A falta de un genio de la lámpara como el que concedía deseos a Aladdín, los ciudadanos de a pie tenemos que conformarnos con cosas más simples que nos ayuden a resolver los problemas del día a día. Los que posean un iPhone solo tienen que pulsar el botón del centro para contar con su propio genio, aunque, a diferencia de la película de Disney, el personaje que aparecerá, o mejor, la voz que sonará, es femenino y tiene el nombre de Siri. Ella tan amable, te dirá que qué necesitas, y cualquiera de ustedes, con una simple pregunta, obtendrán una respuesta segura. Desconozco si en el Real Murcia recurren habitualmente al asistente personal del teléfono de la marca de la manzana, pero ayer Vicente Mir se vio obligado a frotar la lámpara, por no decir apretar el ´botón del pánico´, para reconducir un partido en el que el descendido La Roda estaba dominando al Murcia como un domador maneja a un león como si fuese un gato. Y, ante la petición del técnico del Real Murcia, no apareció el genio de Aladdín ni la siempre fiel Siri, sino que quien surgió como un ciclón para rescatar a un Murcia superado pese a jugar ´en casa´ fue Armando, el más leal de los soldados murcianistas.

Corría el minuto 57 y el conjunto grana solo tenía miedo. Ni su cabeza ni sus piernas habían sido capaces de adaptarse a las necesidades, posiblemente sorprendidos por la pasión con la que los futbolistas de La Roda iban a por cada balón, aunque también afectados por su falta de fútbol -en el manual de Mir esa palabra no existe-.

Todo era negativo, hasta el punto de que en el minuto 38 el técnico valenciano decidía sacar del campo a Roberto Alarcón para dar entrada a Elady, pero cuando menos se esperaba, cuando el balón no estaba ni el área, cuando los depredadores acumulaban fuera de juego tras fuera de juego, Armando demostró que la frialdad puede ser la mejor de las virtudes cuando, pese a estar escorado a la izquierda, miró a la escuadra derecha de la meta defendida por Franco y allí mandó el esférico, que durante su recorrido fue dejando una estela propia de las estrellas fugaces, que, posiblemente, muchos aficionados aprovecharon para seguir pidiendo sus deseos de ascenso.

Con un solo golpe de genio, el Real Murcia pasó de dominado a dominante, haciendo olvidar de un plumazo su decepcionante primera parte, en la que, pese a la necesidad de ganar y a la superioridad frente a un equipo descendido, solo fueron capaces de generar una ocasión de gol. En una falta sacada por David Sánchez, ni Josema, que se encontró con un imperial Franco, ni Rayco fueron capaces de abrir el marcador y templar los nervios.

El primero en sentir que las cosas no estaban funcionando fue Vicente Mir. El valenciano, como el que no tiene la conciencia tranquila, posiblemente porque toda la semana había dudado en si apostar por Alarcón o Elady, solo tardó 38 minutos en dar un golpe sobre la mesa. Para sorpresa de todos, el extremo murciano, sin ninguna molestia física y pese a que su aportación había sido más o menos similar a la de un Rayco al que parece que está prohibido sacarle del once, tomaba el túnel de vestuarios para dejar su sitio al atacante segureño.

«Buscaba velocidad», explicaba el preparador grana en la posterior rueda de prensa. Y no le pudieron salir mejor las cosas a los murcianistas. No ya por la entrada de Elady, sino por las circunstancias que fueron transcurriendo nada más volver del vestuario. Porque al maravilloso gol de Armando se unieron distintos regalos. El primero, la decisión de Pato de sustituir a Uxio, que había dado solidez en la primera parte a la zaga rodeña, para apostar por un Alcántara, que, viendo sus imprecisiones nada más pisar el césped, se mostró como un gran murciano de Cabezo de Torres (46´). El segundo, que llegó poco después del 0-1, fue la expulsión de Revert, un futbolista al que le apetecía tan poco jugar que en el minuto 12 ya había visto la primera amarilla y en el 61, la roja.

Al igual que la mezcla de masas de aire frío y de aire caliente pueden llegar a formar la tormenta perfecta, el Real Murcia pasó de jugar cuesta arriba, a hacerlo cuesta abajo, dándose un baño y masaje en la última media hora. Con los ´olés´ de su afición como música de fondo, los granas se lanzaron como los tiburones cuando huelen la sangre.

Y el gran privilegiado fue el hasta ahora inédito Elady Zorrilla. Si en el 57, Armando había mandado oxígeno a los pulmones murcianistas, y en el 61, Ervert instalaba la alfombra grana sobre el césped del Municipal de La Roda, en el 65, el ex del Mancha Real se estrenó como goleador grana al aprovechar un rechace de Franco a disparo de Josema. Pero no acababan ahí las buenas noticias. Solo un minuto después, Víctor Curto se sacaba un taconazo de la chistera para dibujar la mañana perfecta para un Elady que pasaba del banquillo a volver a casa con un doblete en la mochila.

Como si en vez de un partido de fútbol, sobre todo porque La Roda llevaba muchos minutos con la mente y el cuerpo en otro sitio, el Real Murcia estuviera disputando un concurso de goles, Diego Benito, el mago que Vicente Mir se permite prescindir más de lo debido, aprovechaba sus minutos para eliminar las pocas telarañas que ya quedaban en la portería rodeña después del gol de Armando.

Lo que empezó con dudas acabó con fiesta, algarabía que se alargó por la tarde cuando, gracias al pinchazo del FC Cartagena, el Murcia no solo se permitió ascender a la tercera plaza del play off, que desde ayer bien podría ser llamado Armandoff, sino que además, con el empate del Mérida, ya es una realidad independientemente de lo que pase la última jornada. Ahora solo falta saber en qué puesto.