Seguro que pocos apostaban hace unas semanas a que el FC Cartagena se iba a jugar entrar en la fase por el ascenso a Segunda División en la última jornada. Sobre todo porque este equipo navegaba en la felicidad de la primera posición con un fútbol alegre que daba caché a la categoría y engordaba el ego de los aficionados. La imagen que ofrecía ayer en la Línea de la Concepción era, unas jornadas más tarde, la de un equipo desangelado, sin espíritu, miedoso, inseguro y atenazado por unos resultados que le han hecho caer de la primera posición en la jornada trigésimo tercera a la cuarta en la trigésimo séptima, a un tris de quedarse fuera del play off de ascenso, situación en la que se ha permanecido desde el comienzo de la temporada.

El FC Cartagena, o más bien su entrenador, apeló al espíritu combativo que tuvo en otros momentos, al acierto del que gozó en otras circunstancias y a la ambición que hace tiempo que no se le ve, para ganar en la Línea de la Concepción y asegurarse como mínimo la segunda posición.

Pero ni una cosa ni otra. El conjunto cartagenerista se ha metido en un lío el solito, sin nadie que le ayude; más bien todo lo contrario. El equipo albinegro está inerte a pesar de que el Lorca haya dado en los dos últimos meses una facilidad tras otra para haberle echado el guante y superado con solvencia.

El Recreativo, que ha salvado la categoría la penúltima jornada, se convierte ahora en la única tabla de salvación esta temporada que tan feliz se prometía para todos en la primera parte de la misma. El FC Cartagena, con 24 puntos sumados tan sólo en la segunda vuelta, naufraga una jornada sí y otra también. Si mal está en ataque, donde sus delanteros no anotan ni por casualidad, peor anda ahora en defensa, con unas estadísticas que muestran su inestabilidad y sus miedos. Ocho goles recibidos en cuatro jornadas, cinco de ellos lejos de casa, son datos más que preocupantes, que hacen sembrar demasiadas dudas a los aficionados cartageneros.

Solo la salida de Cristo Martín de inicio varió el once que Monteagudo alineó si lo comparamos con la semana anterior. La mala suerte es que el jugador canario se tuvo que retirar lesionado antes de que finalizara la primera parte, por lo que su participación fue menor y escasa si la valoramos en cuanto a rendimiento se refiere.

De esta manera el entrenador tuvo que apostar por Artiles para ocupar su vacante, por lo que el equipo fue el mismo, esta vez sí, que el que empató ante el Jumilla.

El Linense sabía de la necesidad del Cartagena por anotar y mandar en el partido, por lo que no le contradijo, pero sí que aprovechó sus carencias defensivas para tratar de cogerlo a la contra cada vez que los albinegros desperdiciaban alguna oportunidad en ataque.

El bloque entrenado por Monteagudo contó con el hándicap de un gol encajado a las primeras de cambio, cuando Zamorano filtró un pase sin apenas oposición en defensa, dejando a Stoichkov en clara ventaja sobre el lateral Óscar Ramírez. El atacante de la Balona encaró desde el costado y de disparo raso y cruzado hizo el 1-0 con una pasmosa facilidad, la que le dio una defensa cartagenerista que andaba aún en la inopia.

El marcador en contra facilitó aún más las cosas a un oponente que entonces vio cómo el FC Cartagena precipitaba sus aproximaciones, con centros laterales que eran perfectamente defendidos por los centrales. El centro del campo del equipo albinegro no tenía el balón y solo el empuje de un entonado Isi Ros ponía al Cartagena cerca del área local.

Un disparo del murciano en el minuto 13, mal y a las manos del guardameta, fue la mejor ocasión de los albinegros en la primera parte, mientras que el Linense ponía siempre peligro en el área de Marcos cuando apretaba el acelerador a la contra. Zamorano tuvo su oportunidad en el minuto 23 con un disparo demasiado cruzado tras un buen driblaje desde la izquierda.

Isi Ros lo intentó a continuación, minuto 29, con un chut desde fuera del área que se iba alto.

A once minutos para que finalizara el primer tiempo fue el exalbinegro Gato el que tuvo el 2-0 en sus botas. Una acción por la izquierda con pase atrás lo recogía el jugador de la Balona y solo, sin oponente, remataba a portería, pero Marcos, que aguantó bien al delantero, pudo despejar el esférico cuando parecía que el 2-0 subiría al electrónico.

Si no tenía suficiente el Cartagena con los problemas en defensa y un atasco monumental en ataque, solo le faltaba que uno de sus jugadores franquicia esta temporada, Cristo Martín, se tuviera que marchar del campo lesionado.

En la segunda parte Gato no tardó más de dos minutos en aprovechar su punta de velocidad y una mala transición del FC Cartagena para arrancarse con una galopada en la que superaba a Zabaco para hacer el 2-0 y agrandar aún más el socavón en el que se había metido el conjunto de Monteagudo casi desde el comienzo.

Poco o nada supo hacer ya este Cartagena antes bravucón y ahora sumiso y dócil ante un oponente que jugó como si fuera infinitamente superior a su rival. A los albinegros les vinieron encima todos los fantasmas de las últimas jornadas y no dieron más de sí, a pesar de que el entrenador puso toda la artillería sobre el césped del Municipal de La Línea.

No podía resultar más fácil para los centrales locales que atajar cada centro desde la banda o cada pase interior, porque los delanteros del equipo albinegro ni estaban ni se les esperaba ya.

El equipo había caído ya en una profunda depresión y resultará muy complicado que cuando salga del diván en el que debe entrar esta semana, encuentre las energías suficientes para que las piernas no le tiemblen en casa y ante su afición.

La del domingo ante el Recreativo de Huelva será la madre de todas las batallas para este equipo esta temporada.Hay que recordar que a este Cartagena no se le suelen dar demasiado bien las cosas cuando se tiene que jugarse lo más importante de una temporada en casa.

Le vale con un empate para clasificarse ante el conjunto onubense, que nada se juega ya. Pero ni con esas puede estar esta sufridora afición albinegra tranquila con un equipo que regala sobresaltos a todo aquel que se los compre. Eso sí, empeño pone para dar emoción.