde la segunda línea. Sin embargo, durante estos casi dos meses de competición liguera en los que el Murcia ha dejado más sombras que luces, han pasado prácticamente de puntillas.

Carnicer, lastrado también por varias molestias físicas, mostró algunos destellos en los seis encuentros que ha disputado en Segunda B con la elástica grana. Pero también ha sembrado varias dudas. El entrenador Víctor Basadre, quien se encuentra al mando del banquillo murcianista de forma efímera mientras que Deseado Flores, el director deportivo, se decanta por el sustituto de Manolo Sanlúcar, le dejó fuera de la convocatoria de la sonrojante derrota ante el filial del Córdoba y sus intermitentes apariciones en las alineaciones han sido similares a sus chispazos con el balón sobre el terreno de juego.

Quien sí saltó de inicio al Nuevo Arcángel fue Fernando Llorente. El centrocampista llegó este verano en medio de una gran expectación desde el FC Cartagena, pero lo cierto es que, de momento, ha dejado más interrogantes que en la noche previa a la de su presentación en Nueva Condomina, a la que algunos acudieron sin conocer el nombre del jugador que iba a hablar ante los medios. El segoviano, que fue el soporte del conjunto albinegro con siete goles en la segunda vuelta tras su llegada en el mercado invernal, no disputaba un partido en liga con el Murcia desde la segunda jornada y en sus apariciones se le ha visto superado por las diversas situaciones que se han dado durante los encuentros. Ante el Córdoba B el equipo estuvo por momentos partido y tanto Llorente como el canterano Juanma Bravo se quedaron en tierra de nadie con cuatro futbolistas por delante y otros tantos a sus espaldas.

El esquema de las últimas jornadas ha sido incapaz de resaltar las virtudes de los centrocampista de la plantilla, con lagunas importantes en defensa y cegado por la pegada de sus hombres de arriba. Aunque Víctor Basadre optó por mantenerlo para su estreno a los mandos del equipo murciano. Y es que el Murcia fue confeccionado en verano para una idea que en un mes y medio ya no existe. El 'overbooking' de jugadores de banda y el protagonismo otorgado para ello por el anterior entrenador ha provocado que los mediocentros, ya sean de corte defensivo o más jugones, se conviertan en meros espectadores de una autovía en la que circulan por el carril central 'perdidos' con el balón en sus pies y sobrepasados en defensa.

La apuesta por los dos delanteros que Sanlúcar llevó a cabo al poco de su estancia en Nueva Condomina se mantuvo por el nuevo inquilino en el banquillo en su primer encuentro a los mandos de los granas en Segunda B y el papel de jugadores que han de estar en permanente contacto con balón se ha quedado relegado a un segundo o tercer plano.

Lo que esta claro es que la resurrección del centro del campo será otra de las misiones que tendrá que llevar a cabo, junto con una ostensible mejoría en la parcela defensiva, el entrenador que se haga cargo del conjunto grana tras el encuentro del domingo, a las 17.00 horas, ante el Marbella.