Víctor Basadre inició ayer la que va a ser sin ninguna duda la gran oportunidad de su vida como entrenador al tomar las riendas de un Real Murcia que ha arrancado la Liga con malos resultados y peores sensaciones, situación que tras siete jornadas ha sido suficiente para que los dirigentes granas hayan prescindido de Manolo Sanlúcar para darle la alternativa al entrenador que llegó, en principio para dirigir al Imperial, en Tercera División. Al margen de una charla más larga de lo habitual en la que el preparador gallego realizó las pertinentes presentaciones y en la que trazó cuál es, en líneas generales, su plan a seguir para volver a la senda del triunfo, el lucense dirigió una sesión dividida entre una parte física y otra táctica en la que entró el juego el balón desde el primer día.

El hecho de que el próximo partido de los granas sea el lunes en el campo del filial del Córdoba le permite a Víctor Basadre tener un día más por delante para preparar un partido que es el primer examen para un entrenador que, si completa tres partidos dirigiendo al primer equipo, no podrá regresar al filial en caso de ser relevado. Por lo tanto, las ganas de Basadre con la oportunidad que le brinda su amigo Deseado Flores, el director deportivo del club, van unidas a que el entrenador gallego tiene que firmar una reacción inmediata para que su jefe pare de llamar a agencias de representación preguntando en todas lo mismo, qué entrenadores tienen en cartera.

La gran cualidad de los equipos de Basadre es que presentan una fortaleza defensiva que tendrá que trabajar en exceso tras su llegada a la primera plantilla murcianista, ya que si el equipo de Sanlúcar ha pagado caro el precio en algunos partidos ha sido por las numerosas imprecisiones y fallos de una defensa que, comparada con la del curso anterior, está decepcionando a los aficionados.

Que la jornada de trabajo estuviera acompañada de cierta seriedad también era algo lógico, ya que aunque Basadre ha visto jugar al equipo y conoce la plantilla a la perfección, algunos jugadores que no han terminado de contar con la plena confianza del cuerpo técnico anterior saben que es ahora o nunca, ya que la llegada de un nuevo inquilino al banquillo siempre trae oportunidades a los que menos minutos tienen en sus botas.

Pero no será realmente hasta el lunes cuándo se puedan ver sobre el campo las intenciones de un entrenador al que también le gusta el fútbol ofensivo a través de los extremos, algo que debe funcionarle en el Murcia al contar con muchos futbolistas que pueden actuar en esta demarcación. Si le va a dar continuidad o no al trabajo que ha realizado desde la pretemporada Manolo Sanlúcar parece complicado, ya que el gaditano se ha ido sin conseguir dar con la tecla y no ha podido repetir alineación en sus siete partidos de Liga al frente del equipo, una muestra también de que el ya extécnico grana no terminó de encontrar un once que le inspirara las máximas garantías.

Desde el Murcia se han encargado de dejar claro que el puesto que ocupa Víctor Basadre desde ayer por la mañana es de forma «interina», pero algunos directivos han deslizado entre sus círculos más íntimos que la idea de la secretaría técnica es que con el relevo en el banquillo llegue una reacción del equipo que no tiene necesariamente que terminar con nadie sustituyendo a Basadre. Sin embargo, si la situación sigue enquistada con una plantilla confeccionada a golpe de talonario y con cambio de entrenador incluido, el puesto del técnico gallego sí podría estar en peligro.

Por otra parte Víctor Curto, delantero del Real Murcia, intervino ayer en rueda de prensa tras el primer día con Basadre al frente para explicar, entre otras cosas que «para nadie es agradable lo que ha pasado porque quiere decir que las cosas no han ido bien, cada uno tenemos que hacer autocrítica individualmente». «Pero también hay que mirar hacia adelante y no lamentarse», concluyó.