Llegaron los play-offs y, por fin, después de varias semanas en las que la angustia se trasladaba al terreno de juego, el Cartagena ofreció una buena imágen y mereció llevarse un mejor resultado para el partido de vuelta en El Collao. Pese a un inicio titubeante, los albinegros reaccionaron y tuvieron, fundamentalmente en las botas de Arturo, oportunidades de sobra para conseguir algún gol que dejara más encarada la eliminatoria.

En el once inicial, Monteagudo apostaba por una zaga formada por tres centrales: Ceballos, Gonzalo Verdú y Míchel Zabaco. A los cuatro minutos, el Alcoyano tuvo que realizar la primera sustitución la lesión de Tomás Ruso. Acto seguido, llegó la avalancha de ocasiones de los visitantes, que presionaban arriba y creaban mucho peligro en los balones aéreos. Limones sacó una mano espectacular para desviar un cabezazo de Maurin. Luego Jony perdonó cuando estaba solo en el área pequeña, pero ejecutó una volea que salió alta.

Con el paso de los minutos, el Alcoyano replegó líneas y permitió que los albinegros tomaran aire en el encuentro. El balón era casi en exclusiva para el conjunto local, con posesiones larguísimas que por momentos desesperaban a la grada. Sin embargo, al final se tradujeron en ocasiones. Arturo, sin duda el mejor de su equipo en el primer acto, le ganó la partida a su defensor y disparó al palo corto, pero el esférico se estrelló en la madera. El propio delantero cartagenero fue objeto de un penalti clarísimo por un agarrón que el colegiado no señaló. De nuevo Arturo, con un cabezazo desde la frontal del área chica en el que no giró bien el cuello hizo temblar a la masa de aficionados visitantes que se desplazaron a la ciudad portuaria.

La cara que ofrecía el Cartagena era bien distinta a la de las últimas jornadas. Se veía un equipo suelto, que a pesar de las bajas, encerraba al rival en su propia área. Sin embargo, la mala suerte se cebaba con los cartageneristas. El mejor ejemplo fue una ocasión que tuvo Quique Rivero, que disparó solo en el punto de penalti pero el esférico rebotó en su compañero, Isi Ros.

En los minutos finales, los albinegros mantuvieron el mando del partido, pero los momentos de mayor acoso ya habían pasado. Se veía un fútbol de mucha intensidad, pero las ideas eran nulas. Incluso el Alcoyano tuvo sus opciones y se acercó varias veces a la portería de Limones. Así se llegó a un final de un partido cuyo desenlace tendrá lugar la semana que viene en Alcoy.