Manolo Sanlúcar, que ayer fue destituido como entrenador del Real Murcia a través de un comunicado oficial, se despidió ayer por la tarde deseando a la afición grana que al final de temporada puedan celebrar el ascenso a Segunda División, aunque también aprovechó la nota que publicó en su cuenta de Twitter para dar su versión de los hechos y cargar contra la decisión de un consejo de administración que después de ficharle en junio apenas le ha permitido entrenar al equipo durante siete jornadas.

El entrenador andaluz explicó que «asumo toda la responsabilidad de la situación del equipo», aunque dejó claro que su destitución «es injusta y una falta de respeto de la gente que no es de fútbol en el club». Aunque no nombra a nadie, el mensaje parece destinado a Deseado Flores, director deportivo de la entidad que le ha dado la espalda a las primeras de cambio, pese a que fue su gran valedor en el mes de junio cuando empezó a diseñarse el proyecto de esta temporada.

El entrenador gaditano considera que no se le ha dejado «desarrollar mi trabajo». «Solo he podido entrenar siete jornadas, cuando todavía quedan treinta y una por disputar», añadió. Además, defendió «que se ha conseguido el objetivo de estar en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Barça, un partido que reportará un buen beneficio económico al club».

Y no se terminaron en este punto las críticas del ya extécnico murcianista, quien también mandó un mensaje muy claro al palco: «Me queda claro que la afición puede pitar al entrenador, puede pitar a los jugadores, y no pasa nada, pero si se vuelve para el palco se destituye al entrenador aunque solo llevemos siete jornadas».

Este apartado de Sanlúcar fue el que más comentarios suscitó en las redes sociales por los seguidores granas, unos defendiéndolo y otros criticándolo, pero la realidad de lo que dice Sanlúcar es innegable, ya que el pasado domingo ante el Mérida, al margen del 'Sanlúcar vete ya', Raúl Moro se llevó su primer chaparrón como presidente del Real Murcia después de prometer en verano un equipo campeón para ascender que ahora mismo está a dos puntos de los puestos de descenso, por lo que todos los silbidos del domingo no fueron dedicados exclusivamente a Sanlúcar, ya que los jugadores y la directiva también puede sentirse parte de ese malestar por no cumplir lo prometido.

Por último, el entrenador gaditano deseó lo mejor a la afición, a la que calificó de «Primera División». El partido ante el Mérida era una final para el preparador andaluz y, a pesar de la mala imagen, el hecho de empatar en casa fue clave para que los dirigentes se hayan puesto nerviosos y decidieran despedirlo tras muchas dudas.